BRASIL: Campaña contra falsificación y contrabando globalizados

La industria y el comercio de Brasil decidieron promover una campaña contra la falsificación y el contrabando de productos, mediante informaciones a la población y presiones al gobierno para que enfrente esos delitos, cuyo carácter global exige cooperación internacional.

La falsificación de marcas y el ingreso ilegal de productos provoca cada año en Brasil fuga de divisas por 12.000 millones de dólares y la pérdida de recaudación tributaria por 10.000 millones de reales (unos 3.300 millones de dólares).

Esas pérdidas impositivas serían suficientes para sacar de la pobreza extrema a 25,5 millones de brasileños, se destacó en el seminario organizado el martes y el miércoles en Brasilia por las Confederaciones Nacionales de la Industria (CNI) y del Comercio (CNC), donde proliferaron las quejas.

El contrabando y la piratería de cigarrillos, discos, juguetes y ropa causan pérdidas anuales de 6.000 millones de reales (unos 1.950 millones de dólares) al sector formal de la economía, según datos divulgados por la CNI.

Pero la producción de programas de computadoras, es una de las más afectadas por esta actividad ilegal en Brasil, con 56 por ciento del mercado en manos de ”piratas” que no pagan derechos de propiedad intelectual, según la Asociación Brasileña de Empresas de Software.

Los empresarios apuntaron que ese no es un problema local sino mundial, tras asegurar que la piratería es mayor en muchos países en desarrollo y alcanza 25 por ciento incluso en Estados Unidos.

La industria discográfica brasileña renunció a disputar el mercado de música en casetes, pues la piratería ya abarca 100 por ciento, y lucha ahora por preservar los discos, que parecen seguir el mismo camino, con 53 por ciento de placas puestas a la venta en el país falsificadas.

Cinco años atrás sólo tres por ciento del mercado era cubierto por producciones grabadas por las llamadas ”mafias del disco”, que amenazan una industria que emplea a 60.000 personas en Brasil, señaló el director general de la Asociación Brasileña de Productores de Discos, Marcio Cunha Gonçalves.

En este caso, al contrario de lo que ocurre con la piratería contra el cine o los programas de computadoras, son autores y músicos brasileños los más dañados, pues 69 por ciento de la música consumida en el país es de origen local, lamentó Gonçalves.

Un tercio de los cigarrillos consumidos son falsificados en Brasil, donde hay 300 marcas ilegales, se quejó por su parte Milton de Carvalho Cabral, de la Asociación Brasileña de la Industria del Tabaco.

La producción y la importación ilegales representan la pérdida de 1,5 millones de empleos y un gran obstáculo para el crecimiento económico, desalentando inversiones extranjeras, destacó el presidente de la CNI, Carlos Moreira Ferreira.

Críticas al gobierno y a la Justicia acompañaron las quejas en el seminario de Brasilia. Los empresarios concluyeron que la impunidad es un factor de la creciente ilegalidad.

En 6.200 juicios iniciados contra falsificaciones y ventas ilegales de obras audiovisuales, iniciados en los tribunales, sólo resultaron 17 personas condenadas en los tres últimos años. Entre los acusados hay más de 400 reincidentes, algunos de los cuales repitieron una docena de veces, dijo Moreira Ferreira.

Varios panelistas en el seminario coincidieron que falta una política definida y organismos policiales e impositivos capacitados para una represión coordinada al contrabando y a la falsificación.

El problema es grave incluso en el área farmacéutica, ya que un quinto de los medicamentos vendidos en el país es también falsificado, amenazando la salud y la vida de la población.

El secretario de Renta Federal, Everardo Maciel, la máxima autoridad impositiva, respondió que un combate efectivo contra ese problema exige también la movilización de la sociedad, además del gobierno, y un esfuerzo global de cooperación, con acciones internacionales.

La mayor parte de los productos ilegales no son hechos en Brasil sino que vienen de afuera. Es más eficaz atacar el problema en su origen, argumentó.

China, Hong-Kong, Corea del Sur y otros países asiáticos son apuntados como las principales fuentes de productos contrabandeados, especialmente juguetes, ropas y bienes electrónicos.

En 2001, las autoridades brasileñas incautaron 680 toneladas de bienes ilegales en el puerto de Santos, a 70 kilómetros de Sao Paulo. Ninguno de esos productos era brasileño ni se destinaba al país, sino que la mayoría serían entregados en Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, comentó Maciel.

Sin embargo, Brasil sufre presiones de Estados Unidos para intensificar la represión a las violaciones de la propiedad intelectual, especialmente en el área del cine.

Pero Brasil tiene una legislación detallada para condenar la producción y el comercio ilegales y no puede ser condenado por situaciones causadas fuera de sus fronteras, como el desarrollo de tecnologías que facilitan las copias piratas de películas y software, argumentó el diputado Ney Lopes, autor de la ley nacional de patentes.

Por su parte, el ministro de Justicia, Paulo Tarso Ribeiro, admitió que las falsificaciones y el contrabando son problemas graves, vinculados al crimen organizado internacional, y a factores negativos para la economía y la generación de empleos. (FIN/IPS/mo/dm/if/02

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