AMERICA LATINA: Educar para integrar y viceversa

La integración de América Latina, además de impulsar el desarrollo sostenible, es vital para que niños y adolescentes reciban una formación que les permita afrontar los desafíos de la vida, dijo a IPS Abigail Castro de Pérez, ex ministra de Educación de El Salvador.

La educadora es directora regional para América Central de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), organismo intergubernamental creado en 1949 e integrado por todos los países de habla española y portuguesa de América y Europa, más Guinea Ecuatorial.

La OEI, regida por los ministros de Educación de los países miembros, tiene su secretaría general en Madrid, a cargo del argentino Francisco José Piñón, y oficinas regionales en Buenos Aires, Bogotá, Lima, México y San Salvador. Gestiona programas de alfabetización, ciencia y técnica, formación profesional, integración y emprendurismo (desarrollo de pequeñas y medianas empresas), entre otros.

Los programas de alfabetización y educación básica de adultos fueron aprobados en la Segunda Cumbre Iberoamericana, realizada en Madrid en 1992, y los primeros se desarrollaron en El Salvador, República Dominicana, Honduras, Nicaragua y Paraguay. En julio de 2003 se inició uno en Perú, y existe un proyecto para comenzar otro en Colombia.

Una vez desarrollados, esos programas han sido transferidos a los gobiernos, para su continuidad. En El Salvador fueron alfabetizadas 450.000 personas, en Nicaragua más de medio millón, y en Honduras 380.000, señaló Castro de Pérez, quien añadió que ya se aprobaron el presupuesto y el programa para alfabetizar a otro medio millón en Nicaragua.

La OEI, junto con los gobiernos de la región centroamericana, se concentra ahora en tareas de alfabetización y educación formal y no formal en el área rural, a efectos de habilitar para el trabajo. También trabaja junto con madres de escasos recursos, para que mejoren las pautas de crianza de sus hijos con el programa ”Tomamimano”, indicó.

”Asimismo ponemos énfasis en el fomento a la lectura, que comenzó en El Salvador tras el terremoto del 2001, cuando lanzamos 'Rotacaja de lectura', para cuidar la salud mental de niños y adolescentes, y que ahora estamos impulsando en toda Centroamérica”, explicó la educadora.

Otro programa desarrollado en toda la región es el de ”emprendurismo productivo para jóvenes del sector rural, donde se nota el crecimiento de pequeñas empresas y un desánimo de la violencia”, apuntó.

Las catástrofes, además de causar muertes y daños materiales, provocan traumas psicológicos y depresión en los sobrevivientes y en especial en los niños. La OEI tomó la iniciativa en esa materia tras el terremoto de El Salvador en 2001, y logró ”que las universidades introdujeran el tema de la salud mental dentro de los programas de todas las carreras, sean éstas científicas o humanistas”, concluyó Castro de Pérez.

Un tema de actualidad en América Latina y que la OEI encara desde el punto de vista educativo es la corrupción, contra la cual impulsa la formación ética y para la función pública en toda su área de actuación.

”Impulsamos la educación en valores y estamos preparando una campaña que incluirá un seminario en Lima, con talleres sobre ética y la función pública”, informó a IPS José Ignacio López Soria, director de la oficina de esa organización en el Perú.

En su país, agregó, otro problema grave es la excesiva centralización, que también se sufre en la educación. Hizo presente que Lima, con un tercio de la población de Perú, concentra 80 por ciento de las inversiones. Por ello, en torno al proyecto de ley de descentralización que se discute en la actualidad, la OEI lanzó iniciativas sobre la gestión educativa.

Así, ”apoyados por la Comunidad Autónoma de Madrid, comenzamos a desarrollar en una zona del Cusco (al sudeste de Perú) una experiencia descentralizadora, que esperamos pueda ser el paradigma de la capacitación de los órganos intermedios para educar”.

Ese programa, ”Empoderar para desburocratizar”, se desarrollará en dos de las tres provincias cusqueñas, con asistencia de educadores de las demás, en quechua y castellano, con el objetivo de ”hacer más poderosas a las regiones desde las escuelas y contribuir a democratizar el país por la base”.

La OEI, con más de medio siglo de existencia, operaba fundamentalmente desde su sede central en Madrid y casi todos sus fondos eran provistos por España. En los últimos años abrió sedes nacionales y regionales por toda América Latina y recibe aportaciones presupuestarias de gobiernos y organismos gubernamentales y no gubernamentales de esa región.

López Soria calificó de ”muy importante” el haber logrado unir en proyectos concretos, junto a la OEI, al Fondo de las Naciones Unidas para La Infancia, a la organización no gubernamental internacional Save the Children (Salven a los Niños) y otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

Con referencia a los procesos de integración, señaló que el principal problema al que presta atención la OEI es el de la homologación de títulos, para que quienes hayan estudiado en un país sin terminar su carrera puedan seguirla en otros, y si la han terminado puedan ejercer su profesión, también en otros.

En América Central, la OEI no sólo trabaja con los ministerios de Educación, sino también con las cancillerías, en la definición de políticas regionales, y es la única organización que trabaja regionalmente, con consejos de rectores de universidades, en programas de investigación en ciencia y tecnología a todos los niveles.

Además es uno de los tres miembros del ente asesor del Banco Mundial para definir estrategias de desarrollo en América Central.

López Soria recordó que Perú estaba muy atrasado en ciencia y técnica, y ”prácticamente no existía en materia de competitividad”, pero que en los últimos años avanzó y ya ”es una fortaleza en conocimientos tecnológicos”.

La OEI contribuyó a ese progreso con cursos y becas para ciencia y tecnología, pero ”todavía hay mucho que hacer si comparamos, por ejemplo, con Chile, que dedica quince veces más presupuesto a ese sector que el Perú”, lamentó.

Para fortalecer la integración se impulsan otras actividades, como proyectos en el Mercosur y la Comunidad Andina que buscan revertir el fracaso escolar, tomando como referencia las experiencias positivas, por lo que al programa lo denominan ”escuelas que hacen escuelas”.

Ese programa presta atención a la educación en diversos niveles, sin olvidar que la escuela media sigue siendo uno de los grandes problemas en cuanto a calidad, aunque en ella muchos directivos y docentes construyen modos singulares de abordar los problemas, con iniciativas originales, apuntó López Soria.

Por ello, ”impulsamos la recuperación de prácticas singulares que garanticen la inclusión de los jóvenes en una trayectoria educativa completa”, explicó.

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