ARGENTINA: Kirchner estrena Congreso amigo

Con muy alta estima ciudadana hacia el presidente Néstor Kirchner y una oposición fragmentada y difusa, Argentina estrenará este miércoles un Congreso renovado en gran parte de sus bancas y con mayoría oficialista por ahora, además de varios gobiernos provinciales.

El principal reto de Kirchner, tras asumir el 25 de mayo, era legitimar un mandato al que había accedido con sólo 22 por ciento de los votos de la primera vuelta electoral debido a la deserción de Carlos Menem (1989-1999) en la segunda ronda al ver que las encuestas lo daban perdedor por avalancha.

También debía dejar en claro si tenía autonomía respecto de otros liderazgos de su partido Justicialista (peronista), como el que todavía ostentaba el propio Menem y en especial el de Eduardo Duhalde, su principal apoyo y antecesor desde enero de 2002 tras ser designado por el Congreso para completar el mandato de Fernando de la Rúa, quien renunció a la mitad de su periodo en diciembre de 2001.

Pero de ese desafío salió triunfante y con creces, al menos hasta ahora, al reunir por estos días 88 por ciento de imagen positiva entre los consultados por la encuestadora Equis, porcentaje que también ponen alto otras empresas encuestadoras.

Además, Menem prácticamente desapareció de la escena política tras abandonar la pelea por la presidencia sin jugar su última chance y Duhalde, más allá de algunos desacuerdos con Kirchner en temas coyunturales, optó por transitar un camino de mutua supervivencia con el gobierno.

No obstante, no son pocos los problemas que deberá enfrentar Kirchner, quien para algunos analistas tuvo estos seis meses de precalentamiento.

Es que este miércoles debía haber finalizado recién el mandato de De la Rúa si el colapso económico, social y político y la revuelta popular no lo hubieran obligado a renunciar el 20 de diciembre de 2001.

El alto nivel de desempleo y la pobreza sin precedentes, sumados a una ola de inseguridad inédita y con sesgo mafioso, son los asuntos que queman en la agenda. Pero el gobierno y la sociedad cargan además con el problema de renegociar 95.000 millones de deuda declarada en cesación de pagos a fines de 2001.

La desocupación afecta a casi 18 por ciento de la población económicamente activa y otro tanto se desempeña en empleos precarios o en la economía informal. En esa situación no se cuentan los jefes y jefas de hogar sin trabajo que reciben un magro subsidio del Estado, que no alcanza a cubrir las necesidades básicas.

En tanto, más de 52 por ciento de los 37 millones de argentinos son pobres y los adeudos del país suman más de 145.000 millones de dólares, que equivalen a 150 por ciento de su producto interno bruto.

Kirchner mostró hasta ahora una decidida voluntad para poner en marcha soluciones de fondo que al mismo tiempo satisfacen a la opinión pública en el corto plazo. La renovación de la jefatura de las fuerzas de seguridad y los cambios empujados en la integración de la Corte Suprema de Justicia fueron algunas de las muestras más notorias en ese sentido.

Habrá que ver si ese apoyo social se manifiesta también en el ámbito institucional. Una fuente parlamentaria cercana a la presidencia confió a IPS que el temor del gobierno por la falta de un Congreso legislativo que lo acompañe en su política se fue diluyendo con el correr de los meses y el afianzamiento de la figura presidencial.

El peronismo contará desde este miércoles con mayoría en las dos cámaras parlamentarias y gobernará 15 de las 23 provincias en que se divide este país de régimen federal. No obstante, esos números no significan necesariamente que Kirchner cuente con la fidelidad de todos sus correligionarios habida cuenta que proviene de un sector minoritario del centroizquierda partidario.

”Las principales alianzas que tendrá que hacer el gobierno en el Congreso no serán con otros partidos sino dentro del propio donde hay varios bloques enfrentados entre sí y una diáspora de dirigentes a la deriva que no responden a nadie”, dijo a IPS Gerardo Adrogué, sociólogo y especialista en análisis de opinión pública.

En la Cámara de Diputados de 257 asientos, el peronismo pasará de contar 116 a 130, lo cual implica que logrará tener quórum propio para sesionar. Pero esa es una deducción matemática que casi nunca coincide con los resultados que se obtienen en el terreno de la compleja negociación política, advirtieron los expertos.

Sólo 40 de lo 130 diputados justicialistas militan en la hueste de Kirchner, otros 38 responden a su principal aliado Duhalde, luego se suceden muchos que aún no han definido su alineamiento interno y, finalmente, existen unos pocos menemistas que aparecen más enfrentados al gobierno que muchos referentes de la oposición.

