POBLACION: Tres grupos indígenas en riesgo de extinción

La organización de defensa de los aborígenes Survival Internacional identificó este viernes, víspera del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, a tribus de Paraguay, Botswana e India como las comunidades en mayor riesgo de extinción del mundo.

Los indígenas del siglo XXI siguen muriendo jóvenes porque no gozan de los servicios de salud que necesitan, sostuvo la organización desde su sede en Londres.

En una declaración, Survival sostuvo que las comunidades más afectadas son la ayoreo-totobiegosode, del oeste de Paraguay, los bosquimanos gana y gwi y sus vecinos bakgalagadi, en el desierto de Kalahari Central de Botswana, y los jarawa, de las islas indias Andaman, en el golfo de Bengala.

Los tres grupos, separados por océanos, ”viven en ambientes totalmente contrastantes en tres continentes”, pero ”el racismo y las amenazas que afrontan son asombrosamente similares”, dijo el director de la organización, Stephen Corry.

”A menos que a esas tribus se les permita vivir en su propia tierra y en paz, no sobrevivirán”, agregó.
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Los ayoreo-totobiegosode, los últimos indígenas sin contacto con el mundo exterior al sur de la cuenca del río Amazonas, afrontan una seria crisis.

Hasta hace muy poco, los títulos de propiedad de su territorio — montes de matorrales y pastizales — estaban en poder de grandes compañías terratenientes. Una compañía de Brasil compró parte de esos títulos, e intenta, según Survival, talar árboles de madera dura y limpiar la maleza para criar ganado.

Un tribunal rechazó los recursos presentados por activistas para impedir la explotación de la tierra. Fotografías aéreas del lugar muestran grandes camiones ingresando en el bosque, incluso en áreas protegidas explícitamente por fallos judiciales.

El lugar es talado con rapidez e ilegalmente, según Survival, que prevé choques violentos entre los madereros y los ayoreo- totobiegosode a menos que el gobierno paraguayo asigne cuanto antes la propiedad de la tierra a los indígenas.

Los nómadas bosquimanos o san, recolectores de plantas y cazadores, constituyen las comunidades más antiguas de Africa austral, pues viven allí hace al menos 20.000 años. Hace 1.500 años, sus tieras fueron invadidas por ganaderos bantúes. Unos siglos atrás, fue el turno del colonialismo blanco.

La población bosquimana, que llegó a ser de varios millones, se reduce ahora a unos 100.000 desperdigados por toda Africa austral. La gran mayoría de ellos viven en comunidades fijas empobrecidas donde se han visto obligados a adoptar un estilo de vida totalmente diferente al suyo.

Las tribus gana y gwi, en la reserva de caza de Kalahari Central, figuran entre los más perseguidos, según Survival. Desde 1986, el gobierno de Botswana los hostiga para que abandonen la tierra, y hace seis años comenzaron a hacerlo por la fuerza.

Los 700 que permanecieron afrontaron tortura, acoso y restricciones drásticas en sus derechos de caza. A comienzos de 2002, fue destruida una bomba de agua que poseían, fueron secadas sus napas freáticas y se les prohibió cazar y recoger vegetales.

Casi todos fueron obligados a irse de sus tierras, pero muchos han intentado retornar desde entonces, según Survival.

El año pasado, el gobierno de Botswana entregó licencias para la explotación de diamantes en las tierras gana y gwi a la compañía sudafricana De Beers y a la australiano-británica BHP Billiton, indicó la organización.

Los jarawa, otra tribu de recolectores-cazadores de los que muy poco se conoce, han vivido por siglos en la selva de las dos islas Andaman, pero se mantuvieron aislados de los colonos británicos e indios que comenzaron a llegar en el siglo XIX.

La tribu jarawa se divide en comunidades de 40 a 50 personas y se han resistido al contacto con el mundo exterior hasta 1998, cuando algunos visitaron poblados cercanos.

Entre las amenazas que se ciernen sobre los jarawa figura, también en su caso, la usurpación de la tierra, alentada por la construcción en 1979 de una carretera a través de la selva de una de las islas. Colonos, cazadores furtivos y taladores irrumpieron allí y expusieron a los jarawa a nuevas enfermedades.

Survival sostuvo que el traslado forzado de indígenas fue desastroso para otras tribus de las islas Andaman, susceptibles a las enfermedades y vulnerables al alcoholismo y a la desesperación.

El gobierno indio, presionado por organizaciones locales y por Survival, abandonó esos planes para los jarawa. La Corte Suprema de Justicia ordenó el cierre de la carretera y el retiro de los colonos, así como la prohibición de la tala.

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