La Cumbre Extraordinaria de las Américas en la ciudad mexicana de Monterrey tendrá en el trasfondo de su agenda oficial una serie de conflictos coyunturales, pero también otros de largo aliento como el secular litigio marítimo entre Bolivia y Chile.
El presidente boliviano Carlos Mesa espera que la cumbre de lunes 12 y el martes 13 de este mes proyecte el carácter regional que La Paz atribuye al diferendo, mientras su par chileno, Ricardo Lagos, insistió en la tesis de que se trata de una cuestión bilateral sobre la cual en México sólo puede haber "conversaciones" pero no "reuniones formales".
La reunión en la nororiental ciudad mexicana de Monterrey de 34 gobernantes, todos los del continente con excepción de Cuba, está convocada para dialogar sobre temas sociales, la lucha contra la pobreza, el combate a la corrupción y, probablemente, sobre la creación del Area de Libre Comercio de las Américas.
Pero hay temas "fantasmas", como el reciente entredicho entre Buenos Aires y Washington respecto de Cuba, la emigración de latinoamericanos hacia territorio estadounidense y las recurrentes disputas comerciales del resto de la región con Washington que, además del caso boliviano-chileno, pueden dar lugar a un marco de confrontaciones en esta oportunidad.
Los levantamientos populares en Bolivia que en octubre derribaron al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, con el rechazo a exportar gas natural por un puerto del norte de Chile entre los puntos centrales de la demanda, reactivaron el histórico resentimiento hacia este país y la causa de ello que es la demanda de una salida soberana hacia el océano Pacífico, que los bolivianos perdieron con la guerra que estalló en 1879.
Bolivia, aliada a Perú en el conflicto bélico de entonces con Chile, firmó una tregua en 1880, mientras chilenos y peruanos siguieron combatiendo hasta 1883.
Este año se cumplirá un siglo del tratado de paz que consagró la anexión de la antigua provincia boliviana de Antofagasta a Chile.
Luego, en 1929, los chilenos firmaron con Perú un tratado de límites, mediante el cual le restituyeron la provincia de Tacna y retuvieron la de Tarapacá, ambas ocupadas por fuerzas de Santiago al final de la Guerra del Pacífico.
La permanente reivindicación marítima de Bolivia ha sido motivo de constantes rupturas de relaciones con Chile. La última fue en 1978, tras el fracaso de la negociación iniciada en 1975 entre el dictador chileno general Augusto Pinochet y su par boliviano general Hugo Banzer, para conceder a La Paz un corredor territorial de acceso al océano Pacífico.
La iniciativa contemplaba la habilitación de una franja de 10 kilómetros al norte de Arica, el más septentrional de los puertos chilenos, casi en la frontera con Perú, lo cual hizo que Lima invocara el tratado de 1929, según el cual Chile no puede ceder sin su acuerdo territorios que le pertenecieron hasta la Guerra del Pacífico.
La crisis en Bolivia con la sustitución el 17 de octubre del derrocado Sánchez de Lozada por el hasta ese momento vicepresidente Mesa canceló la posibilidad de que exportara su gas natural por un puerto de Chile y del mismo modo hizo que el nuevo gobierno cerrara la negociación para un tratado de libre comercio entre los dos países.
Al mismo tiempo dio renovados bríos a la proyección internacional del conflicto de la mediterraneidad boliviana.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el ex presidente estadounidense James Carter (1977-1981) y el canciller de Brasil, Celso Amorim, expresaron respaldo en diversos grados a la aspiración marítima boliviana.
Lagos y su canciller Soledad Alvear rechazan la "regionalización" del conflicto y la revisión del tratado de 1904, una actitud que esta semana fue respalda con firmeza por el parlamento, que ratificó una política de Estado permanente, según la cual el problema es bilateral y su solución, por tanto, compete sólo a Chile y Bolivia sin intervención de terceros.
