PERIODISMO-AMERICA LATINA: Disputada profesión

En México hay 240 escuelas o carreras universitarias de periodismo, Brasil cuenta con 137, Argentina con 54 y Chile con unas 40, mientras en toda América Latina sigue el debate sobre quién debe ejercer ”el mejor oficio del mundo”, como lo definió Gabriel García Márquez.

¿Debe reservarse la profesión sólo a los graduados en las universidades? ¿No se está afectando así una libertad básica como el derecho a la información? ¿Pero los que postulan el libre ejercicio no están entregando esa facultad de decidir quiénes son periodistas a los propietarios de los medios de comunicación?

La polémica es de larga data en la región, donde en 1934 en Argentina se crea la primera escuela universitaria, y recrudeció hace unos 30 años, cuando en varios países se legisló o se intentó hacerlo sobre el campo de esta profesión.

Hoy la inquietud rebrota, de la mano de la proliferación de planteles académicos de formación de periodistas a través de universidades privadas, lo cual satura la oferta laboral, que por lo demás está en baja a causa del ostensible proceso de concentración y cierre de medios.

Así, el periodismo vive la paradoja de tener alta demanda entre jóvenes, atraídos por la imagen de éxito que proyectan unos pocos escogidos, sobre todo desde las pantallas de la televisión, mientras en la vida real la mayoría de los periodistas sufre el deterioro salarial y la inestabilidad en el empleo.

Otra paradoja es que, en una suerte de círculo vicioso, la multiplicación de academias entrega un paliativo a la desocupación y los bajos salarios.

La Asociación de Escuelas de Periodismo y Comunicación Social de Chile (Asepecs) estableció en 2001 que en los 41 programas de enseñanza se imparten 179 asignaturas a cargo de 730 profesores.

Alrededor de 50 por ciento de ellos son periodistas de los campos de la prensa o audiovisual, que comparten su tiempo entre el ejercicio práctico y la docencia, ya que sólo 12 por ciento de los profesores tienen contratos de jornada completa o media.

El estudio de Asepecs verificó que la población estudiantil chilena de periodismo creció de 1.774 alumnos en 1991 a 8.000 en 2001.

También en Argentina ocurre un fenómeno similar. Sólo en la Universidad de Buenos Aires se inscribieron 8.000 estudiantes este año en la carrera de comunicación y periodismo, dijo a IPS José Insaurralde, presidente de la Federación Argentina de Trabajadores de la Prensa (Fatpren), que tiene 12.000 afiliados.

Venezuela cuenta en la actualidad con 12.000 alumnos de periodismo en 13 universidades y cada año egresan entre 800 y 1.000 para competir en un campo laboral donde la remuneración promedio es de unos 400 dólares.

Por su parte, Tupa Gomes-Correa, presidente de la Asociación Brasileña de Escuelas de Comunicación Social (Abecom), señaló a IPS que cada año se gradúan en este país unos 3.000 periodistas a través del centenar de escuelas legalizadas, sin considerar otras 37 en trámite de formalización.

En México, según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, se gradúan cada año entre 4.500 y 5.000 estudiantes de escuelas y facultades de periodismo y sólo 16 por ciento logra ejercer su profesión, con un salario promedio de 350 dólares al mes.

Los medios dejaron de ser fuente de empleo exclusiva en América Latina, como ese el caso de Brasil, donde la desocupación en el sector no es alta pues la fuente laboral se diversificó en la publicidad, la docencia, la función pública, el empresariado y, sobre todo, con las asesorías en comunicación.

En tanto, el desarrollo de Internet abrió oportunidades laborales en Chile para jóvenes periodistas ”computines”, dedicados al desarrollo, diseño y mantenimiento de sitios para empresas, universidades, entidades públicas y organismos no gubernamentales.

Pero el desempleo y diversificación laboral se conjugan en desigualdades salariales para los profesionales de los medios, como en Argentina, donde un redactor del interior del país cobra 200 dólares al mes y uno en Buenos Aires 350, aunque un jefe puede llegar a ganar 20.000 dólares y un presentador ”estrella” 50.000 dólares mensuales.

Es el mercado el que determina el salario, mientras los medios sacan provecho del exceso de oferta de ”mano de obra” provocado por la necesidad de los estudiantes de cumplir el requisito de la práctica profesional, habitualmente de tres meses de duración.

