La Corte Penal Internacional podría juzgar crímenes contra la humanidad que se cometan en la guerra lanzada por Estados Unidos contra Iraq, pese a que ninguno de esos dos países forma parte del nuevo organismo jurídico, según la jueza costarricense Elizabeth Odio.
El tribunal está habilitado para entender en cualquier caso de ese tipo de delitos cometido por individuos que envíe el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), explicó Odio, vicepresidenta de la Corte Penal Internacional (CPI), en entrevista exclusiva con IPS.
En la mira de la CPI, presidida por el juez canadiense Philippe Kirsch y que fuera instalada el 10 de este mes, estarán todos aquellos casos de crímenes de guerra y genocidio cometidos después del 1 de julio de 2002, cuando entró en vigor el llamado Estatuto de Roma promovido por la ONU que la creó.
Sin embargo, el Estatuto de Roma sólo fue ratificado por 89 países. Afuera de la jurisdicción del tribunal quedaron por ahora Estados Unidos, China, India e Indonesia, los cuatro países más poblados del mundo, Iraq, Pakistán, Corea de Norte, Israel y la mayoría de las naciones con regímenes militares.
El gobierno estadounidense de George W. Bush, justificó su exclusión del Estatuto, firmado por su predecesor Bill Clinton en 1998, señalando que en caso de hacerlo dejaría a sus militares en el extranjero expuestos a acusaciones por motivaciones políticas, lo cual socavaría su declarada guerra internacional contra el terrorismo.
La CPI, que funcionará de modo permanente en La Haya, está conformado por 18 jueces – – 11 hombres y siete mujeres- entre los que se cuentan cuatro de América Latina y el Caribe. Además de Odio, integran el tribunal el boliviano René Blattmann, la brasileña Silvia De Figueredo y el trinitario Karl Hudson.
– – ¿Sobre qué delitos que se cometan en la guerra de Estados Unidos contra Iraq tendrá competencia la CPI, teniendo en cuenta que no tiene jurisdicción sobre los ciudadanos ni ninguno de los dos países involucrados?
– – Esto sólo lo puedo contestar en teoría… El Consejo de Seguridad de la ONU, teóricamente, tiene potestad para enviar a la Corte casos sobre este conflicto o sobre cualquier otro.
Cuando el Consejo interpreta que se puso en peligro la paz o la seguridad del mundo puede derivarnos casos, independientemente de cuáles países están involucrados y de sí ratificaron o no la jurisdicción de la Corte.
– – ¿Cuál será el impacto sobre el derecho internacional de la decisión de Estados Unidos de atacar a Iraq sin el consentimiento de la ONU?
– – Todas las acciones que se hagan al margen de la Asamblea General o del Consejo de Seguridad de la ONU traen perjuicios, pero eso no significa que ese foro mundial o el derecho internacional vayan a desaparecer.
Esta no es la primera vez que un país actúa al margen del orden jurídico o que no acata un mandato multinacional.
– – ¿Qué implicará para el mundo la puesta en funcionamiento de la Corte Penal Internacional?
– – Como lo dijo el secretario general de la ONU, Kofi Annan, el día de nuestra juramentación, es una esperanza que se abre para la justicia y puede verse como uno de los aportes a favor de la paz.
– – ¿Cuál cree que es la principal fortaleza del nuevo tribunal?
– – La fortaleza emana de que la Corte es el resultado de un trabajo de casi 200 países representados por sus gobiernos, que en 1998 llegaron a un consenso en Italia. Hay un amplio y generalizado criterio aceptado por todos de que deben juzgarse los más grandes crímenes.
El Estatuto de Roma fue votado por más de 100 países y sólo siete estuvieron en contra, y hasta el momento ha sido ratificado por 89. Creo que esta gran cantidad de ratificaciones se hizo en un tiempo récord.
– – ¿Cómo ha tomado las críticas de algunas organizaciones humanitarias sobre la presunta poca experiencia de los jueces escogidos para conformar la CPI?
– – Yo diría que los 18 jueces se escogieron con criterios de excelencia. La selección se hizo mezclando experiencias judiciales con académicas, diplomáticas y jurídicas. Me parece que el balance es excelente.
Considero que las críticas son infundadas, pues el propio estatuto señalaba que debía escogerse a personas de distintas ramas, unas especializadas en procedimientos penales, otras en derecho humanitario y otras en materia de relaciones internacionales.
– – También se plantean dudas sobre la eficiencia de la Corte, en razón de las limitaciones económicas y de recursos con que cuenta.
– – También debo decir que son críticas infundadas. Hace casi 10 años yo fui una entre los primeros jueces que comenzamos a trabajar en el tribunal para los crímenes de la antigua Yugoslavia.
Imagínese que sólo éramos 11 jueces, cerca de cinco personas adicionales y ni siquiera teníamos edificio propio, mientras que hoy ese tribunal tiene cerca de 1.500 funcionarios. Así que el hecho de que la CPI comience con 40 o 50 empleados no me parece una desventaja sino, por el contrario, creo que es un gran lujo.
– – ¿No cree que la ausencia de países como Estados Unidos, China o Iraq del nuevo organismo puede ser su gran talón de Aquiles?
– – Para que la Corte llegue a ser verdaderamente universal se requiere que todos los países acepten su jurisdicción. Que muchos no se hayan adherido revela que hay trabajo por hacer para que eso se subsane.
La circunstancia de que Estados Unidos, la principal potencia mundial, esté fuera ciertamente es un problema, pero hay que ser claro de que eso no impedirá que comience a funcionar. Con un poco de paciencia, la Corte llegará a ser universal.
– – ¿Qué opinión tiene respecto de los convenios bilaterales firmados por Washington con 21 países para que los militares estadounidenses destacados en esos territorios queden fuera del alcance de la CPI?
– – Ese es un punto específico al que no puedo referirme en este momento. Es un tema que podríamos tratar en la Corte y por eso no puedo adelantar criterio.
– – ¿Cuándo comenzará la Corte a trabajar sobre casos específicos?
– – En el momento que los tenga listos el fiscal de la Corte, que será escogido en abril. (