RIO+10: Transgénicos pueden salvar a Africa, según agencia de ONU

Cultivos genéticamente modificados pueden ser la clave del desarrollo y la seguridad alimentaria en Africa, según el informe que una agencia de la ONU presentará este viernes a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo, Sudáfrica.

La Comisión Económica de Naciones Unidas Para Africa (ECA) advierte en ese estudio, titulado ”Aprovechar tecnologías para el desarrollo sustentable”, que es preciso usar la biotecnología con cautela y adecuarla a las necesidades del continente, en especial las de los pobres.

Los últimos avances biotecnológicos han logrado variedades vegetales con mayor rendimiento en términos de cantidad y calidad, más nutritivos, resistentes a pestes y beneficiosos para la salud humana y el ambiente, según la ECA, con sede en Addis Abeba.

Agricultores de India y Sudáfrica se manifestaron en la cumbre de Johannesburgo, que comenzó el lunes y durará 10 días, por el derecho a cultivar transgénicos que aumenten su productividad, alivien la pobreza rural y reduzcan problemas ambientales, al hacer menos necesario el uso de fertilizantes y pesticidas.

Africa depende en gran medida de la agricultura, responsable de 30 por ciento de su producto bruto y 70 de sus puestos de trabajo, y se beneficiará con tecnologías que permitan a la vez aumentar la producción alimentaria y minimizar la explotación de selvas y tierras poco fértiles, según el informe de la ECA.

Esa agencia admite que la actual investigación biotecnológica prioriza la búsqueda de soluciones a problemas del mundo industrializado, y que la mayoría de los países africanos carecen de recursos adecuados para el manejo seguro de los transgénicos, pero destacó la urgencia de superar esas dificultades.

Las naciones africanas deben presionar por iniciativas en la materia adecuadas a las cuestiones agrícolas, alimentarias y sanitarias del continente, y establecer instituciones nacionales regulatorias capaces de evaluar y controlar riesgos asociados con los transgénicos, agrega.

Los autores del informe destacaron exitosas experiencias africanas con vegetales genéticamente modificados, entre ellas las de cultivos de maíz y algodón en Sudáfrica, de batata en Kenia, y de maíz, habas y algodón en Egipto.

La primera cosecha de maíz blanco sudafricano genéticamente modificado se realizó en vísperas de la cumbre de Johannesburgo.

Es seguro que el informe de la ECA causará gran controversia en la cumbre, ya que la mayoría de los gobiernos africanos y muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) se oponen a los cultivos transgénicos, en nombre de potenciales riesgos sanitarios, ambientales y económicos.

Esa ha sido incluso la posición de gobiernos que afrontan en la actualidad graves crisis alimentarias, como el de Zimbabwe, que rechazó una donación estadounidense de maíz genéticamente modificado.

Botswana, Namibia, Zambia y Zimbabwe tampoco aceptan el ingreso de organismos transgénicos ni sus derivados.

ONG ambientalistas como la sudafriocana BioWatch South Africa pronostican la ruina de los pequeños agricultores, si se autoriza el cultivo de transgénicos.

Eso ocurrirá porque grandes firmas transnacionales dominan el desarrollo de biotecnología, patentan las costosas semillas transgénicas, y han demandado a agricultores que cultivaron variedades genéticamente modificadas sin pagar por ello, aunque eso se debiera a causas accidentales, destacan los activistas.

Además, esas semillas pueden ser diseñadas para que de ellas crezcan vegetales estériles, y sea necesario comprar a las transnacionales para cada siembra, arguyen.

En la actualidad, los agricultores pueden obtener semillas de sus propios cultivos, con costo escaso o nulo.

Aun quienes puedan pagar las semillas transgénicas afrontarán graves riesgos si pierden una sola cosecha, y con ella los recursos necesarios para volver a sembrar, advierten.

Por otra parte, la expansión de variedades vegetales genéticamente modificadas disminuirá la biodiversidad, y aumentará la probabilidad de que una sola plaga cause enormes pérdidas de cultivos, añaden.

Desde el punto de vista económico, gobiernos y agricultores rechazan los transgénicos porque la Unión Europea, destino de gran parte de las exportaciones alimentarias africanas, aplica estrictas prohibiciones al ingreso de organismos genéticamente modificados, de modo que cultivarlos implica perder mercados. (FIN/IPS/tra-eng/as/mn/mp/dv/02

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