ESTADOS UNIDOS-IRAQ: Tibia oposición latinoamericana a la guerra

América Latina es apenas espectadora del drama bélico que Estados Unidos se apresta a protagonizar contra Iraq, mientras los gobiernos de la región adoptan de momento una oposición retórica a la guerra.

Washington tropezó esta semana con el primer obstáculo importante a sus planes de invadir Iraq, al que acusa de ocultar armas de destrucción masiva. Pero éste no provino por cierto de América Latina, sino de Alemania, Francia, Bélgica y Rusia.

Las únicas potencias ”con voz activa” en conflictos de esta naturaleza son China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, que ostentan poder de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo a IPS el coordinador del Núcleo de Estudios Estratégicos de la brasileña Universidad de Campinas, Geraldo Cavagnari.

A juicio de Cavagnari, también Alemania incide en esta crisis, aunque no goce del privilegio del veto en el máximo cuerpo ejecutivo de la ONU, por haber sido derrotada en la segunda guerra mundial.

Rusia refrendó esta semana una iniciativa franco-alemana sin precedentes para evitar la guerra: triplicar la cantidad de inspectores de armas de la ONU en Iraq y respaldar su tarea con una fuerza multinacional de paz.

Mientras, Alemania, Francia y Bélgica opusieron un tenaz veto en la Organización del Tratado del Atlántico Norte al pedido estadounidense de protección militar a Turquía, país vecino de Iraq desde el que Washington prevé lanzar su ofensiva contra Bagdad.

Aunque América Latina no influye en estos acontecimientos, sufrirá los efectos económicos negativos de la guerra, en especial los países ”emergentes” como Brasil, que consumen más petróleo que sus vecinos debido a su mayor desarrollo industrial relativo, señaló Cavagnari.

El alza de los precios del petróleo, una recesión mundial que afecte las exportaciones y la caída de inversiones y préstamos extranjeros son efectos probables de la guerra, que agravarán las dificultades económicas de Brasil, según estudios gubernamentales.

Eso vale también para otros países latinoamericanos dependientes del capital internacional o de las importaciones de petróleo. Estos temores contribuyen a que la región se incline por las soluciones pacíficas, pero con cautela y ambigüedades.

Los países del Mercado Común del Sur (Mercosur, compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y sus miembros asociados, Bolivia y Chile, manifestaron que el Consejo de Seguridad de la ONU es el único órgano internacional con facultad para ordenar una operación militar.

Esta definición avala la posición de Chile, que integra el Consejo de Seguridad y podría ser objeto de presiones de Washington, merced al acuerdo de libre comercio firmado con Estados Unidos, aún pendiente de ratificación parlamentaria en ambos países.

La canciller chilena Soledad Alvear sostuvo que su gobierno no apoyará una acción unilateral de Estados Unidos, pero reclamó a la vez un ”cambio radical” en la actitud del gobierno iraquí encabezado por Saddam Hussein, que hizo caso omiso de las resoluciones de la ONU en los últimos 12 años.

México, la otra nación latinoamericana que integra el Consejo de Seguridad de 15 miembros, se manifestó contra la guerra, pese a ser socio de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El riesgo de que se altere el intenso flujo migratorio y comercial entre ambos vecinos preocupa al gobierno de México, pero su voto responderá al interés global de la humanidad, aseguró el embajador mexicano ante le Consejo de Seguridad, Adolfo Aguilar Zinser, quien negó la existencia de presiones de Washington.

El presidente Vicente Fox dialogó telefónicamente con varios mandatarios, especialmente de Europa, ”tratando de evitar la guerra”, según dijo.

La posición mexicana se basará en ”evidencia inequívoca” de la existencia o no de armas de destrucción masiva en Iraq, pero no será en contra de la opinión pública nacional, ni supone ”siquiera la posibilidad de una guerra”, aseguró el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez.

Pero hasta ahora, sólo Alemania manifestó su rechazo a cualquier tipo de ataque, incluso autorizado por la ONU.

Sorpresivamente cauto se muestra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien desafió a Washington al visitar Iraq en 2000 y en 2001 denunció la masacre de niños que provocaban los bombardeos estadounidenses sobre Afganistán.

El mandatario mantiene de momento total silencio.

”Tengo información cierta de que a Chávez le han aconsejado no decir ni una palabra sobre el tema y sus colaboradores le insisten en la moderación”, reveló a IPS Maruja Tarre, investigadora de cuestiones petroleras y del Medio Oriente.

Cualquier pronunciamiento interpretado como apoyo a Saddam Hussein ”le costaría muy caro” a Chávez, que busca afirmar a Venezuela como proveedor seguro de crudo, explicó Tarre.

Alí Rodríguez, presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela, ”ofreció a fines de 2002 a Estados Unidos un convenio de suministro petrolero por 20 años, lo que no había hecho ningún gobierno venezolano en toda su historia”, un hecho que pasó inadvertido en medio de la crisis política venezolana, señaló Tarre.

Pero el diputado Tarek Saab, del gobernante Movimiento Quinta República, aseguró que Caracas se opone a la guerra, y recordó que las sanciones comerciales impuestas por la ONU dese 1990, han causado ”la muerte de 1,5 millón de iraquíes, sobre todo ancianos y niños, un verdadero descalabro humanitario”.

Argentina, que en 1991 se alineó con Estados Unidos en la guerra del Golfo, ofreciendo incluso tropas, se suma ahora a sus sus socios del Mercosur en el rechazo a ataques unilaterales. El país no tomará parte en ningún conflicto militar, aseguró el canciller Carlos Ruckauf.

Pero el ofrecimiento argentino de colaborar en misiones humanitarias, enviando incluso especialistas militares en armas químicas, explosivos y minas, despertó críticas internas.

”Es un apoyo explícito a la política imperial de (George W.) Bush”, consideró la diputada opositora Elisa Carrió, candidata presidencial de Alternativa por una República de Iguales.

El gobierno argentino ”no puede ser ambiguo”, ”no debe haber ayuda de ninguna naturaleza, sino un pronunciamiento como el de Francia y Alemania”, sostuvo Carrió.

Con ambigüedades o exceso de retórica, los gobiernos latinoamericanos tienden a oponerse a la guerra.

Esto aísla a Colombia, cuya total dependencia de la asistencia de Estados Unidos para el combate al narcotráfico no le deja otra salida sino el alineamiento, opinó Cavagnari. (

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