El camarón de Brasil puede seguir los pasos del salmón chileno, un producto exitoso de la acuicultura que conquistó rápidamente el mercado externo y por lo cual sufrió la amenaza de barreras en Estados Unidos.
La producción camaronera brasileña viene creciendo a razón de más de 50 por ciento al año, al pasar de 3.600 toneladas en 1997 a 40.000 toneladas en 2003, con exportaciones que acompañaron esa carrera al alcanzar unos 258 millones de dólares el año pasado.
La meta es exportar por un valor de 500 millones de dólares en 2005, para pasar a asumir el liderazgo mundial en 2010, con quizás 1.500 millones de dólares, señaló a IPS el presidente de la Asociación Brasileña de Criadores de Camarón (ABCC), Itamar Rocha.
Pero la euforia enfrenta una primera traba. La Alianza de Camaroneros del Sur de Estados Unidos acusó a Brasil, Ecuador, China, India, Tailandia y Vietnam de llevar a cabo prácticas de dumping (comercio desleal) en sus exportaciones.
Para penalizar la supuesta competencia desleal por ventas a precios inferiores a los del mercado interno, la Alianza propuso a Washington la aplicación de aranceles extras que varían de 30 a 99 por ciento para los productos procedentes de Vietnam y de 119 a 267 por ciento sobre los camarones de China, el mayor exportador mundial en la actualidad.
En el caso de Brasil, los aranceles complementarios requeridos van de 40 a 230 por ciento. La adopción de tales medidas prácticamente cerraría el mercado estadounidense a los principales exportadores del crustáceo. Y ese es un destino clave para los camarones brasileños, ya que absorbe 45 por ciento de todas las ventas externas del producto.
La acusación de la Alianza de Camaroneros del Sur de Estados Unidos no se justifica, pues los productos brasileños son competitivos sólo porque su acuicultura es la más productiva del mundo, alcanzando 6,4 toneladas por hectárea de agua salada, casi el doble de Tailandia, la segunda en eficiencia, aseguró Rocha.
Tal productividad se debe a la tecnología desarrollada y a la concentración de los criaderos en el nordeste de Brasil, donde se produce todo el año, mientras otros países se ven obligados a interrumpir la actividad por algunos meses a causa del frío y de las lluvias, explicó.
El manejo en la zona nororiental del país siempre bajo el sol permite desarrollar una acuicultura con alimentación más barata, más natural. Además Brasil está libre de enfermedades que atacan la carcinocultura en los demás competidores, ahorrando así químicos, acotó el experto.
Una situación similar debió afrontar el salmón chileno desde 1997, con investigaciones que terminaron por concluir, en julio pasado, que no había práctica alguna de dumping en las exportaciones a Estados Unidos.
El secretario especial de Acuicultura y Pesca de Brasil, José Fritsch, anunció que invitará a representantes del gobierno y de los camaroneros estadounidenses para que conozcan el sistema de producción de este país y comprueben en el lugar la ausencia de dumping o subsidios gubernamentales.
Su esperanza es que el Departamento de Comercio de Estados Unidos no acoja la queja, porque ese país importa 90 por ciento de los camarones que consume y la interrupción de las compras amenazaría los cerca de 100.000 empleos de la industria procesadora de camarones.
En Brasil, el cultivo de este crustáceo emplea a 52.000 personas entre trabajadores de los laboratorios de reproducción, las haciendas y en el procesamiento, pero puede ocupar muchos más con la exportación de productos más elaborados y con mayor valor agregado, señaló Rocha.
Hasta ahora se limita a dos productos, prácticamente el camarón en bruto. Pero este año se incorporarán al sector 14 nuevas formas de presentación, como el camarón pelado con cola, el precocido y otros. Tal diversificación deberá duplicar la producción en 2005, para conquistar mercados más exigentes y crear más empleos en el país, sostuvo el dirigente.
Sin embargo, la producción de camarones se enfrenta también a denuncias de daños ambientales, por ocupar áreas de manglares, ecosistemas especiales formado por el encuentro de aguas dulces y saladas, con una vegetación típica importante para la procreación de los peces y crustáceos.
Por eso es una actividad sin mucho futuro, dijo a IPS el economista Antonio Buainain, profesor de la Universidad de Campinas, en el sur brasileño.
No es verdad, el cultivo en manglares es cosa del pasado y basta visitar los nuevos proyectos que proliferan en el nordeste de Brasil para convencerse de que las denuncias son ideológicas, de quienes no conocen la actividad, protestó Rocha.
La acuicultura exige mucha agua del mar, hay que construir canales, y hacerlo en manglares sería antieconómico por el costo elevado, argumentó. La ABCC tiene gran preocupación ambiental y patrocinó estudios sobre la posible contaminación por el agua que sale de los estanques, subrayó su dirigente.
El salmón, cuyas exportaciones proporcionaron a Chile ingresos por 893 millones de dólares en los 10 primeros meses de 2003, se enfrentó a problemas concretos. En junio de 2002, Holanda retuvo por dos meses 180 toneladas del pescado por contener el fungicida verde de malaquita por encima del nivel aceptable en el país.
En el mes pasado un acuerdo con la Unión Europea superó posibles obstáculos al salmón chileno a causa del fungicida.
* Con aportes de Gustavo González (Chile)