La liberación de prisioneros palestinos de cárceles de Israel pretendía ser una medida creadora de confianza, pero parece haber logrado lo contrario: los palestinos la consideran una farsa, y los israelíes los llaman ingratos.
Casi la mitad de los 334 prisioneros liberados el miércoles por Israel iban a cumplir su condena este año, se quejó la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que además consideró insuficiente la cantidad de presos liberados.
El ministro de Información palestino, Yasser Abed Rabbo, calificó las liberaciones de ”insignificantes” y acusó al gobierno de Ariel Sharon de haber realizado ”una acción teatral para complacer a Washington”.
”Toda medida que tomamos para construir confianza es inmediatamente olvidada por los palestinos”, replicó Gideon Meir, subdirector general de la cancillería de Israel. ”Es una constante. Siempre quieren cargar la culpa sobre nosotros”, agregó.
La liberación de los prisioneros no sólo pretendía estimular la confianza mutua, sino también dar un espaldarazo al primer ministro palestino, Mahmoud Abbas, e impulsar la llamada ”hoja de ruta”, el plan de paz para Medio Oriente elaborado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Israel otorgó a la prensa libre acceso a los cinco puntos (cuatro de Cisjordania y uno de Gaza) donde dejaron a los presos, que fueron transportados en autobús y tuvieron una recepción emocionada de familiares y amigos. De esto modo, el mundo vio las imágenes que el gobierno israelí quería que viera.
Hasta cierto punto. La ANP se negó a seguir el juego, y anunció que no celebraría ninguna ceremonia de recepción. Tampoco hubo celebraciones espontáneas en los territorios palestinos.
Aunque la liberación de prisioneros no formaba parte de la hoja de ruta, los palestinos esperaban que el primer grupo liberado fuera mucho mayor e incluyera a presos con sentencias largas, y se enojaron al saber que a muchos de los liberados les faltaba poco para cumplir su condena.
De los 334 liberados, 31 iban a completar su condena este mes, y 128 antes de fin de año. Los palestinos pretenden la liberación de los cerca de 6.000 presos que quedaron en las cárceles israelíes.
El presidente palestino, Yasser Arafat, consideró que la medida de Israel fue ”un fraude”.
Mientras, líderes del movimiento islámico radical Hamas advirtió que la falta de liberación de prisioneros con condenas largas pone en peligro la tregua que declararon el pasado 29 de junio los grupos palestinos armados, y que redujo sustancialmente la violencia.
En realidad, la liberación de los presos aumentó la desconfianza, opinó Mahdi Abdul-Hadi, director de la Sociedad Académica Palestina para el Estudio de Asuntos Internacionales, con sede en Jerusalén oriental.
”Por un lado Israel libera prisioneros, y por otro arresta más”, dijo a IPS. Decenas de palestinos fueron detenidos por fuerzas israelíes en Cisjordania desde que la tregua entró en vigor.
Además, la inclusión de delincuentes comunes en la lista de los presos a liberar —99 serán liberados en los próximos días— fue considerada un insulto por los palestinos, para quienes los prisioneros son héroes de la lucha por la liberación.
”Pueden quedarse con esos delincuentes”, fue la respuesta del ministro palestino para Asuntos de Prisioneros, Abdel Razek, en declaraciones a un periodista israelí.
Entre los liberados el miércoles había miembros de los grupos armados Hamas y Jihad Islámica, pero ninguno con ”las manos manchadas de sangre”, el término usado por el gobierno de Sharon para referirse a los participantes en atentados en Israel.
”¿Y los israelíes qué tienen en las manos? ¿Crema?”, preguntó el ministro Razeq, interrogado sobre sus expectativas de liberación de prisioneros involucrados en ataques terroristas.
Líderes de la oposición izquierdista de Israel opinan que el gobierno debe abrir más las puertas de las cárceles si pretende fortalecer a Abbas frente a Arafat, a quien tanto el gobierno israelí como Washington rechazaron como interlocutor.
Pero el viceprimer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo que su gobierno no está preparado a tomar medidas generosas y no recíprocas hacia los palestinos, y que la ANP debe cumplir su obligación de reprimir a los grupos armados, establecida en la hoja de ruta.
Pocos se sorprendieron por la cancelación de la reunión entre Abbas y Sharon el día de la liberación. Abbas no podía permitir ser visto en compañía de Sharon justo después de que Arafat acusó al líder israelí de convertir la liberación de los prisioneros en una farsa.
Pero el asediado primer ministro palestino recibió un estímulo por una encuesta realizada por la Universidad Bir Zeit, de Cisjordania, en cooperación con el Instituto Internacional Republicano, de Washington.
Cerca de 61 por ciento de los encuestados opinaron que la gestión de Abbas es buena o justa, y sólo 28 por ciento la desaprobaron.
Pese a su desilusión con la hoja de ruta, 74 por ciento de los palestinos apoyan la tregua declarada por los grupos radicales. (