El analista chileno Hugo Mery advirtió que Lagos incurrió en una contradicción con la tesis de la bilateralidad, al afirmar el jueves, en una entrevista televisiva que, "si se quiere hacer una negociación en serio, hay que partir hablando con Perú.
"Efectivamente, el asunto se convierte en trilateral cuando se trata de ceder una franja territorial a Bolivia en una zona que antes de la Guerra del Pacífico perteneció a Perú", dijo Mery a IPS.
Agregó que el mandatario debe aclarar si su referencia a Perú implica que Chile no descarta buscar una solución similar a la que intentaron Pinochet y Banzer en los años 70.
Por su parte, el historiador y diplomático boliviano Fernando Cajías dijo a IPS que, según el tratado de 1929, es necesaria la participación de Lima en una solución que contemple una salida al océano de Bolivia en el área del puerto de Arica, 2.050 kilómetros al norte de Santiago.
Cajías apuntó que "el entorno internacional y diplomático es favorable a Bolivia, porque la cultura de la paz desplaza el viejo concepto de que 'la historia concede derechos'". "Los ejemplos de pacificación entre Perú y Ecuador, la unidad de los países europeos, señalan el camino para recuperar la cualidad marítima boliviana, señaló.
En opinión del historiador, Bolivia debe orientar sus esfuerzos a obtener un enclave simbólico en el ahora derruido puerto de Cobija (en la actual región chilena de Antofagasta, 1.560 kilómetros al norte de Santiago) que se halla entre los territorios perdidos por La Paz en la Guerra del Pacífico.
Una solución así resulta inimaginable actualmente para Chile, donde el único atisbo de cesión territorial pasa por antiguos territorios peruanos. Además, casi 80 por ciento de la población, es contraria, según encuestas, a ceder a la exigencia boliviana de un puerto soberano.
El día 5, la derechista Unión Demócrata Independiente sostuvo que Chávez, el presidente cubano Fidel Castro y líderes políticos bolivianos, en especial el diputado izquierdista y dirigente de los campesinos cocaleros Evo Morales, están concertados en una política de hostigamiento a Chile.
No obstante, varios políticos advirtieron que la polémica con Bolivia pone en evidencia un cierto aislamiento diplomático de Chile en América latina, que algunos atribuyen a una suerte de envidia por los éxitos económicos de este país y su relación privilegiada con Estados Unidos con la puesta en vigencia este año del tratado bilateral de libre comercio.
Una de las pocas voces discordantes es la del ex diputado Jorge Schaulsohn, del cogobernante Partido Por la Democracia, quien dijo el 5 de este mes al diario local El Mercurio que, si bien Chile tiene el respaldo de la historia, las leyes internacionales y la razón, está equivocado al defender a ultranza la bilateralidad del conflicto.
"Levantar la bandera de que nadie puede opinar sobre nuestras relaciones con Bolivia no sirve en un mundo donde casi todos los problemas se resuelven en forma multilateral", apuntó el ex parlamentario.
Lagos sostuvo el día 9 en la sudoccidental ciudad estadounidense de San Diego que, "si el presidente Mesa me quiere hacer llegar (en Monterrey) los puntos de vista (sobre el conflicto marítimo), con mayor gusto se los recibo", pero descartó una reunión formal entre ambos que pudiera incorporar también al mandatario peruano, Alejandro Toledo.
En su agenda para la cumbre, Lagos tiene previsto también un encuentro colectivo con los jefes de Estado de los países del Mercado Común del Caribe, y reuniones con su par mexicano, Vicente Fox, con el nuevo primer ministro de Canadá, Paul Martin, y con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, además de un almuerzo con los mandatarios Néstor Kirchner, de Argentina, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil.
Bush, a su vez, tendrá sólo seis encuentros bilaterales. Aparte de uno con Lagos, se entrevistará Fox, Martin, Kirchner, Lula y Mesa. Con éste último, según se anunció, hablará de la posible ayuda económica estadounidense a Bolivia.
* Con aportes de Franz Chávez (Bolivia)