TEATRO-CHILE: El salvamento de Lagos

El Teatro Municipal de Santiago, el escenario artístico más importante de Chile y que estuvo a punto de cerrar sus puertas agobiado por una continua crisis económica, fue salvado por una operación en la que intervino el presidente Ricardo Lagos.

”El cierre del Municipal habría sido como la desaparición del cerro Santa Lucía. Es uno de los símbolos permanente de Santiago”, dijo a IPS Mario Zepeda, un jubilado de 73 años que desde 1961 concurre con regularidad a los conciertos sinfónicos en esta sala situada en pleno centro de la capital del país.

El peligro de que el teatro bajara el telón para siempre se hizo ostensible desde comienzos de octubre, cuando sus empleados reclamaron un aumento de sus remuneraciones para el próximo año de ocho por ciento y se encontraron con un categórico rechazo de la Corporación Cultural de Santiago.

Esta administradora del recinto tenía acumulada una deuda del orden de los 3,1 millones de dólares, como consecuencia de un déficit incesante, neutralizado parcialmente por transferencias de fondos del municipio de Santiago-Centro, propietario del teatro.

La Corporación consiguió en agosto y septiembre sendos aportes del Concejo Municipal de alrededor de 500.000 dólares y en octubre volvió a solicitar un nuevo préstamo, esta vez de unos 750.000 dólares, lo cual fue rechazado por el alcalde Joaquín Lavín y la mayoría de los concejales.

Lavín, líder de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y principal carta de la oposición derechista para las elecciones presidencial de diciembre de 2005, fue conminado por una mayoría de los concejales a solicitar la renuncia del equipo ejecutivo de la Corporación Cultural de Santiago.

Andrés Rodríguez, principal figura de la plana ejecutiva, fue en cambio respaldado por otros concejales, que le atribuyen el mérito de haber convertido en 21 años de gestión al Teatro Municipal de Santiago en ”el más importante de América Latina”.

Bajo la presidencia de Rodríguez, la Corporación modernizó las instalaciones del viejo y majestuoso edificio y apostó con mayor fuerza a innovaciones en la propuesta artística, que tiene como elemento central la presentación de temporadas de ópera.

En los últimos años, si bien se mantiene la lírica, el ballet clásico y la música sinfónica como sellos distintivos, el escenario se abrió crecientemente a presentaciones de los más variados géneros musicales.

En 2002 ocupó el escenario el gran sonero cubano Francisco Repilado, más conocido como Compay Segundo, fallecido este año. Anteriormente, el Municipal tuvo llenos completos en sucesivas presentaciones de Les Luthiers, el grupo musical-humorístico argentino.

El también argentino Mariano Mores y sus tangos, diversos agrupaciones de Gospel, la música religiosa de las comunidades negras de Estados Unidos, Joaquín Cortés y otros bailarines de flamenco, así como todas las expresiones imaginables de la danza moderna tuvieron cabida en el majestuoso escenario del Teatro Municipal.

El positivo balance artístico no tuvo su correlato financiero, pese a que el público respondió habitualmente con una buena asistencia a los espectáculos.

Los problemas económicos, que en rigor se venían evidenciando desde que en 2000 los trabajadores del recinto cultural protagonizaran una prolongada huelga, llegaron a una situación límite que puso de manifiesto el agotamiento de un modelo de gestión.

Verónica González, directora de Gestión y Proyectos de la Corporación, llamó a abrir un debate en que se asumiera la realidad, ”porque el Teatro Municipal es un proyecto nacional y no municipal”, señaló.

”Hay que analizar qué hacer para mantener un centro cultural de este nivel, para que la gente de menos recursos pueda acceder a espectáculos internacionales”, agregó González, una economista de exitosa trayectoria en cargos gerenciales de empresas privadas.

El teatro es propiedad del municipio de Santiago-Centro, que es una de las 38 comunas de la región Metropolitana, pero en rigor le presta servicios a todas ellas, no sólo con espectáculos en su sala, sino también con presentaciones itinerantes, que en ocasiones van también a otras regiones del país.

Del mismo modo, su elenco estable de músicos, actores y cantantes líricos es el que asume frecuentemente la representación de Chile en festivales y certámenes internacionales.

Lagos intervino el 6 de este mes en el conflicto para dar una solución que precisamente recoge la realidad del teatro y plantea nuevas formas de financiamiento con aportes centrales del Estado y de otros municipios.

”La crisis ha sido resuelta en forma definitiva gracias a un acuerdo al que hemos llegado con el presidente Ricardo Lagos, para que a partir de 2005 este escenario pase a ser un teatro nacional, con una estructura de financiamiento diferente y en el que la municipalidad de Santiago mantenga un aporte razonable”, informó Lavín.

El ministro de Cultura, José Weinstein, señaló que el gobierno central ya está apoyando financieramente al teatro, con medidas como la exención del impuesto al valor agregado en el precio de las entradas para las temporadas culturales.

De la misma forma, la comuna de Santiago-Centro tributa a un fondo central 55 por ciento de lo que recauda en patentes comerciales, mientras los otros municipios deben aportar 65 por ciento, precisamente porque ese 10 por ciento es destinado al Teatro Municipal, agregó Weinstein.

No obstante, el ministro destacó que es necesario buscar otras fuentes de financiamiento, en una labor en que deben involucrarse otros municipios de altos ingresos de la región Metropolitana, como Providencia, Vitacura y Las Condes.

El día 14, Weinstein instalará un grupo de trabajo que planteará proyectos para el nuevo diseño del Teatro Municipal que, una vez superada la crisis, anunció ya el grueso de su programación lírica y de su temporada de conciertos para el año 2004.

El edificio del teatro, considerado una de las joyas arquitectónicas de Santiago de Chile, fue construido en el siglo XIX con la asesoría de Charles Garnier, el constructor de la Opera de París y del Casino de Montecarlo.

El recinto fue inaugurado el 17 de septiembre de 1857 con la presentación de la ópera ”Ernani” de Giuseppe Verdi. En 1870 fue destruido por un incendio y reconstruido de acuerdo a los planos originales, para ser reabierto el 16 de julio de 1873 con otra opera de Verdi, ”La Forza del Destino”.

La sala principal del teatro tiene capacidad para 1.500 espectadores. Una más pequeña, bautizada con el nombre del pianista chileno Claudio Arrau, puede recibir a su vez a 250 personas.

El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1974 por un decreto del gobierno dictatorial encabezado por el general Augusto Pinochet (1973-1990).

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