ESTADOS UNIDOS: Conservadores antiimperialistas

Expertos en relaciones internacionales y ex funcionarios de Estados Unidos de un abanico ideológico que va de la derecha a la centroizquierda se unieron esta semana contra lo que denominan la política imperial de George W. Bush.

Los participantes de la Coalición por una Política Exterior Realista acusaron al gobierno de Bush de enfilar en ”una dirección peligrosa, hacia el imperio”, en una postura que, aseguran, nunca fue aceptada por el público estadounidense.

La intención de los 44 firmantes de la carta constitutiva de la coalición, titulada ”Los peligros del imperio”, es desafiar las opiniones unilateralistas y belicistas que han predominado en los medios masivos de comunicación desde los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001.

Entre los firmantes derechistas figuran el ex asesor del ex presidente Ronald Reagan, Doug Bandow, hoy en el conservador Instituto Cato, el director de la revista The American Conservative, Scott McConnel, y el experto Alan Tonelson, de la Fundación Educativa del Consejo Empresarial e Industrial.

Más al centro del espectro participan Steven Clemons, de la New America Foundation, el ex senador y ex candidato presidencial del opositor Partido Demócrata Gary Hart y el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Harvard Stephen Walt.

Entre los centroizquierdistas se cuentan el ex asesor del ex presidente Bill Clinton Charles Kupchan, hoy en el académico Consejo de Relaciones Exteriores, y el analista internacional Kenneth Sharpe, del Swarthmore College de Filadelfia.

Estos expertos se dedicarán a celebrar foros y conferencias en todo el país, publicar estudios y artículos de prensa y a enfrentarse con los micrófonos de la radio y la televisión para representar el punto de vista ”antiimperialista”.

”Somos un grupo variopinto de académicos y analistas de todo el espectro político que creemos que el avance hacia el imperio debe ser frenado de inmediato”, indica la carta constitutiva de la Coalición.

”Estamos unidos en nuestro deseo de cambiar la política de seguridad nacional estadounidense hacia medidas realistas y sustentables, con el fin de proteger intereses vitales del país de forma consistente con nuestros valores”, agrega el documento conocido el jueves.

”El tiempo para el debate es ahora”, pues las políticas imperiales ”pueden ganar impulso con rapidez, con nuevas intervenciones que azucen nuevos riesgos”, advierte.

El lanzamiento de la coalición, cuya lista de miembros no está cerrada, se registró mientras arrecia la preocupación en el Congreso legislativo y en el público por las consecuencias de la invasión estadounidense de Iraq, lanzada el 20 de marzo.

El Congreso discute el pedido de Bush de 87.000 millones de dólares que se sumarían el año próximo a las operaciones militares y a la reconstrucción de Iraq y de Afganistán.

Se prevé que la solicitud sea aprobada con modificaciones apenas menores, pero ya dio origen a inocultadas muestras de insatisfacción incluso entre legisladores del gobernante Partido Republicano, que temen que los militares se empantanen en Iraq.

Por otra parte, un nuevo proyecto de ley antiterrorista presentado por el gobierno es cuestionado por numerosos legisladores que lo consideran violatorio de los derechos constitucionales.

Las firmas encuestadoras consideran que la aprobación popular del público a la política exterior de Bush continúa en una vía levemente descendente, luego de estabilizarse tras una estrepitosa caída registrada en el verano boreal.

Los integrantes de la coalición aspiran a reclutar nuevos integrantes entre expertos y analistas que puedan contribuir a darle marco al debate en los medios de comunicación. ”Por fin estamos logrando actuar juntos”, dijo el experto en relaciones internacionales Christopher Preble, del Instituto Cato.

Uno de los principales blancos de esta inédita alianza serán los ”neoconservadores”, el ala más derechista del gobierno de Bush, en especial los que rodean al vicepresidente Dick Cheney y al secretario (ministro) de Defensa Donald Rumsfeld.

La corriente neoconservadora, que tiene origen en demócratas que abandonaron ese partido porque apoyaban la guerra de Vietnam, proponen nuevas acciones, bélicas o de otro carácter, contra Siria, Irán y Corea del Norte, así como el establecimiento de un dominio militar estadounidense a nivel mundial en el largo plazo.

”Funcionarios del gobierno de Bush rechazan públicamente los términos 'imperio' e 'imperialismo', pero la fiebre del imperio parece haber tomado tanto a la derecha como a la izquierda”, indicó Preble.

En ese sentido, el neoconservador Max Boot sostuvo hace poco que ”el destino de Estados Unidos es patrullar el mundo”, recordó Preble.

A pesar de las variadas filosofías políticas y de relaciones exteriores presentes en la coalición, todos sus integrantes aceptan el principio básico de que perseguir el dominio militar del mundo será, al fin y al cabo, contraproducente.

”Podemos esperar, y lo estamos viendo ahora, múltiples equilibrios de poder en contra nuestra. Los pueblos se resisten al dominio, sin importar cuán benigno sea éste”, indica el documento ”Los peligros del imperio”.

”El imperio es problemático porque subvierte las libertades de los ciudadanos a nivel nacional, mientras frustra la voluntad de los pueblos extranjeros. Una estrategia imperial amenaza con envolver a Estados Unidos en una especie de guerras innecesarias y sin recompensa”, agrega el texto.

Una estrategia imperial también ”amenaza con debilitarnos como nación, desangrando la economía y elevando nuestros presupuestos militar y federal”, indica.

McConnell advirtió: ”Estamos más aislados de la opinión general de la humanidad que en ningún otro momento de la historia.”

El icono conservador británico Edmund Burke temía acertadamente a comienzos del siglo XIX que el dominio de Londres sobre el planeta despertaría oposición mundial y originaría costos que, a la larga, no podrían solventarse. McConnell dijo coincidir, a comienzos del siglo XXI, con ese punto de vista.

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