El segundo secuestro en menos de 15 días de una aeronave de Cuba para desviarla hacia Estados Unidos añadió este martes nuevos ingredientes de tensión a las siempre conflictivas relaciones bilaterales.
Sobre el gobierno de ese país (Estados Unidos) recaerá por entero la responsabilidad de lo que pueda ocurrir, dijeron fuentes oficiales al informar que otra aeronave de la ruta entre la sudoccidental isla de La Juventud y La Habana había sido secuestrada en la noche del lunes por un individuo con una granada de mano.
Los secuestros de naves aéreas o marítimas son uno de los varios factores irritantes en los vínculos cubano-estadounidenses, y La Habana acusa a Washington de premiar en vez de castigar a los autores de ese tipo de delito.
El avión secuestrado, un AN-24 fabricado en la desaparecida Unión Soviética, despegó cerca de este mediodía con rumbo al sudoriental estado estadounidnse de Florida desde el aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, luego de ser reabastecido de combustible, se confirmó oficialmente.
Una nota difundida en el noticiero del mediodía de la televisión estatal identificó al aeropirata como Adelmis Wilson González, con pésimos antecedentes penales, quien viajaba con su mujer y un hijo de ésta, menor de 18 años.
Según el reporte oficial, González amenazó con hacer volar la nave en varias ocasiones, aunque es posible que la granada que portaba no contuviera explosivos, porque otras inocuas fueron encontradas en su domicilio en Nueva Gerona, capital de Isla de La Juventud, antes llamada isla de Pinos.
De cualquier forma, pudo conducir a una catástrofe de la que se libraron los pasajeros gracias a la valentía del piloto, añadió.
La fuente confirmó que fueron liberadas 22 personas que viajaban en el avión, entre ellas niños y mujeres, y anunció que no hay todavía constancia de que González contara con la complicidad de otros pasajeros.
El secuestrador se mantuvo toda la noche atrincherado en la parte trasera del avión, ubicado en el medio de la pista de la terminal aérea capitalina, lo que obligó a desviar el tráfico hacia el aeropuerto de Varadero.
La aeronave fue secuestrada cuando volaba los 125 kilómetros que separan Nueva Gerona y La Habana.
Un avión de pasajeros DC-3 que hacía ese mismo trayecto fue desviado el pasado 19 de marzo, también hacia Estados Unidos, donde reside una colectividad cubana de más de un millón de personas, que incluye a duros opositores de La Habana.
El gobierno cubano consideró que el nuevo caso de piratería es fruto inmediato del aliento recibido por los secuestradores de aviones con la inconcebible conducta de las autoridades de Estados Unidos a raíz del desvío del DC-3.
Esa primera aeronave, con 27 pasajeros, cinco tripulantes y un custodio a bordo, fue desviada por varios individuos que llevaban armas blancas.
Diecisiete de las personas que viajaban en el DC-3 solicitaron asilo en Estados Unidos y otras 16 regresaron a Cuba, donde fueron recibidos personalmente por el presidente Fidel Castro, quien había solicitado el retorno de los aeropiratas.
Pero Washington no devolvió el aparato y anunció que los requeridos serían juzgados en territorio estadounidense.
Resulta inaceptable que estos secuestradores sean liberados, o que no sean devueltos, afirmó Castro en una extensa exposición sobre ese caso transmitida por televisión.
El mandatario llamó agujero negro en la seguridad de Estados Unidos a la llamada Ley de Ajuste Cubano, de 1996, que en su opinión estimula la emigración clandestina desde la isla a territorio estadounidense.
Esa norma concede asilo a los ciudadanos cubanos que logran pisar tierra firme en Estados Unidos, y al año les otorga residencia en ese país.
Para el gobierno de Castro, esa ley complicó las relaciones migratorias, y promovió el secuestro de naves aéreas y marítimas, así como el trasiego clandestino de emigrantes, que pone en riesgo la vida de muchas personas.
Según el gobernante de 76 años, las autoridades estadounidenses jamás dejaron de premiar a los que se llevaron por la fuerza un barco o un avión de Cuba, durante más de cuatro décadas.
De acuerdo con una cronología difundida por la prensa estatal de la isla, 51 aeronaves cubanas fueron secuestradas de 1959 a 2001, y casi sin excepción desviadas hacia Estados Unidos.
El primer caso de secuestro que registra esa cronología es justamente el de un DC-3 que volaba entre La Habana y la Isla de la Juventud, desviado hacia la ciudad estadounidense de Miami, en Florida, el 16 de abril de 1959, por miembros del régimen de Fulgencio Batista, depuesto por la revolución que encabezó Castro.
Ese secuestro y todos los posteriores quedaron impunes, aseguraron las fuentes cubanas.
La Habana y Washington suscribieron el 15 de febrero de 1973 un convenio en materia de piratería aérea y marítima, al que se sumaron Canadá y México, que estableció sanciones fuertes contra los autores de ese delito.
Desde esa fecha, el secuestro de aviones cubanos disminuyó considerablemente, y durante más de 10 años sólo se registraron en el país intentos frustrados.
El acuerdo de 1973 sufrió un demoledor golpe con el sabotaje contra el avión de la estatal aerolínea Cubana de Aviación en Barbados, el 6 de octubre de 1976, en el cual perecieron 73 personas, pero Cuba mantuvo la aplicación de severas sanciones a los secuestradores, comentaron los medios oficiales.