BRASIL: Gobierno impulsa nueva y cuestionada planta nuclear

Construir o no la tercera central de energía nuclear de Brasil es un dilema de una década, y la polémica vuelve a intensificarse porque el gobierno está dispuesto a poner en marcha el proyecto.

Las centrales nucleares son peligrosas, caras y producen desechos letales, sin que se conozcan técnicas seguras para su necesario almacenamiento por miles de años, advierte una campaña de organizaciones no gubernamentales (ONG) ambientalistas, encabezada por la brasileña Fundación SOS Mata Atlántica y la internacional Greenpeace.

”La basura nuclear sigue sin solución” seis décadas después de que comenzó operar el primer reactor en Estados Unidos, y ya hubo más de 120 accidentes en el mundo, incluyendo los graves y famosos como el de 1986 en Chernobyl, al norte de Ucrania y entonces parte de la Unión Soviética, dijo a IPS el coordinador de Campañas de Energía de Greenpeace, Sergio Dialetachi.

Una coalición de unas 20 ONG buscará trabar la construcción de la nueva planta en Brasil, mediante ante los tres poderes del Estado, anunció.

Durante este mes, avisos en televisión con la famosa cantante de rock Rita Lee estimulan el rechazo de la opinión pública al proyecto.
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Brasil ya posee dos plantas en operación, conocidas como Angra- 1 y Angra-2, que componen la Central Nuclear Almirante Alvaro Alberto, en una playa del municipio de Angra dos Reis, menos de 100 kilómetros en línea recta al oeste de Río de Janeiro.

Un ambicioso y frustrado programa brasileño, basado en un acuerdo con Alemania, previó construir, además, otras seis antes del fin del siglo XX.

Angra-3, cuya construcción se suspendió, ya cuenta con equipos valorados en 700 millones de dólares y adquiridos hace más de una década en algunos casos.

Para concluirla, los estudios apuntan la necesidad de nuevas inversiones por 1.800 millones de dólares, informó a IPS Luiz Messias, superintendente de proyectos de Eletronuclear, la empresa estatal responsable de la generación eléctrica mediante reactores nucleares.

La construcción de Angra-3 ”representará la recuperación económica de las inversiones ya hechas” y evitará el gasto inútil de 20 millones de dólares anuales en mantenimiento de los equipos adquiridos y sin uso, observó.

La nueva planta compartirá la infraestructura y la experiencia del personal técnico de las dos ya existentes, lo cual abaratará costos y fortalecerá económicamente el complejo industrial que produce combustible nuclear, al ampliar la demanda, señaló Messias.

La central de Angra aporta en la actualidad cerca de cuatro por ciento de la producción nacional de electricidad, y es ”fundamental para un suministro confiable de energía a los estados de Río de Janeiro y Espíritu Santo”, argumentó.

Angra-3 tendría la misma potencia de Angra-2, es decir 1.350 megavatios, con capacidad de generar más de 10 millones de megavatios/hora por año.

La decisión alemana de desactivar su propio parque nuclear a partir de 2030 sirve de combustible a las críticas contra Angra-3, por depender de tecnología y equipos en fase de extinción. La falta de repuestos será un problema creciente, sostuvo Dialetachi.

Messias, sin embargo, negó validez al argumento ambientalista de que existe una tendencia mundial a abandonar el uso de energía nuclear, y alegó por el contrario que se vuelve a ella.

”La oposición antinuclear ya no es tan intensa en Alemania” y la situación cambia en Europa, ya que Gran Bretaña revisa sus perspectivas energéticas ante las dificultades de suministro petrolero, y Finlandia se apresta a construir una nueva central nuclear, sostuvo.

La propia cuestión ambiental tiene que ver con ese proceso, porque el Protocolo de Kioto exige a Europa reducir sus emisiones de gases que causan efecto invernadero, al retener calor en la atmósfera, y muchos piensan que sólo la energía nuclear permite cumplir ese meta, arguyó Messias.

La construcción de centrales nucleares aún es muy cara, con un costo de cerca de 2.000 dólares por kilovatio contra 600 dólares de las que emplean gas, admitió.

Pero avances tecnológicos y aumentos de escala pueden reducir ese costo a la mitad, pronosticó el funcionario.

Su colega Sergio Mathias, asesor de comercialización de Eletronuclear, aseguró a IPS que los costos de las fuentes alternativas y renovables, como la eólica y la biomasa, son muy superiores.

Además, esas fuentes no logran proveer más que tres por ciento de la demanda global de electricidad, tras ”más de dos décadas de subsidios e investigaciones”, mientras la nuclear aporta 18 por ciento, destacó.

Pero en Brasil es la costosa electricidad generada por las plantas de Angra la que recibe gruesos subsidios, y sería más lógico subvencionar las fuentes renovables, de gran potencial y escasamente explotadas en el país, alegó Dialetachi.

Además hay problemas de seguridad por el almacenamiento de basura nuclear en la misma Central, sin destino final definido, y las fallas del plan de emergencia para accidentes, señaló a IPS Rafael Ribeiro, consejero de la Sociedad Angrense de Protección Ecológica.

Una prueba de ese plan realizada el 31 de julio ”fue una verguenza”, ya que los poblados vecinos a la Central Nuclear siquiera escucharon la sirena de alarma, y allí viven decenas de miles de personas que tendrían que ser evacuadas rápidamente, explicó.

El alcalde de Angra, Fernando Jordao, demanda la construcción local de un refugio antinuclear para la población, previsto en acuerdos con Eletronuclear y las autoridades ambientales.

Hay en el mundo 441 plantas nucleares, concentradas principalmente en los países más ricos y los que integraban la Unión Soviética, según la Agencia Internacional de Energía Atómica.

La energía nuclear aporta 80,1 por ciento de la electricidad de Lituania y 78 por ciento de la de Francia, los países que más usan esa fuente.

El año pasado entraron en operación seis centrales nucleares, cuatro de ellas en China.

En América Latina, Argentina, Brasil y México tienen dos plantas cada uno, que aportan 7,23 por ciento de la electricidad producida en el caso argentino y cerca de cuatro por ciento en los otros dos países.

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