TELEVISION-CHILE: Protagonistas y ejecutivos estrellados

Los ”reality show” llegaron masivamente este año a Chile sin aportar calidad a la empobrecida programación de la televisión y sólo provocaron polémicas que remitieron a conflictos pendientes por violaciones de los derechos humanos.

La mayoría de expertos coinciden en que los canales chilenos se sumaron tardíamente a este género de televisión realidad para asumirlo como producto principal en la lucha cotidiana por el ”rating” y sintonía, con apuestas en algunos casos exitosas en términos financieros y que en otros desembocaron en estruendosos fracasos.

”Tocando las estrellas”, el último reality show de la estatal Televisión Nacional de Chile (TVN), se llevó las palmas en cuanto a frustraciones, no sólo por sus pérdidas estimadas en un millón de dólares sino porque puso también en tela de juicio las orientaciones éticas de este canal.

El directorio de TVN emitió el 29 de este mes una declaración pública en la cual, luego de tres semanas de emplazamientos, lamentó la ”emisión imprudente de imágenes de una persona vinculada a violaciones de derechos humanos sin precisar su desempeño”.

Se trata de la aparición en las pantallas de TVN el 9 de julio del teniente retirado del ejército José Vargas Bories, ex agente de la Central Nacional de Informaciones (CNI), quien enfrenta procesos, entre otros casos, por el secuestro y homicidio en septiembre de 1986 del periodista José Carrasco.

El antiguo miembro de la desaparecida policía secreta de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) es el padre de Mariana Vargas, una de las semifinalistas de ”Tocando las Estrellas” y formó parte de un segmento dedicado a las familias de los jóvenes participantes en el programa.

Vargas Bories fue mostrado en su hogar junto a una fotografía del ex dictador Pinochet, rodeado de sus hijos, su esposa y su perro, como un padre ejemplar que incluso dio consejos a los jóvenes, sin que el canal entregara ninguna información adicional sobre su trayectoria como agente de la CNI.

El militar retirado ha sido señalado también como parte del grupo que secuestró y asesinó a otros tres militantes de izquierda, está acusado por las muertes de 12 jóvenes en la llamada ”Operación Albania” de junio de 1987 y se investiga su participación en el homicidio del dirigente Jécar Neghme, en 1988.

El Colegio de Periodistas protestó por el ”lavado de imagen” de un violador de los derechos humanos a través de las pantallas de televisión.

Otro tanto hicieron tres de los ocho miembros del directorio de TVN, la periodista y académica universitaria Faride Zerán, el actor Nissim Sharim y Cristóbal Valenzuela, también periodista y presidente del sindicato de TVN.

La situación derivó también en una protesta callejera protagonizada por un centenar de periodistas el día 16 ante la negativa adar explicaciones por parte del director ejecutivo del canal, el democristiano Pablo Piñera.

La marcha hacia la sede del canal generó un hecho noticioso que TVN censuró en sus informativos, pese a que grabó imágenes y recogió declaraciones durante la manifestación.

El presidente del Colegio de Periodistas, Guillermo Torres, llevó entonces los reclamos al ministro de la Secretaría General de Gobierno, Francisco Vidal, encargado de la política comunicacional, y a Andrés Zaldívar, presidente del Senado, rama legislativa que debe ratificar el nombramiento del director ejecutivo del canal estatal.

Sólo el día 23 TVN dedicó menos de tres minutos de su noticiero a declaraciones de Olivia Mora, ex esposa de Carrasco, de Torres y del abogado de derechos humanos Nelson Caucoto, pero hasta la fecha no emite imágenes de la protesta de los periodistas.

Es casi una ironía que el cuestionamiento a las orientaciones éticas de la televisión pública se haya originado a partir de un reality show, un formato programático que los canales chilenos adoptaron cuando el género empieza a declinar en el mundo.

Como se sabe, la pieza antológica en esta tendencia televisiva es el ”Gran Hermano”, que se comenzó a emitir en Holanda en 1999 con la fórmula de encerrar en una vivienda a un grupo de hombres y mujeres que iban siendo expulsados a partir de las votaciones de los televidentes.

En diciembre de 2000 la estación privada Megavisión creó en Chile ”Refugio Mekano” bajo ese modelo, pero la mayor apuesta inicial correspondió al canal de la Universidad Católica, que en enero lanzó ”Protagonistas de la fama”, con 14 jóvenes seleccionados entre miles de postulantes.

Las visiones críticas sobre este producto derivaron en juegos de palabras, como ”Protagonistas de lo fome”, para aludir a la escasa creatividad de los programas, o ”Protagonistas de la cama”, cuando las cámaras comenzaron a transmitir escenas que bordeaban el erotismo para ganar puntos en la lucha por el ”rating”.

El esquema del ”Gran Hermano” comenzó a ser sustituido por el de ”Operación Triunfo”, el exitoso ”reality” de la televisión española centrado en la formación y descubrimiento de talentos artísticos. Así, surgieron en Chile ”Rojo: Fama contra Fama” y luego ”Protagonistas de la música”.

Megavisión finalmente apostó por una fórmula segura y compró los derechos de ”Operación Triunfo”, lo cual fue una decisión inteligente, al contrario de TVN, ”que intentó inventar un formato propio con 'Tocando las Estrellas' y fracasó”, dijo a IPS Pablo Halpern, decano de la Facultad de Comunicaciones de la privada Universidad del Desarrollo.

Para Alicia Gordon, investigadora de la Facultad de Comunicaciones de la también privada Universidad Mayor, los programas de televisión realidad producidos en Chile no se pueden considerar mejores ni peores que los de otros países porque reproducen un formato ya establecido.

”Evidentemente, son una mirada local a una tendencia global, con adaptaciones en cada país”, comentó a IPS la experta.

”Yo creo que, como tendencia, empobrecen (la calidad de la televisión) en la medida en que el género comienza a ser repetitivo después de una o dos muestras”, añadió.

Distinta es la visión de Halpern, para quien los ”reality” han enriquecido la televisión local.

”Es un formato novedoso, atractivo y que ha tenido por lo menos dos beneficios: el primero es que están produciendo un recambio en los rostros de la televisión y el segundo es que están aportando una nueva generación de cantantes”, dijo.

Carlos Ossa, académico de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Chile, señaló en un foro que la fórmula de los ”reality” resulta eficaz ”porque en la promesa de verdad que colocan en evidencia la ausencia de sentido”.

Las personas saben que estos programas son una puesta en escena, pero la forma en que se realizan inhibe ese hecho y hacen que el telespectador comience a sentir un vínculo con la supuesta realidad que se le muestra, explicó.

”Yo aseveraría que este tipo de programas confirma lo que en teoría de la comunicación se viene diciendo hace tiempo: el estado de transparencia es a la vez una opacidad, porque pretende mostrarlo todo, pero a la vez lo oculta todo”, afirmó Ossa.

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