COLOMBIA: Madres antes de los 15 años

Alicia, de 14 años de edad, no quiere que su hija Daniela, de dos, repita su historia de adolescente con un embarazo no deseado, y la convierta en abuela antes de cumplir los 30.

Ambas residen en el barrio Solymar de Salgar, al norte del país, donde unas 100 familias viven del turismo popular que llega a las playas los fines de semana. Allí, vender pescado frito y refrescos permite lograr ingresos de menos de 10 dólares para sostener un hogar hasta el sábado siguiente.

Alicia solo llegó hasta séptimo grado (segundo año de secundaria). Dejó la escuela cuando quedó embarazada, para no afrontar críticas de sus compañeras. No volvió a estudiar porque ”con la niña las cosas fueron diferentes, y pese a que mi mamá se ofrece para cuidarla, ella también tiene muchas cosas que hacer y sería una carga más”.

”Yo le pedí que volviera a la escuela, para que se prepare para la vida y no le toque tan duro como a nosotros, pero ella no atiende mi consejo”, dijo a IPS Carmen Díaz, madre de la joven.

Cuando Carmen recién había cumplido 15 años, se fue a vivir con el padre de Alicia y sus otros tres hijos, pero su caso es distinto porque quería formar un hogar.

El padre de Daniela, también menor de 18 años, ”desapareció del barrio tan pronto como supo que yo estaba embarazada”, contó Alicia. Pero regresó hace dos meses y ahora vive también en la casa de sus suegros, de unos 40 metros cuadrados divididos para las dos familias.

La actividad sexual comienza a edades cada vez menores, y ”en los sectores de más bajos recursos económicos, el embarazo se da mayormente por falta de información sobre métodos anticonceptivos”, opinó Irima Mercado, de 18 años, que trabaja desde hace dos como orientadora en un Centro Para Jóvenes (CPJ) de la organización no gubernamental Profamilia.

En otros casos, el embarazo es una vía de escape ”de la casa materna, cuando no hay oportunidades de estudio y superación”, comentó a IPS.

Profamilia promueve la educación y asistencia en materia de salud sexual y reproductiva, especialmente para la población más pobre.

Mercado, estudiante universitaria de clase media, dicta talleres de orientación sexual en colegios y universidades, y atiende los días miércoles en el CPJ de la septentrional ciudad de Barranquilla, al que llegan unos cinco jóvenes por día, en busca de asesoramiento sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual y pruebas de embarazo.

El aumento de embarazos no deseados en adolescentes se debe en parte a carencia de educación sexual en la familia, ya que los padres creen que si no hablan a sus hijos de sexo, estarán más tranquilos, pero los adolescentes ”buscan otras formas de saber y reciben mala información”, sostuvo.

Mercedes Borrero, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas, afirmó en un informe sobre Colombia lanzado el mes pasado que ”la frecuencia con que las adolescentes están quedando embarazadas va en aumento”, aunque no hay datos oficiales en la materia.

En encuestas realizadas para ese estudio, ”una de cada cinco adolescentes ya ha sido madre o espera su primer hijo, 36 por ciento no deseaba su embarazo actual, más de la cuarta parte de ellas no desea más hijos y sólo una quinta parte de los hijos de madres adolescentes puede ser cuidado por ellas mismas”.

El informe indica también que el uso de procedimientos anticonceptivos es todavía bajo: 67 por ciento de las adolescentes (de 10 a 19 años) consultadas nunca los habían utilizado, y sólo 57 por ciento de las que tenían pareja los empleaban.

Sesenta por ciento de las jóvenes que usaban algún método conceptivo, se limitaban a abstenerse de relaciones sexuales en los días probablemente fértiles de su ciclo menstrual.

El último estudio de Profamilia, divulgado en 2000, indicó que la fecundidad femenina en una población de 15 a 19 años había aumentado de 70 a 96 nacimientos por 1.000 en el periodo 1990-98.

También se registró que una de cada tres mujeres encuestadas con educación solamente primaria había estado embarazada, y que la proporción se reducía a una de cada seis entre las que habían cursado la secundaria.

En otro estudio, llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad del Norte, principal centro privado de esa región del país, reveló una fuerte asociación entre embarazo adolescente y bajo nivel educativo.

Entre 151 adolescentes embarazadas de 10 a 19 años, residentes en 10 barrios de extrema pobreza, 95 por ciento tenían escasos estudios.

La población adolescente es 24 por ciento del total de 44,5 millones de habitantes, según datos del Departamento Nacional de Estadísticas, de junio del 2003.

El estudio de la Universidad del Norte destacó que el riesgo de mortalidad asociado con el embarazo es de dos a cuatro veces más alto entre adolescentes, por inmadurez del organismo, y que la mortalidad infantil es 30 veces mayor entre hijas e hijos de adolescentes.

También se señalaron como causas de embarazo adolescente el nivel socioeconómico bajo, la escasa educación sexual, el desconocimiento de métodos de prevención y la flexibilización de barreras sociales para el ejercicio de la sexualidad.

El gobierno presentó en abril su Política Nacional de Salud Reproductiva, que busca entre otras metas mejorar la cobertura y calidad de la atención institucional a las gestantes, reducir la maternidad temprana promoviendo el uso correcto de métodos anticonceptivos, y desarrollar campañas de educación entre los sectores más vulnerables.

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