Ethel Pliscoff, vicepresidenta del Colegio de Periodistas de Chile y ex directora de la Escuela de Periodismo de la privada Universidad SEK, afirmó que las empresas usan a los practicantes para reemplazar a periodistas en vacaciones, pagándoles sueldos irrisorios o sólo abonando subsidios de transporte y alimentos.

Cuba, como en otros aspectos, es también la excepción con su economía planificada.

El salario promedio en esa isla caribeña es de 230 pesos, mientras la remuneración base de un periodista es de 340 pesos (14 dólares según la cotización en casas de cambio), sobre la cual se aplica una escala de acuerdo a las características del medio, cargo y responsabilidades.

En Cuba hay tres centros formadores de profesionales de la comunicación, que totalizan 200 estudiantes. Unos 2.000 graduados universitarios ejercen la profesión, 1.500 de los cuales son licenciados en periodismo y el resto son de otras disciplinas que han sido capacitados con cursos especiales.

Allí no hay normas que restrinjan el ejercicio profesional a universitarios, pero se contrata exclusivamente a egresados de esas casas, que en su inmensa mayoría son miembros de la UPEC (Unión de Periodistas de Cuba), con afiliación voluntaria, pero cuyo aval es decisivo a la hora de acceder al empleo.

La Constitución cubana ”reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”, y agrega que las condiciones para su ejercicio están dadas por el hecho de que todos los medios ”son de propiedad estatal o social”.

En el resto de América Latina la representatividad y facultades de control del ejercicio profesional de las organizaciones de periodistas se debaten bajo los signos de la diversificación y la polémica.

Argentina, con una fuerte tradición sindical en los trabajadores de prensa, rige desde 1946 el Estatuto del Periodista.

En Brasil, la Federación Nacional de Periodistas agrupa a 31 sindicatos, mientras en Venezuela conviven el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa con el Colegio Nacional de Periodistas.

En México, ”las asociaciones de periodistas son dispersas y no han logrado representar al gremio. Apenas se reúnen para entregar premios o convocar a algún seminario.

Entre los periodistas no tenemos a nadie que realmente nos represente”, comentó a IPS Alejandro Hernández, director de la escuela de periodismo Carlos Septien, la más antigua del país, creada en 1949.

En Chile y algunos otros países donde no existen estructuras sindicales nacionales, son los colegios los que asumen la lucha reivindicativa de afiliados y propugnan, como tendencia general, la exclusividad del ejercicio profesional para los graduados en las universidades.

Es un hecho reconocido que en casi toda la región los medios contratan sobre todo a egresados de la academia. En Argentina, ”afortunadamente, los pocos puestos de trabajo que se abren son cubiertos por las empresas con egresados de la carrera”, destacó Insaurralde.

Pero ”constitucionalmente no se puede limitar el ejercicio del periodismo (sólo) a los egresados. El artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos dice que cualquiera puede buscar, recibir y difundir información”, acotó el presidente de Fatpren.

Insaurralde, así como el mexicano Hernández y el brasileño Nacif Elias Hidd Sobrino, presidente del sindicato de periodistas de Río de Janeiro, coincidieron en señalar a IPS que la formación universitaria mejora la calidad de la profesión, aunque el argentino advirtió que hay malas escuelas y el brasileño abogó por el perfeccionamiento de postgrado.

También en Brasil, Gomes-Correa se declaró filosóficamente contra la exigencia del diploma, pero apuntó que en la práctica es útil mantenerla ”mientras no se revise también la regulación de otras profesiones, necesario ante la diversificación del mundo del trabajo”.

En cambio, Newton Carlos de Figueiredo, connotado periodista brasileño de más de 40 años de ejercicio profesional, dijo a IPS que no tiene sentido la exclusividad para graduados en periodismo.

”Hace falta algún estudio, es bueno tener formación superior para ser competitivo, tener buena formación, pero no un curso superior específico que no asegura que uno será buen periodista. Las técnicas del periodismo se aprenden en el mismo diario o medio”, sentenció.

* Con aportes de Viviana Alonso (Argentina), Mario Osava (Brasil), Dalia Acosta y Patricia Grogg (Cuba), Diego Cevallos (México) y Humberto Márquez (Venezuela).

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