La defensa de recursos energéticos, el rechazo a la integración comercial y el fin de la economía de mercado son las banderas que levantan indígenas latinaomericanos, junto al tradicional reclamo por la tierra.
Esos fueron los asuntos centrales que trataron los líderes indígenas reunidos en el Encuentro Social Alternativo que se celebró hasta este viernes en la central ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, paralelamente a la XIII Cumbre Iberoamericana de Presidentes y Jefes de Estado.
Casi 4.000 personas representando a diversas etnias y culturas andinas y orientales de Bolivia, a las que se sumaron delegaciones de Perú, Ecuador, Venezuela, Argentina y Brasil, llenaron las instalaciones de la universidad pública Gabriel René Moreno.
Uno de los organizadores del encuentro fue el diputado izquierdista Evo Morales, líder del boliviano Movimiento al Socialismo.
Los deliberantes estaban muy cerca del suntuoso hotel que alberga a los 21 mandatarios que desde este viernes deliberan en el encuentro iberoamericano.
Eduardo Medina, un indígena vestido a la usanza de la región oriental, fue el portador de las resoluciones del Encuentro Social presentadas en el acto de inauguración de la cumbre, encabezadas con el rechazo a las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Más tarde, el presidente boliviano Carlos Mesa asistió al acto de clausura del congreso alternativo y fue obligado a interrumpir su discurso por una multitud de voces que reclamaba la suspensión de las negociaciones del tratado de libre comercio entre Bolivia y Estados Unidos y la derogación de la ley de hidrocarburos.
Vamos a tomar en consideración la demanda, dijo Mesa, quien defendió el relacionamiento comercial del país andino para aumentar la actividad económica y el ingreso de divisas.
Minutos antes, ante un auditorio de presidentes y diplomáticos, el mandatario había descripto la reciente crisis boliviana como una larga factura histórica atribuible a la falta de capacidad de los gobernantes para comprender las complejidades, legítimos pedidos y derechos postergados de la población.
El 17 de octubre, la democracia boliviana se puso a prueba, cuando mediante una transición constitucional Mesa reemplazó al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, derrotado en las calles por manifestaciones populares.
Fue la denominada guerra por el gas, un vasto movimiento contra los planes de Sánchez de Lozada de exportar ese recurso a Estados Unidos, que terminó con más de 60 muertos, según estimaciones no oficiales, 54, según el gobierno.
Este viernes, Mesa tuvo que asumir, casi a gritos, el papel de gobernante comprensivo e insistir que la presión expresada por los indígenas no merecía una respuesta demagógica.
Es un ejercicio de la democracia, dijo el mandatario al salir del claustro universitario al cual asistieron Nora Cortiñas, de la organización Madres de Plaza de Mayo de Argentina, Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Chile, y delegados del Movimiento Sin Tierra de Brasil.
En representación del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, Germán Guerrero declaró su solidaridad con la lucha de los indígenas bolivianos y llamó a la unidad contra el imperio (en alusión a Estados Unidos) para evitar el agotamiento de los recursos naturales.
Mientras, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, se reunió con Morales, a quien le transmitió su reconocimiento a los habitantes de la altiplánica ciudad de El Alto, vecina de La Paz, protagonistas de las protestas sociales de octubre.
Annan, en el marco de la entrevista de media hora con Morales, hizo un llamado a los actores sociales y políticos bolivianos para que apoyen la democracia y garanticen su continuidad sin violencia y con liderazgo constructivo.
Morales, segundo en las elecciones de mayo de 2002 detrás del derrocado Sánchez de Lozada, fue uno de los líderes de las manifestaciones que levantaron entre sus principales demandas desactivar el plan de venta de gas natural a América del Norte.
Encuestas de popularidad ubican hoy a este líder de los campesinos cultivadores de coca como el principal candidato a reemplazar a Mesa en las próximas elecciones, junto al ex presidente derechista Jorge Quiroga, quien completó el mandato del fallecido Hugo Banzer hasta 2002.
Los planteos del Encuentro Social Alternativo fueron respaldados también por Esther Cahuasa, representante del Consejo Nacional Indígena de Ecuador, quien se pronunció en favor del ascenso de líderes nativos a los gobiernos de los países de la región, en lugar de apoyar a sectores económicos dominantes o militares.
La efervescencia popular en Bolivia activó viejas corrientes de la izquierda expresadas en esta reunión alternativa con posiciones radicales, como la toma del poder por los obreros y a través de la vía armada, a manera de una reedición de la Asamblea Popular de 1970.
Pero el golpe de Estado del entonces coronel Banzer, en agosto de 1971, terminó por sepultar aquella experiencia con un sello de siete años de dictadura.
Ante la reactivación de estos planteos, el presidente Mesa advirtió ante sus pares de Iberoamérica que Bolivia no es caso aislado.
Debemos ser flexibles y saber que los dogmas son peligrosos y que, si no escuchamos, corremos el riesgo de estrellarnos con una realidad compleja de superar, apuntó. (