DESARROLLO: América Latina hurga entre nuevos y viejos fondos

América Latina y el Caribe examinan propuestas de nuevos fondos internacionales planteadas por Brasil y Venezuela, de cara a la Conferencia del Grupo de los 77 sobre cooperación Sur-Sur que se realizará en diciembre en la meridional ciudad marroquí de Marrakesh.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva propuso un fondo contra el hambre, y el venezolano Hugo Chávez abogó por uno humanitario.

Ambas ideas son analizadas desde este lunes, en la sede caraqueña del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), por representantes latinoamericanos y caribeños en el Grupo de los 77 (G-77), que reúne a 133 países del Sur en desarrollo.

Como pivotes de la cooperación Sur-Sur, el G-77 ”ha identificado las áreas de inversión y comercio, agricultura y alimentación, salud y educación, y tecnología de la información y la comunicación”, señaló en la reunión el embajador marroquí en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Mohamed Bennouna.

La reunión de Marrakesh ”no conducirá a nuevos programas de acción, pero debe ser una oportunidad para que los países en desarrollo hagan operativos los planes diseñados en conferencias y cumbres precedentes”, opinó.

Sin embargo, ”deben considerarse iniciativas aplicables a esas necesidades de nuevos fondos, como el humanitario que hizo Venezuela y el alimentario dibujado recientemente por Brasil”, dijo a IPS el representante venezolano en la troika que dirige al G-77, Milos Alcalay.

En la Conferencia Internacional para la Financiación del Desarrollo, realizada en marzo de 2002 en la nororiental ciudad mexicana de Monterrey, Chávez propuso crear un Fondo Humanitario Internacional voluntario, entre países y organizaciones no gubernamentales (ONG), para apoyar alternativas de desarrollo entre los países pobres.

Ese fondo se nutriría con uno por ciento de los gastos militares de los Estados miembros, la mitad de todos los recursos decomisados a narcotraficantes, y aportes privados y de las ONG.

Lula planteó a comienzos de este mes, como invitado a la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos realizada en la oriental ciudad francesa de Evian, integrar un fondo contra el hambre con porcentajes retenidos de los gastos de defensa y de los pagos de intereses de deuda externa por parte del Sur.

”El nombre del fondo no es lo más importante y el diagnóstico está claro. Lo que necesitamos es un buen pronóstico, que nuestros interlocutores acepten destinar al desarrollo recursos obtenidos de antivalores, como la carrera de las armas y el narcotráfico”, subrayó Alcalay.

Hasta ahora, la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) de los países industrializados dista de satisfacer las metas de combate a la pobreza establecidas en la Cumbre del Milenio que realizó en 2000 la Organización de las Naciones Unidas (ONU), apuntó en un informe el SELA, que reúne a 27 Estados de América Latina y el Caribe.

”La AOD total alcanzó 57.000 millones de dólares en 2002, pero la mayoría de los países industrializados está muy lejos de cumplir el compromiso internacional de destinar como mínimo 0,7 por ciento de su producto bruto a ese fin, con excepción de Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia”, indicó.

Las cifras desembolsadas ”representan apenas 0,2 por ciento del producto interno bruto de los industrializados”, según el director de Economía de la cancillería venezolana, Oscar Hernández, quien destacó que ”se necesitan de 50.000 a 70.000 millones de dólares adicionales cada año”.

El SELA expresó que además ”se requiere mejorar la efectividad de la AOD y la cooperación entre instituciones financieras internacionales”, y que ”los países en desarrollo articulen mucho mejor sus posiciones” en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

El secretario permanente del SELA, Otto Boye, de Chile, anunció que para examinar ese tema se reunirán en Panamá, del 21 al 23 de julio, los directores de cooperación internacional de los Estados miembros.

En 2004 cumplirán 60 años el Fondo y el Banco Mundial, y el SELA sostuvo que eso debería aprovecharse para ”proceder a un renacimiento” de los dos organismos, al ”reducir su tamaño y su burocracia” y lograr ”una redistribución de votos”, que evite el predominio de Estados Unidos, equivalente en los hechos a poder de veto.

El SELA insistió además en su propuesta para que la ONU establezca un Consejo de Seguridad Económica, por analogía con el actual Consejo de Seguridad, de 15 miembros, que se ocupa de conflictos político-militares.

La conferencia de Marrakesh también buscará identificar ”buenos modelos” de cooperación Sur-Sur, dijo en la reunión de Caracas Safiatou Ba-N'Daw, de Costa de Marfil y directora de la Unidad de Cooperación Sur-Sur en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Se consideran buenos modelos los que ”faciliten un sostenido intercambio Sur-Sur de ideas, experiencia, gerencia y convergencia de esfuerzos entre los sectores público, privado y ONG”, indicó Ba- N'Daw.

Uno de ellos es el programa Nuevo Arroz para Africa (Nerica, por su acrónimo en inglés), con financiamiento japonés y del PNUD, que ha incrementado de 50 a 200 por ciento la productividad de sembrados de ese cereal en Africa Occidental, y ahorra a tal subregión 88 millones de dólares anuales en importaciones.

Otro buen modelo es el Foro de Negocios Africa-Asia, que en sus reuniones de 1999 (Kuala Lumpur) y 2001 (Durban) permitió cerrar operaciones por valor de 20 y 77 millones de dólares, respectivamente, y ya se prepara una tercera rueda en Senegal para fines de este año, , dijo la experta.

La Conferencia de Marrakesh, a la que se llevarán las conclusiones de la reunión en Caracas, se efectuará del 16 al 19 de diciembre de 2003.

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