La comunidad estudiantil de Irán, considerada termómetro del sentir social, muestra gran apatía ante las elecciones del 20 de febrero en las que se renovarán los 290 integrantes del parlamento unicameral.
”Los últimos sondeos independientes sugieren que, en las elecciones parlamentarias, la participación popular en Teherán será de 38 por ciento, y en el plano nacional de 45 a 50 por ciento”, dijo el secretario general del reformista Partido de Participación Islámica, Mohammad Reza Jatami, hermano del presidente Mohammad Jatami.
Se debe garantizar que los comicios de febrero sean ”sanos, libres, legales y con una alta participación”, afirmó días atrás el líder espiritual supremo de Irán, el ayatolá Seyyed Alí Jamenei, mientras realizaba una gira por el país.
En las universidades, muchos estudiantes criticaron los discursos del ayatolá.
”¿Por qué no se postula él mismo como candidato y garantiza que haya una alta participación?”, ironizó Ahmad Husseini, de 21 años. Husseini estudia ingeniería minera en la Universidad de Amirkabir, y su opinión refleja la postura de la gran mayoría de estudiantes.
Cerca de 40 por ciento de los estudiantes consultados en una investigación realizada días atrás en esa misma universidad dijeron que no tenían intención de participar en los comicios para la Asamblea Consultiva Islámica (parlamento).
Jóvenes como Rouzbeh Riyazi, de 21 años, están desilusionados por la proscripción de varios candidatos reformistas por parte del Consejo de Guardianes de la Revolución Islámica, un órgano supervisor integrado por seis clérigos, llamados ”mujtahids”, y seis abogados civiles.
Los reformistas pasaron a estar muy bien representados en el parlamento a partir de las elecciones de 2002, pero el Consejo de Guardianes ha bloqueado todos los esfuerzos de los aliados de Jatami para aumentar su poder.
El Consejo tiene un papel controvertido en el proceso electoral, pues posee poder de ”supervisión aprobatoria”. El artículo 99 de la Constitución le concede derecho a vetar a los candidatos que quiera y hasta puede anular el resultado de una elección.
El gobierno de Jatami presentó un proyecto en agosto de 2002 para reducir la influencia del Consejo en los comicios, pero fue rechazado por el propio órgano, que además se encarga de dar la aprobación final a las leyes.
Esta situación provoca desazón en muchos iraníes, dentro y fuera de la comunidad estudiantil.
”Nadie puede estar seguro de que no se produzca una implosión en Irán. Los reformistas ocuparon la mayoría del parlamento hace cuatro años y fuimos testigos de grandes disturbios”, dijo a IPS Kamran Ahmadzadeh, un empresario constructor.
Sin embargo, Lila Zirvandi, una estudiante de medicina, considera que el voto es aún una herramienta para impedir una crisis política general, y por eso debe ser usada por todos.
Muchos iraníes también están decepcionados porque el movimiento reformista no ha cumplido con varias de sus promesas desde que Jatami fue electo por primera vez en 1997. El presidente volvió a ganar las elecciones de 2001.
La desilusión quedó en evidencia en la Universidad de Teherán días atrás, cuando recibió la visita del filósofo y conferencista Abdulkarim Soroush. Los estudiantes esperaban que el académico se refiriera a la situación del país, pero en cambio habló sobre poesía persa.
”Vinimos aquí para recibir alguna pista de lo que debemos hacer en las próximas semanas de cara a los comicios, pero Soroush dio un discurso sobre la virtud del silencio”, dijo Hassan Alami, un estudiante de leyes.
”Yo creo que los líderes de línea dura se verán obligados a flexibilizar algunas normas religiosas y adoptar políticas reformistas si ganan unas elecciones con escasa participación”, sostuvo Farid Moddaresi, un estudiante de periodismo de 22 años que estuvo en prisión por haber participado de protestas estudiantiles el año pasado.
El alarmante nivel de abstención de las últimas elecciones regionales de febrero de 2003 (de entre 90 y 85 por ciento), fue una clara señal de que la mayoría de los 72 millones de habitantes de este país están decepcionados con el sistema político.
”Sólo se acuerdan del pueblo en los días de votación. El pueblo es usado para los propósitos de los políticos. Estamos hartos de ser manipulados. Ya es suficiente.”, afirmó Taymor Qaragozlou, graduado en leyes.
”Creo que ni siquiera un cambio de régimen en Irán traerá algo bueno para las personas como yo, que tenemos que trabajar duro para vivir”, sostuvo su novia, Thamiyeh Hadavi, estudiante de la Universidad Allameh Tabatabaee.
De todas formas, el gobierno se esfuerza por estimular la confianza popular en el proceso electoral, y para eso introdujo un sistema de conteo de votos electrónico.
En los comicios parlamentarios de febrero de 2000, los resultados en varias partes del país no se anunciaron sino hasta varios meses después.
La demora socavó la confianza de los votantes en el proceso, y cuando los primeros resultados divulgados daban ganadores a los candidatos conservadores, estallaron varias protestas en Teherán.