Veintitrés jefes de Estado africanos reunidos en la Cumbre Mundial de la Alimentación, en curso en Roma, se unieron para solicitar la apertura de los mercados del Norte industrial a sus productos agrícolas.
No pedimos limosnas, declararon los gobernantes africanos. Abran sus mercados y nos ayudaremos a nosotros mismos.
Los productos agrícolas, base de las economías de Africa y la mayoría de los países en desarrollo, deben pagar aranceles de más de 60 por ciento para entrar en países industrializados, señaló Jacques Diouf, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Esos aranceles son todavía más altos si se trata de productos procesados o con otro valor agregado.
El hambre aflige a 815 millones de personas en todo el mundo, pero Africa es el continente más afectado. Todo el continente excepto la parte occidental sufrió una disminución de su seguridad alimentaria desde la Cumbre de la Alimentación anterior, celebrada en 1996.
El presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, urgió a resolver todos los problemas que bloquean nuestro acceso a los mercados del mundo industrializado.
Una acción rápida en ese sentido producirá resultados rápidos y nos acercará al objetivo de la seguridad alimentaria sustentable, dijo a los delegados en la sede de la FAO en Roma.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, se refirió directamente a las causas del hambre en Africa.
Dejémonos de rodeos. El problema fundamental no es el clima, la falta de semillas buenas, de educación ni de infraestructura. Los problemas principales son tres: las guerras, el proteccionismo contra nuestros productos agrícolas y contra los productos de valor agregado, afirmó.
Los otros también son problemas, pero no limitan tanto el desarrollo mundial, agregó Museveni, que denunció a los países europeos, Estados Unidos y Japón como las naciones industrializadas más proteccionistas.
Por ejemplo, señaló, Uganda produce 800 millones de litros de leche al año, pero apenas puede vender 22 millones de litros en sus centros urbanos, y para colocar el resto depende de la apertura de mercados del Norte.
El mandatario ugandés consideró que la propuesta declaración de la conferencia, que comenzó el lunes y terminará este jueves, no es lo suficientemente fuerte en cuanto al acceso comercial.
Mientras, el presidente de Botswana, Festus Mogae, señaló que las exportaciones de carne vacuna de su país están severamente limitadas por los picos y escalones arancelarios, aplicables a los productos a medida que avanzan en la cadena de valor agregado.
Como resultado de esas medidas, los países en desarrollo sólo pueden exportar productos básicos y por lo tanto nunca podrán derrotar la pobreza y el hambre, porque la ayuda económica que reciben es insuficiente, lamentó Moage.
Exigimos la eliminación de las restricciones de los mercados extranjeros y las prácticas que distorsionan el comercio, dijo el presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, en un reclamo que fue planteado al menos 20 veces en la jornada inaugural de la cumbre.
El director general de la FAO respaldó los reclamos de los delegados africanos.
Diouf señaló que los países ricos de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico brindan a cada uno de sus agricultores unos 12.000 dólares anuales en subsidios, mientras su ayuda a los países en desarrollo equivale a un promedio de ocho dólares por agricultor y por año.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, también criticó los subsidios a la agricultura en los países ricos.
Al bajar los precios de los alimentos en los países más pobres, alivian el hambre en algunos casos… pero la venta de los excedentes a precios inferiores a su costo también puede tener efectos devastadores a largo plazo, dijo.
El mensaje de los delegados africanos y otros países en desarrollo es unánime, pero sólo un puñado de delegados de países industrializados están presentes en la conferencia para escucharlos. (FIN/IPS/tra-en/fh/mn/mlm/dv/02
