Si la guerra contra el terrorismo se parece cada vez más a la guerra fría, la nueva propuesta presupuestal de ayuda al exterior del presidente estadounidense George W. Bush confirma esa impresión.
La ayuda militar y de seguridad constituiría casi un tercio de todo el presupuesto de ayuda al extranjero solicitado por Bush para el año 2005. La proporción es casi la misma que en el auge de la guerra fría, en la década de 1980.
El presidente solicitó al Congreso que aumente en más de 1.000 millones de dólares los fondos de asistencia militar y de seguridad, en especial para países que están en la línea de frente en la llamada guerra contra el terrorismo, lanzada por Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Al mismo tiempo, Bush pidió incrementar el presupuesto para sus dos iniciativas claves contra la pobreza, la llamada Cuenta del Desafío del Milenio y el plan contra el sida en Africa y el Caribe, aunque propuso recortar los fondos para otros proyectos humanitarios y de desarrollo.
Si la propuesta fuera aprobada, los créditos para que ejércitos extranjeros compraran armas y equipos militares estadounidenses aumentarían en 700 millones de dólares a casi 5.000 millones de dólares, la mayor cifra en más de una década.
Aun incluyendo los créditos militares, la propuesta total de ayuda al extranjero, incluida en un plan presupuestal récord de 2,4 billones (millones de millones) de dólares, representa apenas cinco por ciento de la cantidad que Bush solicitó para el Departamento de Defensa (Pentágono) el año próximo.
Según el plan presidencial, el gasto militar estadounidense, que ya constituye cerca de la mitad del total mundial, aumentaría siete por ciento a 402.000 millones de dólares en el año fiscal 2005, que comenzará el próximo 1 de octubre.
La cifra no incluye 50.000 millones de dólares adicionales que el gobierno solicitará más adelante este año para financiar operaciones en Iraq y Afganistán.
Pero es improbable que Bush obtenga todo lo que pide, reconocieron incluso miembros del gobernante Partido Republicano, dado que se prevé un déficit presupuestal récord como resultado de los recortes fiscales y los aumentos del gasto militar.
El déficit proyectado para el año fiscal 2004 es de 521.000 millones de dólares, una cifra que hace parecer un tacaño al liberal Ronald Reagan (1981-1989).
Tan grande es el déficit -y la deuda acumulada- que incluso el Fondo Monetario Internacional, normalmente deferente hacia Estados Unidos, su principal accionista, advirtió que este país se está aproximando a una crisis fiscal que amenaza la estabilidad financiera mundial.
Para acomodar los grandes incrementos en defensa y seguridad interna, el plan presupuestal de Bush propone recortes significativos en la agricultura, el transporte y la protección ambiental, entre otros asuntos no relacionados con la seguridad.
El plan del presidente representa un incremento en el presupuesto de ayuda al exterior sobre el nivel del año fiscal 2004, pero gran parte de los fondos adicionales se explican por un mayor gasto en seguridad para embajadas y personal estadounidenses en el extranjero.
Como en años anteriores, Israel y Egipto serían los mayores receptores bilaterales de los fondos, que sumarían casi 5.000 millones de dólares entre ambos. De los 3.000 millones de dólares solicitados para Israel, la mayor parte es para créditos militares.
Pero otros países, en particular aquellos considerados clave en la guerra contra el terrorismo (como Turquía, Jordania, Pakistán, Indonesia y Filipinas), también recibirán más créditos y ayuda, en parte del Fondo de Apoyo Económico.
El Fondo de Apoyo Económico es una categoría de asistencia a la seguridad utilizada en la guerra fría para respaldar a aliados geopolíticos. Aunque en los años 90 disminuyó abruptamente, este año aumentaría 20 por ciento o unos 400 millones de dólares sobre el año anterior, al pasar a 2.500 millones de dólares, si la propuesta de Bush es aceptada.
