Sumiko Haneda era apenas una niña cuando fuerzas estadounidenses bombardearon Tokio en 1945, pero aquellos horrores vivos en su memoria bastaron para que hablara este sábado ante una manifestación de 10.000 japoneses contrarios a una guerra en Iraq.
Fue una época terrible, recordó Haneda, cineasta documentalista, a la multitud reunida en Tokio, en una de las protestas celebradas este sábado en varias ciudades del mundo contra la decisión de Estados Unidos de atacar Iraq.
Siempre pasaba frío y hambre. Mi familia era tan pobre que casi no teníamos ropa. Miles de vidas se perdieron en una semana, cuando Tokio fue arrasada en 1945. Si Estados Unidos ataca a Iraq, ocurrirá lo mismo, y nosotros, japoneses, debemos detener esa carnicería, exhortó Haneda.
La guerra contra Iraq no debe permitirse jamás, pues sería un crimen contra la humanidad, agregó.
Haneda fue una más entre dirigentes políticos, activistas y artistas que se tomaron de las manos en el parque Hibiya, punto de encuentro de la marcha, para recorrer el exclusivo distrito de Ginza, alterando el tránsito de la capital japonesa.
Con máscaras, sombreros y carteles contra la guerra, los manifestantes soportaron el frío de la nublada tarde cubiertos con abrigos y mantas, mientras escuchaban los discursos.
Aunque son muy diferentes las circunstancias del planificado ataque a Iraq y las de los bombardeos contra Japón de los años 40 (epílogo de la segunda guerra mundial), la preocupación por el precio que deberán pagar los civiles por las decisiones de los políticos es la misma, señalaron los oradores.
Vine a recordarles que nadie debería morir en honor a la victoria de otro país, sostuvo el ensayista Inada Nada, de 76 años.
Los ciudadanos japoneses nunca permitirán que esto ocurra, porque sabemos que la guerra nada resuelve y sólo provoca dolor a la gente común, añadió.
Nada apuntó que el gobierno de su país se ve presionado para respaldar a como estrecho aliado a Estados Unidos, pero no toma en cuenta los puntos de vista de la población.
Los japoneses recuerdan que Estados Unidos arrojó la bomba atómica sobre su país y mató a miles de personas. La lección del 11 de septiembre (de 2001, cuando se perpetraron ataques terroristas contra Washington y Nueva York) no debe ser la venganza, sino la reflexión, sostuvo Nada.
Un tiempo de reflexión sobre lo ocurrido en otros países a raíz de los ataques estadounidenses, puntualizó.
Más de 200.000 personas murieron en un solo día cuando Estados Unidos utilizó la primer arma nuclear del mundo sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, en agosto de 1945.
En los bombardeos a Tokio, a inicios de 1945, las fuerzas estadounidenses arrojaron cientos de bombas sobre la ciudad en una semana. Se estima que 100.000 personas murieron en un solo día, en aquella semana fatal.
La Gran Protesta y Desfile de este sábado fue una de las más de 100 grandes protestas celebradas este año en Japón contra los intentos estadounidenses de iniciar una guerra contra Iraq.
La de hoy es muy importante, pues se realiza en víspera de una posible decisión de comenzar la guerra, opinó Hiroshi Ikeda, director de la Confederación Nacional de Sindicatos, uno de los organizadores de la manifestación, en referencia a la reunión de este domingo de los gobernantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y España, para discutir un eventual ataque.
A la central sindical, conocida como Zenroren, se sumaron cientos de organizaciones civiles pacifistas, de mujeres y de derechos humanos, que llevan adelante una campaña contra la política beligerante del presidente estadounidense George W. Bush.
Una prueba del respaldo público al movimiento pacifista fue la presencia de 28 conocidas personalidades del periodismo, la literatura y el teatro mezcladas entre los manifestantes, que los recibieron con aplausos y saludos.
El estudiante de secundaria Hideo Nakajima, de 17 años, llegó a la manifestación con un grupo de amigos desde Saitama, un suburbio de Tokio.
Estoy reuniendo información para el periódico escolar, que también se opone a la guerra. Estados Unidos se ganaría el respeto de la juventud japonesa si impulsara una solución pacífica, estimó.
Es la primera vez que participo de una manifestación pacifista. Estoy contra la guerra y quiero que (el presidente estadounidense George W.) Bush respete nuestra determinación de no permitirle atacar Iraq, dijo Yuko Noguchi, un ama de casa que acudió con su hija y su amiga, Hitomi Nakamura.
Estamos contra cualquier tipo de respaldo financiero de Japón a la guerra. Vinimos a mostrar a nuestro gobierno y al mundo que el público japonés nunca permitirá que civiles iraquíes inocentes mueran a la salud de la guerra, apuntó Nakamura.
Más de 78 por ciento de los consultados en una encuesta realizada a fines de febrero por la agencia japonesa de noticias Kyodo se opusieron a un ataque estadounidense contra Iraq.
Más de 40 por ciento agregaron que la guerra sólo provocaría más terrorismo y depresión económica.
Los intentos del primer ministro Junichiro Koizumi de aprobar una nueva legislación antiterrorista que permitiría a su gobierno prestar auxilio a fuerzas estadounidenses en caso de guerra, no han hecho más que abatir su ya menguada popularidad.
En febrero, apenas 33 por ciento de los consultados tenía una imagen positiva de Koizumi, un deterioro notable respecto de 90 por ciento registrado en abril de 2000, cuando asumió su cargo.
La generación joven no ha experimentado la guerra y está más interesada en la satisfacción económica, sostuvo el escritor Nada.
Pero el llamado bélico de Bush, la economía decadente y la exposición periodística de las penurias que pasan los iraquíes han reactivado el pacifismo que creo anida muy profundo en el corazón de los japoneses, finalizó. (