AMERICA LATINA: Indígenas aislados enfrentan extinción

La retórica gubernamental y las leyes garantizan la existencia de los pueblos indígenas aislados que sobreviven en las selvas amazónicas de Brasil, Ecuador y Perú, y en el Chaco paraguayo, pero su ruta hacia la extinción parece estar ya trazada.

Los korubo de Brasil, tagaeri de Ecuador, ayoreo de Paraguay y mashco-piros, ashaninkas y yaminahuas de Perú, que en conjunto no suman más de cinco mil individuos, soportan la presión creciente de una ”civilización” que avanza sobre sus territorios.

Lo que enfrentan los nativos aislados es un ”verdadero genocidio cultural”, dijo a Tierramérica Roberto Stavenhagen, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Indígenas.

”Me temo que en las circunstancias actuales es muy difícil que sobrevivan muchos años más, pues el llamado desarrollo niega el derecho de esos pueblos a seguir siendo pueblos”, señaló.

Los nativos están decididos a vivir aislados y a no seguir el camino de extinción física y cultural de otros pueblos indígenas. Eso los ha llevado a matar ante la amenaza de los explotadores de caucho, madera, petróleo, oro y recursos genéticos.

También avanzan sobre ellos religiosos, antropólogos y empresarios turísticos, y han sido presa de asesinos, como sucedió en mayo en la Amazonia ecuatoriana, cuando una decena de tagaeris, de los menos de 300 que aún sobreviven, fueron masacrados por indígenas huaoranis integrados a Occidente.

Esa matanza se relacionó con el interés de empresas madereras en explotar territorios vírgenes.

Muchos de estos grupos surgieron a la historia occidental hace menos de 60 años, al registrarse hechos violentos en sus territorios y debido a intentos empresariales de explotar sus riquezas.

En un inicio fueron calificados de salvajes, violentos y caníbales por algunos religiosos, empresarios e incluso integrantes de otras etnias indígenas.

Las historias rodeadas de violencia son un denominador común de los grupos nativos aislados, que en el pasado llegaron a ser cazados como animales para luego ser exhibidos ante la ”civilización”.

Así sucedió en 1956, cuando un grupo de ayoreos de Paraguay fue perseguido a caballo por trabajadores de una empresa que lograron atrapar a un niño indígena de menos de 12 años llamado Iquebi, el primero de su etnia que fue exhibido en ese país.

”El sistema económico actual no respeta la diversidad cultural, y a los indígenas voluntariamente asilados se los considera un estorbo”, dijo a Tierramérica el indígena brasileño Sebastiao Manchineri, portavoz de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica.

”El futuro de estos pueblos hermanos no está garantizado”, por lo que caminan hacia su extinción, lamentó.

Según el estudio Amazonia sin Mitos, financiado por la ONU, cuando los europeos llegaron a América, esa zona selvática estaba ocupada por alrededor de dos mil pueblos indígenas, que sumaban unos siete millones de personas.

Más de cinco siglos después, y tras explotación laboral, persecución y múltiples enfermedades que los nativos no conocían, quedan menos de 400 pueblos y unos dos millones de individuos, de los cuales menos de cinco mil aún se resisten a tener contacto con la ”civilización”.

Las leyes nacionales e internacionales y el discurso oficial prometen defender la existencia de esos últimos grupos nativos aislados, pero también hay quien reconoce desde el gobierno que será difícil cumplir con ese objetivo.

Para el jefe del departamento de Indígenas Aislados de la estatal Fundación Nacional Indígena de Brasil, Sydney Possuelo, el futuro de los nativos no es nada halagüeño.

La supervivencia de los indígenas depende ”de un cambio de paradigmas, de la reducción del consumismo. Sin ese cambio, (…) seguirán siendo destruidos en nombre del progreso”, dijo el funcionario a Tierramérica.

”Con cada etnia extinta desaparece también un pueblo, lo que es lamentable”, señaló.

El pueblo korubo de Brasil, del que se especula tiene 300 miembros, es quizás uno de los más numerosos de los que sobreviven aislados en ese país, pues hay otros de tan sólo cuatro integrantes.

También hay uno del que queda una sola persona, ”que no quiere contacto, vive solo en su casucha y ataca con flechas a quien se acerca”, explicó Possuelo.

En Brasil, Ecuador y Paraguay, las constituciones reconocen el derecho al territorio de los grupos indígenas, cosa que no ocurre en Perú, pero los cuatro países admiten la validez del acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantiza los derechos de los pueblos nativos sobre su entorno físico y cultura.

Pero los hechos dicen otra cosa. Inspecciones realizadas en la selva peruana demuestran que las empresas que operan en la Amazonia no cumplen con los compromisos respecto a los pueblos aislados, indicó a Tierramérica Cristina Valdivia, funcionaria del estatal Programa de Defensa de Comunidades Nativas de Perú.

La población de mashco-piros de Perú, de unos 1.100 integrantes, es acosada por diversas empresas, y en la actualidad debe moverse entre obras de perforación para explotar yacimientos de gas.

Según expertos, los mashco-piros están en riesgo crítico igual que los ashaninkas y yaminahuas, cuya población sería de unos 2.200 individuos.

Presionados desde múltiples flancos, los grupos peruanos se han visto involucrados en cruentos ataques, al igual que en Ecuador, Paraguay y Brasil.

En Paraguay, uno de esos hechos se registró a fines de los años 90, cuando los llamados ayoreo totobiegosode arremetieron con lanzas contra trabajadores de una empresa que abría caminos en la selva del Chaco.

Los ayoreo se mueven en la frontera con Bolivia sobre una superficie de casi tres millones de hectáreas, cada vez más presionada por el avance de la frontera agrícola.

Los nativos paraguayos, como los de otros países con zonas selváticas, afrontan también el acoso de grupos religiosos, en su caso del evangelista Misión a Nuevas Tribus de Estados Unidos.

La responsabilidad del gobierno ante los ayoreo totobiegosode es ”protegerlos de toda perturbación externa, que son muchas (por lo que) hay que luchar contra mucha gente con intereses dentro de su territorio”, dijo a Tierramérica Oscar Centurión, presidente del estatal Instituto Paraguayo del Indígena.

La socióloga Tarcila Rivera, del no gubernamental Centro de Culturas Indígenas de Perú, sostuvo que no deberían hacer falta leyes para que se protejan los derechos de los pueblos nativos, pues los tienen de forma natural, como el resto de la población.

El problema en el caso de los indígenas es que ”se tiende a considerarlos pueblos salvajes, fuera de la protección que rige para los demás ciudadanos”, señaló.

Si los gobiernos no toman medidas, los pueblos indígenas voluntariamente aislados serán eliminados sin que se pueda hacer nada al respecto, sentenció Manchineri.

* Publicado originalmente el 28 de junio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. Con aportes de Abraham Lama (Perú), Mario Osava (Brasil) y Alejandro Sciscioli (Paraguay). (

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