Francia será el destino de las mejores obras presentadas en el primer Festival Internacional de Cine Pobre, que convocó en abril a cineastas de 23 países de América, Asia y Europa, en la oriental ciudad cubana de Gibara.
Los filmes escogidos para integrar la muestra serán exhibidos junto a algunos materiales teóricos en unas tres salas de París, probablemente en el segundo semestre de este año, explicó el director del encuentro destinado a promover obras de bajo costo de producción, Sergio Benvenuto.
Es una manera de acceder a circuitos donde este tipo de arte audiovisual pueda ser distribuido, comentó a IPS Benvenuto.
En el certamen realizado del 21 al 25 de abril en Gibara, a más de 700 kilómetros de La Habana, participaron más de 100 películas realizadas en su mayoría en vídeo digital y con muy escasos recursos económicos de producción.
Los premios de este primer festival cubano, destinados a proveer a los realizadores de tecnologías, becas de estudio o recursos monetarios recayeron en obras de esta isla de régimen socialista, de Argentina, Brasil, España, Estados Unidos, Francia, Irán, México y Uruguay.
Los galardones principales fueron conquistados por Vaga- Lumen, del brasileño Gilson Vargas, y Last ball, del estadounidense Peter Callahan, en tanto el gran premio de guión inédito fue para Prometeo deportado, del costarricense Fernando Mieles.
El documental Siyamo, del iraní de Mahmoud Reza Sani, obtuvo el Gran Premio Cesare Zavattini consistente en 3.000 dólares para el arrendamiento de tecnología audiovisual durante la filmación o la posproducción de la próxima obra del cineasta.
Se trata de premios prácticos que inciden en la continuidad de la obra, recalcó Benvenuto, para quien el Festival de Cine Pobre facilitó a los realizadores el conocimiento de las herramientas que permiten abaratar los costos de sus películas.
Añadió que para la segunda edición de la cita se prevé mantener la habilitación de presentar películas sin terminar a causa de la falta de recursos. Esto sólo es posible en el cine digital, explicó.
También continuará la flexibilidad en cuanto a formato e idioma y se aceptarán subtítulos en inglés o francés cuando no sea posible el español.
Vamos a tomarnos la libertad de seguir siendo flexibles. No queremos excluir un buen material en razón del formato o el idioma, puntualizó Benvenuto.
Por su parte, Humberto Solás, presidente del Festival y director de Miel para Ochún, filmada por entero en formato digital, aclaró en más de una ocasión que hacer cine pobre de ningún modo significa producir obras sin calidad artística.
En su opinión, se trata de una cinematografía de bajos recursos, que se ejecuta tanto en países de menor desarrollo como en los de alto poder económico y ya sea dentro de programas oficiales de producción o a través de cine independiente o alternativo.
Para Solás, la disminución de los costos de producción es posible a partir del uso de las nuevas tecnologías, entre ellas el vídeo digital y su posterior ampliación a 35 milímetros.
Ello repercute en una gradual democratización de la profesión, al desequilibrar el carácter elitista que ha caracterizado a este arte vinculado inexorablemente a la industria, afirmó el cineasta cubano en la cita de abril en Gibara.
Participantes en el Festival de Cine Pobre coincidieron en que su realización en esta ciudad de la provincia de Holguín logró una intimidad con el lugar y su gente que es necesario conservar.
Se creó un clima cálido, propicio para el intercambio y ajeno a estrellatos. Todo el pueblo, incluidas sus instituciones de gobierno, cooperaron y participaron, relató Solás.
Gibara, con casi 17.000 habitantes, fue escenario de Lucía, un filme realizado por Solás en 1960, de ahí su elección como sede del festival.
La localidad se engalanó con esmero para la muestra cinematográfica internacional y cobijará a futuros festivales de cine pobre. Sería un pecado llevarlo a otro lugar, consideró Benvenuto.
El Festival de Cine Pobre fue la primera muestra de películas de carácter mundial que se convoca desde Cuba, pues el conocido Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, que se efectúa cada diciembre desde hace 20 años, como su propio nombre lo indica se circunscribe a América Latina.