ESTADOS UNIDOS: Mini-bombas nucleares, la nueva amenaza

El diseño en Estados Unidos de una nueva generación de armas nucleares de baja potencia, aprobado en el presupuesto de defensa para 2004, es injustificable política, técnica y militarmente, alegan críticos.

Las llamadas ”mini-bombas” nucleares tienen una potencia menor a cinco kilotones de TNT, un tercio del poder contenido en la bomba que Estados Unidos arrojó a la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945, a finales de la segunda guerra mundial.

”Si quienes hacen la guerra consideran que un arma nuclear es lo suficientemente 'pequeña' como para 'contener' los daños colaterales, es más probable que la usen, lo que se traduciría en un desastre ambiental y humanitario no visto desde la segunda guerra mundial”, dijo a Tierramérica el especialista Robert K. Musil.

”Por eso podemos decir que no existe tal cosa como mini-bombas nucleares”, argumentó Musil, director de la no gubernamental Physicians for Social Responsibility, PSR (Médicos por la Responsabilidad Social), ganadora del premio Nobel de la Paz 1985 por su labor contra las pruebas nucleares.

La investigación, diseño y estudio económico de las mini-bombas fueron aprobados en el presupuesto de defensa 2004, tras la derogación en mayo de 2003 por parte del Senado de la enmienda Spratt-Furse, promulgada diez años atrás para restringirlos.

El desarrollo de ingeniería, la producción y las pruebas siguen prohibidos.

Según expertos, la iniciativa de la Casa Blanca no viola el Tratado de no Proliferación Nuclear, el acuerdo internacional para eliminar las armas nucleares, ya que éste no prohíbe el desarrollo de nuevos tipos de armas.

Sin embargo, para Wolfgang K. H. Panofsky, ex director del Stanford Linear Accelerator Center en la estadounidense Universidad de Stanford, existe un considerable impacto negativo de carácter político de esta estrategia armamentista.

”Estados Unidos debe ser el líder en disminuir el énfasis en la dependencia de armas nucleares. Estas son las que proveen equidad entre estados relativamente débiles y estados fuertes y por tanto Estados Unidos tiene más que perder de una proliferación nuclear”, expresó a Tierramérica.

Los defensores de este armamento -una pequeña carga nuclear en la parte posterior de un misil- afirman que algunos objetivos militares sólo pueden ser destruidos con energía atómica

Entre las ventajas de las pequeñas cargas nucleares, sus impulsores señalan menores daños colaterales (léase muertos y heridos civiles y contaminación radioactiva), mejor control y costos de mantenimiento más bajos.

El Departamento (ministerio) de Defensa tiene interés específico en estudiar el uso de pequeñas bombas nucleares para destruir refugios subterráneos utilizados por potenciales enemigos para almacenar armas químicas y biológicas, consideradas las mayores amenazas del nuevo siglo.

Estas instalaciones estarían cubiertas por docenas o cientos de metros de roca sólida, concreto u otros materiales, que les permiten soportar ataques externos con armas convencionales.

N De acuerdo a un reporte presentado al Congreso legislativo, la Agencia de Inteligencia de Defensa cree que hay más de 1.400 objetivos subterráneos estratégicos en todo el mundo.

”Todas las armas nucleares en reserva ya han sido probadas con bajos niveles de kilotones”, consideró por su parte David Wright, codirector del Programa de Seguridad Global de la no gubernamental Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados).

A su juicio, hay dos motivos probables detrás de la iniciativa bélica estadounidense. ”Existe un fuerte deseo de los laboratorios de armas nucleares, como Lawrence Livermore National Laboratory y Los Alamos National Laboratory, de diseñar nuevos arsenales, de embarcarse en una nueva misión”, explicó a Tierramérica.

Además, afirma el físico Wright, el gobierno de George W. Bush cree que las armas nucleares que posee el país son demasiado grandes para ser utilizadas en el campo de batalla, lo que resta credibilidad a un ataque nuclear de Estados Unidos.

Según este argumento, un armamento menos potente tendría un efecto disuasorio mucho mayor en terroristas y países enemigos.

”Existe en el Congreso la creencia de que necesitamos estas armas para destruir arsenales químicos y biológicos enterrados bajo tierra. Sin embargo, estudios demuestran la incapacidad de las bombas pequeñas para destruir estos agentes en instalaciones subterráneas. Al contrario, ayudarían a su dispersión”, añadió Wright.

Una de las preocupaciones de los expertos es que las mini-bombas deben alcanzar un grado de penetración profundo en la tierra, suficiente para explotar, destruir su objetivo y sellar los escombros producidos en el punto de explosión.

Wright estima que un arma con un kilotón de potencia requiere adentrarse por lo menos 60 metros bajo tierra para que su explosión sea contenida. Pero con la tecnología con que se cuenta, de momento sólo tendría capacidad para penetrar 10 metros.

A una profundidad de 15 metros, una explosión de un kilotón derrumbaría viviendas ubicadas hasta un kilómetro de distancia, matando a la mayoría de sus habitantes, afirma un estudio de Physicians for Social Responsibility.

Los sobrevivientes absorberían entre cientos y miles de rems de radiación, dosis probadamente fatales. El rem es una unidad de medida utilizada para cuantificar los efectos biológicos de la radiación.

Un contacto aun limitado con la radiación puede afectar la habilidad del cerebro de regular la distribución de la sangre, disminuir la fertilidad e incrementar la incidencia de cáncer.

Además, los daños en el ADN pueden dar pie a mutaciones genéticas en la descendencia.

Para los sobrevivientes, la discriminación y la negación del derecho a la atención médica y al trabajo pueden forzarlos a mantener su experiencia en secreto, como sucedió con 280 mil japoneses que salvaron su vida en la hecatombe de Hiroshima en 1945.

Por ser un tema polémico, las próximas elecciones de noviembre en las que Bush aspira a obtener un nuevo mandato, podrían poner un paréntesis al asunto.

”A la administración Bush le interesa retomar las pruebas nucleares, pero no las promoverá hasta pasadas las elecciones”, vaticinó Wright.

* Publicado originalmente el 17 de enero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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