Millones de personas ocuparon este miércoles las calles de Cuba, convocadas por el gobierno para apoyar una propuesta de reforma constitucional que cierra el paso a un intento de la oposición de cambiar el sistema socialista.
El propio presidente Fidel Castro llamó a la realización en todo el país de manifestaciones en respaldo de la propuesta, redactada por organizaciones sociales progubernamentales.
La iniciativa, lanzada el lunes, pide a la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) consignar expresamente la voluntad del pueblo de que el régimen económico, político y social consagrado en la Constitución es intocable.
Solicita, además, ratificar que Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano y que las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o presión de una potencia extranjera.
Fuentes oficiales calcularon que 1,2 millones de personas participaron en La Habana, ciudad de 2,2 millones de habitantes, en un desfile encabezado por Castro, el vicepresidente Carlos Lage y el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, entre otros altos funcionarios.
En la marcha también se pudo ver, junto a numerosos militares, al general de Ejército Raúl Castro, primer vicepresidente y hermano del gobernante cubano de 75 años, a quien debería suceder en caso de enfermedad prolongada o muerte.
Los manifestantes iniciaron su marcha de varios kilómetros por el malecón habanero (muro que bordea la costa) a las 08:00 hora local, para pasar frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba. El desfile se prolongó hasta el mediodía.
Hoy estamos aquí para demostrar al mundo lo que es una verdadera democracia. La revolución es intocable. Marchemos juntos para desmentir las falacias y mentiras del imperio (Estados Unidos). Viva el socialismo, abajo la mentira, coreaban voces amplificadas por poderosos equipos de sonido.
La mayoría de los manifestantes portaban banderas cubanas. Algunos llevaban carteles con la fotografía de Castro, del fallecido guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara y diversas consignas políticas.
Actos similares se realizaron en ciudades y poblados del resto de Cuba, donde se dio lectura pública a la propuesta de reforma constitucional.
Las organizaciones cubanas que proponen las modificaciones invocaron el artículo 63 de la Constitución, según el cual todo ciudadano tiene derecho a dirigir quejas y peticiones a las autoridades y a recibir la atención o respuestas pertinentes y en plazo adecuado, conforme a la ley.
Observadores dan por descontado que la propuesta será aprobada por la Asamblea Nacional, facultada para reformar total o parcialmente la Constitución por una mayoría de al menos dos tercios de sus integrantes.
Esta votación invalidará el Proyecto Varela, iniciativa de organizaciones opositoras que aboga por la celebración de un referéndum para que la ciudadanía se pronuncie sobre cambios políticos y económicos.
Los promotores del Proyecto Varela presentaron el 10 de mayo a la Asamblea Nacional las 10.000 firmas de electores requeridas para dar curso a una propuesta legislativa de iniciativa ciudadana, de acuerdo con el artículo 88 inciso G de la Constitución.
El Proyecto Varela intenta que la población cubana sea consultada en plebiscito sobre derecho de asociación, libre empresa, libertad de expresión y de prensa, amnistía para encarcelados por motivos políticos y una nueva ley electoral que de paso a comicios generales.
El principal promotor del Proyecto Varela, Oswaldo Payá, se quejó este martes de que el gobierno procure cerrar el paso a las vías legales para modificar la ley. Lo intocable es la soberanía y la libertad del pueblo, dijo.
Las autoridades, dijo, no se han atrevido a publicar el texto del Proyecto Varela, prácticamente desconocido por la población hasta que el ex presidente estadounidense Jimmy Carter asumió su defensa en su visita a Cuba del 12 al 17 de mayo.
En un discurso pronunciado en la Universidad de La Habana y transmitido a todo el país por radio y televisión, Carter se refirió a la presentación de la iniciativa opositora y pidió su difusión en la prensa estatal.
Cuando los cubanos ejerzan ese derecho para pacíficamente cambiar sus leyes mediante un voto directo, el mundo verá cómo son los cubanos, y no los extranjeros, quienes decidan el futuro de este país, afirmó Carter.
Castro, quien se ha dirigido al público cubano en tres ocasiones en las últimas semanas, no se ha referido a los planteos de Carter, quien criticó la falta de libertades en Cuba, y, en cambio, concentró sus baterías en el actual presidente estadounidense, George W. Bush.
Al lanzar el 20 de mayo su iniciativa para una nueva Cuba, Bush condicionó el levantamiento del embargo de cuatro décadas contra la isla a reformas políticas y económicas y consideró al Proyecto Varela preludio de un cambio real en este país.
El bloqueo criminal que (Bush) nos promete endurecer multiplica el honor y la gloria de nuestro pueblo, contra el cual se estrellarán sus planes genocidas, respondió Castro en uno de sus discursos.
En sus últimas intervenciones públicas, Castro no se refirió a la difícil situación económica de Cuba, especialmente en el terreno financiero, que estaría obligando a las autoridades a adoptar medidas de ajuste aun a riesgo de resultar impopulares.
Apagones por escasez de petróleo al continuar interrumpidos los suministros desde Venezuela por falta de pago y aumentos de precios en la red de comercios que reciben dólares, para aumentar la captación de la divisa estadounidense, pintan un cuadro poco halagueño para el periodo habitual de vacaciones de julio y agosto.
No menos preocupante resulta el posible cierre de 71 de los 156 ingenios azucareros, en perjuicio de unos 200.000 trabajadores, a los que se estaría explicando el alcance de la reestructuración encaminada a elevar el rendimiento de la más antigua de las industrias cubanas. (FIN/IPS/pg/mj/hd ip/02
