ARGENTINA: Nuevos profesionales al rescate de música autóctona

Jóvenes del noroeste de Argentina se embarcaron en una nueva y original carrera profesional que combina educación musical y ciencias sociales, para difundir y afianzar elementos culturales típicos de esa zona.

La formación de los futuros ”promotores sociomusicales” durará dos años y medio, y en 2002 comenzaron a recibirla 40 egresados de secundaria, que tuvieron ocho horas diarias de clase, cuatro días por semana.

”La idea es que los egresados puedan llevar sus conocimientos a los pueblos de la región para contribuir a recrear la vida comunitaria, para fortalecer la identidad cultural y la autoestima a partir de desarrollar la investigación en lo que es propio”, explicó a IPS la rectora de la carrera, Susana Moreau.

El epicentro de este nuevo fenómeno cultural es la ciudad de Tilcara, en la noroccidental provincia de Jujuy, a más de 1.700 kilómetros de Buenos Aires.

El Centro Andino para la Educación y la Cultura de Tilcara es sostenido por la Fundación Música Esperanza, creada por el pianista argentino Miguel Estrella, quien ha recibido por su obra humanitaria distinciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), del Ministerio de Cultura de Francia y de varias universidades.

La fundación nació hace más de 20 años y ya tiene más de 50 filiales en América Latina, Africa, Europa y Medio Oriente. Su objetivo es contribuir a que la música acerque a pueblos distanciados por razones políticas y aporte a la paz entre ellos.

Entre las principales iniciativas de Estrella está la creación de la Orquesta por la Paz, integrada por árabes e israelíes. Además, el músico brinda más de 50 conciertos solidarios anuales en escuelas, hospitales y cárceles.

La Fundación Esperanza se instaló en Tilcara en 1987, y desde entonces desarrolla allí varios proyectos, entre ellos talleres de educación musical infantil, confección de instrumentos autóctonos y servicios de musicoterapia para la infancia con problemas psicológicos y motrices, y con secuelas de desnutrición.

Uno de esos proyectos es la Embajada Musical Andina, que reúne a unos 40 niños y jóvenes de 12 a 24 años, provenientes de Argentina y de países vecinos, e intérpretes de instrumentos nativos o de otros orígenes.

En la Embajada hay integrantes de Jujuy, de la central provincia boliviana de Cochabamba y de la septentrional provincia chilena de Antofagasta.

La consolidación de ese proyecto condujo a crear la carrera de promotores sociomusicales. ”Pequeñas comunidades de los alrededores de Tilcara nos pedían que lleváramos nuestro trabajo a los pueblos periféricos que están mas aislados, y para eso se necesita gente preparada”, explicó Moreau.

La formación de esos promotores es apoyada por la Fundación Avina de Suiza, una organización no gubernamental de asistencia al desarrollo, la Fundación Antorchas, el Ministerio de Cultura de Francia y la UNESCO.

La convocatoria tuvo inmediata respuesta. Los 40 jóvenes que se inscribieron tienen de 18 a 25 años, y provienen de unos 15 pueblos de Jujuy. Veinticinco de ellos son de Tilcara, y los demás comen y duermen en el Centro Cultural Andino de domingos a jueves.

”Los alumnos vienen de sectores socioeconómicos precarios y llegan con algunos conocimientos de música, pero sin esta carrera no tendrían las posibilidades de desarrollo que van alcanzando al cursar las distintas materias”, señaló Moreau.

”Me pareció interesante la propuesta de unir el humanismo con la música para guiar a las comunidades hacia el rescate de su identidad y de los valores de su tierra”, dijo a IPS la maestra Silvina Luque, una de las alumnas.

Unos 15 profesores enseñan a los futuros promotores psicología de grupos, sociología, antropología e historia del arte latinoamericano a partir de los movimientos sociales, entre otras materias.

También se realizan talleres y seminarios de lectoescritura musical, práctica coral, expresión corporal, danza y ejecución de los instrumentos más usados en la región.

Entre esos instrumentos están la quena (un tipo de flauta dulce), la zampoña (compuesta por varias flautas adosadas, cada una de ellas para producir una sola nota), el charango (especie de pequeña guitarra con 10 cuerdas en pares) y la guitarra.

Está previsto que la formación de promotores incluya dos años de estudios en Tilcara y seis meses de práctica en escuelas, centros vecinales o asilos de la región. Quienes deseen capacitarse para ser maestros rurales de música en la provincia cursarán seis meses adicionales.

Las posibilidades de empleo para los futuros profesionales son aún una incógnita. Moreau indicó que gobiernos locales y organizaciones de vecinos se han comprometido a contratar a quienes egresen, pero agregó: ”Habrá que ver si es así”.

De todos modos, los alumnos podrán ”abrirse a lenguajes artísticos del mundo comenzando por casa, con la música de sus familias, la que cantaban sus abuelos, la que se toca con instrumentos de su región, y no comenzando por Bethoven”, comentó. (

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