Manuel Alvarez Bravo, el fotógrafo mexicano de mayor proyección internacional que falleciera el 19 de este mes a los 100 años, dejó una vasta obra y también una de las mayores colecciones mundiales de fotografías y grabado de autor, que apenas será catalogada.
Alvarez Bravo, el primer fotógrafo de América Latina en exponer en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 1931, fue un gran coleccionista de fotografías de autor, muchas de las cuales son piezas únicas.
Familiares del artista, que trabajó con imágenes 80 de sus 100 años de vida, indicaron que apenas se empezará a organizar el caótico archivo del autor y que, posiblemente, lo donen al país. Mientras, autoridades del área cultural del gobierno mexicano se mostraron dispuestas a colaborar.
La comunidad artística lamentó la muerte de Alvarez Bravo, quien enseñó con sus imágenes al premio Nobel de Literatura Octavio Paz lo que es la poesía, según confesó el escritor en alguna ocasión.
Este fotógrafo recibió en su vida numerosos galardones, entre ellos el premio Elías Soursky, en 1974, el Nacional de las Artes, en 1975, el Internacional de Fotografía Hugo Erfurth, en 1991, y el Leica Life Time, en 1995.
No cesa el manar de las apariciones. Las bocas del río dicen nubes, las bocas humanas dicen ríos. La realidad tiene siempre otra cara, la cara de todos los días, la que nunca vemos, la otra cara del tiempo. Manuel: préstame tu caballito de palo para ir al otro lado de este lado. La realidad es más real en blanco y negro, escribió Paz.
Críticos de arte de diversos países afirmaron que Manuel Alvarez Bravo es el mayor fotógrafo que ha tenido México y uno de los mejores del mundo.
La muerte encontró al artista cuando en México, España y Holanda se organizaban diversos actos y exposiciones para celebrar sus 100 años.
En la casa de Alvarez Bravo hay montañas de negativos y fotos impresas en diversas técnicas que son de su autoría, pero también de otros autores que conoció o que simplemente adquirió en diversos países, indicaron sus familiares.
Existe un archivo fotográfico de autor en ciernes que podría ser uno de los más importantes del mundo, señaló el crítico de arte Alejandro Castellanos, quien pudo conocer la casa del fotógrafo.
Las fotografías del artista mexicano, conseguidas sin trucos de laboratorio ni actuaciones, atrapan momentos de la vida y el paisaje en planos cerrados o abiertos, pero siempre con fina estética y alto contrastes de luz.
Alvarez Bravo mantuvo una actividad frenética entre los año 20 y 70, que se traduce en miles de imágenes, para luego bajar el ritmo hasta un estado contemplativo, como él mismo lo caracterizó en una de las últimas entrevistas que dio a la prensa.
Susan Kismeric, curadora del Museo de Arte Moderno de Nueva York, sostuvo que las imágenes mágicas y líricas de Alvarez Bravo escapan a interpretaciones fáciles.
Detrás de la aparente ingenuidad de sus imágenes se despliegan múltiples significados y lecturas, lo cual le da a su obra un carácter cuasi surrealista, apuntó.
El fotógrafo mexicano, quien se caracterizaba a sí mismo como un hombre tímido, se declaraba sorprendido por los homenajes y las palabras de felicitación y admiración que recibía.
Sobre los comentarios de críticos y expertos, Alvarez Bravo dijo no tener idea de los comentarios, (pues) los críticos ven más cosas que yo.
Al entierro del artista acudieron fotógrafos de varios medios de comunicación locales que, entre aplausos, lo despidieron, pues lo consideraban uno de los padres de su oficio.
Don Manuel era un fotógrafo puro y un hombre íntegro sin vanidades, que jamás se vendió, opinó la fotógrafa Paulina Lavista.
El famoso fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson declaró sentirse amputado tras la muerte de su más viejo amigo.
El público va a tener una grata sorpresa cuando se conozca la obra inédita de Alvarez Bravo y se revele una colección de fotografía y grabado de autor única en el mundo, ese es aún un legado del artista que debe descubrirse, apuntó Castellanos. (FIN/IPS/dc/dm/cr/02