Por eso Adrogué y otros analistas políticos consideran que el principal sostén de este gobierno es la alianza original entre Kirchner y Duhalde y en mucha menor medida la propuesta de ”transversalidad” que el oficialismo busca tejer con varios líderes de grupos de centroizquierda.

La principal fuerza de oposición en Diputados es aún la tradicional Unión Cívica Radical (UCR), pese a la gran pérdida electoral sufrida tras la debacle de su otrora líder De la Rúa, que contará con 47 representantes y además gobernará desde este miércoles cinco provincias.

Con menos representación pero con fuerza en la opinión pública aparecen también el centroizquierdista partido Argentinos por una República de Iguales (ARI), el nuevo grupo derechista Recrear, ramas del Partido Socialista y otros sectores de izquierda.

En el Senado de 71 escaños, la renovación de un tercio de sus integrantes no deparó mayores sorpresas. El justicialismo pasó de 40 a 41 legisladores y la UCR mantiene 16.

Empero esta aparente dificultad, hasta el momento Kirchner obtuvo apoyos claves de ambas cámaras. Desde mayo consiguió que cobrara impulso la anulación de las llamadas leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, que permitió reabrir causas judiciales por violaciones de los derechos humanos durante la dictadura (1976-1983) que esas normas habían congelado.

Consiguió, además, que avanzara en el parlamento su iniciativa de renovar la imagen de la justicia a través del juicio a los integrantes más cuestionados de la Corte Suprema de Justicia, un movimiento político que provocó tres vacantes en los últimos meses, uno por juicio político y otros dos por renuncias anticipadas por temor a ese enjuiciamiento por parte del Congreso.

El gobierno obtuvo también el aval parlamentario para la aprobación del presupuesto 2004, que prevé la entrega de facultades extraordinarias al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para cambiar de destino algunas partidas especiales.

Así, hasta el momento el gobierno de Kirchner ha logrado extender más de lo habitual en América Latina su luna de miel con la ciudadanía, pese a que surgió en el momento de mayor desprestigio de los dirigentes y partidos políticos.

La firma Equis indica que el presidente es la figura más popular de la política argentina, con 88 por ciento de imagen positiva entre los entrevistados. El Centro de Estudios Nueva Mayoría también indica que ese visto bueno llega a 70 por ciento entre sus consultados y añade es el nivel más alto obtenido por un presidente a los seis meses de gestión en los últimos años.

Adrogué entiende que esa buena apreciación ciudadana ”no es del gobierno sino del presidente”.

”El fenómeno Kirchner desborda a su propio gobierno”, apuntó el analista para luego explicar que ese proceso de apoyo se profundiza toda vez que la oposición se mantiene difusa, fragmentada y sin responder a las líneas partidarias tradicionales.

Hasta hace unos seis meses, la diputada Elisa Carrió, líder del ARI, peleaba el primer lugar opositor con Ricardo López Murphy, del partido Recrear, dos de los candidatos a la presidencia que más se acercaron en votos a Kirchner y Menem.

Pero en lo que va de gobierno de Kirchner las críticas de ambos hacia la gestión se fueron debilitando, sobre todo porque hubo medidas presidenciales con alto consenso social. Además, la diputación de Carrió termina este miércoles y López Murphy no se postuló para ningún cargo parlamentario.

También en el peronismo, además de Menem y Duhalde, hubo otros líderes cuyo crecimiento se detuvo o retrocedió incluos.

Es el caso del ahora senador Carlos Reutemann, quien desde la gobernación de la oriental provincia de Santa Fe se había constituido en 2002 en el principal referente justicialista para acceder a la presidencia, postulación que finalmente no aceptó.

Otro que justicialista que decayó en la simpatía ciudadana fue el efímero presidente interino Adolfo Rodriguez Saá (siete días de diciembre de 2001), que ahora ocupará una banca de diputado tras quedar tercer en la puja presidencial de este año.

”La pelea interna del justicialismo está ahí, pero no hay que sobredimensionarla. Al gobierno le va a costar menos de lo que se cree alcanzar el quórum en las cámaras al menos durante el primer año y medio”, pronosticó Adrogué.

Para este experto, que dirige la consultora Knack y es profesor de la Universidad Nacional de San Martín, existen además dos puntos a favor del gobierno.

”La oposición política está recién conformándose. Eso da una fortaleza relativa al gobierno” y, al mismo tiempo, la expectativa de la sociedad en el gobierno es muy alta a pesar de que se reconoce que la situación está mal, detalló.

”No es la primera vez que hay un período de altas expectativas, pero a diferencia de otras burbujas que duraron poco, ésta tiene condiciones de durar al menos hasta que el gobierno muestre resultados de gestión”, añadió.

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