El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, definió el cronograma de reformas que había anunciado el 15 de este mes sin dar fechas, y se enfrenta a una gran resistencia interna.
Arafat planea cambiar la integración de la ANP antes del 10 de junio, y convocar a elecciones legislativas y presidenciales en diciembre.
Las reformas incluirán incorporar a representantes de más partidos y grupos sociales, reducir a 20 los ministerios, que son en la actualidad casi el doble, y reorganizar los servicios de seguridad, que no han evitado los ataques israelíes ni los de grupos extremistas palestinos, según el diario palestino Al Ayyam.
Esos grupos extremistas, entre ellos Hamas y Jihad Islámica, alegan que las reformas se deben a presión de Estados Unidos e Israel, y que constituyen una nueva claudicación de Arafat, a quien critican por negociar con las autoridades israelíes en vez de concentrarse en combatirlas.
Funcionarios israelíes y estadounidenses enfatizan que reformar la ANP es un requisito básico para negociar la paz, y el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, sostiene incluso que los cambios deberían incluir la sustitución de Arafat.
Los grupos palestinos extremistas pueden estar de acuerdo con Sharon en que es preciso sustituir a Arafat, pero aspiran a que el cambio implique aumentar la lucha con Israel, y temen que las anunciadas elecciones sean el preámbulo de un acuerdo de paz que no desean.
La experiencia ha mostrado que Hamas tiene su propia agenda, distinta del programa nacional, y trata de sustituir al legítimo liderazgo del pueblo palestino, afirmó la semana pasada el secretario del gabinete de ministros de la ANP, Tayeb Abdul Rahim.
Arafat pidió poner fin a los ataques suicidas contra civiles israelíes, pero el líder espiritual de Hamas, jeque Ahmed Yassin, dijo al diario árabe Al Hayat que ese grupo continurá la resistencia en todas sus formas, incluyendo ese tipo de ataques, que denominó operaciones de martirio.
No buscamos el liderazgo. Estamos bajo ocupación, librando una batalla, y preferimos ser soldados. Cuando logremos la liberación, disputaremos el liderazgo por medios democráticos, aseguró al diario Gul News, de Emiratos, Hamas Adbul Aziz Rantissi, dirigente de Hamas.
También está en duda el acatamiento al presidente palestino por parte de la Brigada de Mártires de Al Aqsa, integrada por militantes del movimiento Fatah que lidera Arafat, que se han hecho responsables de dos de los últimos cinco ataques suicidas.
Una muestra de la difícil situación en que se encuentra Arafat es que algunos lo critican por no poder frenar siquiera a los militantes de su propia organización, y otros afirman que en realidad ordena los ataques de la Brigada de Mártires, y miente cuando pide su cese.
Las Brigadas dejarían de ser un problema si Israel dejara de atacar a los palestinos y de ocupar sus territorios, dijo al diario árabe Al Khaleej la parlamentaria palestina Hanan Ashrawi, quien probablemente ocupará un lugar destacado en la futura ANP.
Muchos piensan que Hamas y Jihad Islámica deberían contar con representantes en el próximo parlamento, porque eso implicaría que fueran más responsables de sus actos, pero es difícil que la comunidad internacional y el propio Arafat acepten que esos grupos ganen legitimidad y se afirmen como alternativa política.
Ninguna organización palestina debería quedar fuera de la asamblea legislativa. Hamas y Jihad Islámica están en condiciones de transformarse en partidos mediante el proceso electoral, sostuvo la semana pasada el representante de la ANP en Portugal, Issam Beseisso.
La profundidad de las divisiones internas palestinas se hizo evidente hace dos semanas, cuando enmascarados golpearon al ministro de Organizaciones No Gubernamentales de la ANP, Hassan Asfour.
En esos días, Arafat debió cancelar una visita al campo de refugiados de Jenin, al norte de Cisjordania, luego de que el estrado desde el cual iba a hablar fuera incendiado por desconocidos.
Críticos de la ANP afirman que ese organismo es corrupto, ineficiente y antidemocrático.
Leyes dictadas por la propia ANP en 1993 establecieron la realización de elecciones cada tres años, pero Arafat sostiene desde 1996 que el conflicto con Israel no permite comicios.
Los que sufrimos queremos el fin del baño de sangre y que haya democracia. Cincuenta años de lucha palestina y 10 de la ANP no nos permiten ser optimistas, pero espero que el anuncio de cambios sea sincero y fructífero, dijo a IPS Rafat Khader, estudiante palestino en la Universidad de Emiratos Arabes Unidos.
La anunciada reestructura de los servicios de seguridad también es problemática, ya que que Jibril Rajoub y Mohammed Dahlan, respectivos jefes de esos servicios en Cisjordania y Gaza, son a menudo señalados como posibles sucesores de Arafat en la presidencia, y están enfrentados entre sí.
Dahlan es partidario de crear una sola agencia de seguridad, que tiene grandes probabilidades de dirigir, mientras Rajoub, quien no desea convertirse en subordinado de su rival, alega que la unificación restaría eficacia a los servicios.
Sharon parece interesado en postergar cuanto sea posible la reanudación de conversaciones de paz, pero disidentes israelíes sostienen que la democratización de la ANP crea una oportunidad que no debe ser desperdiciada.
Hay indicios de un nuevo clima entre los dirigentes palestinos y en la sociedad árabe, que acota el criterio para considerar legítimas las formas de lucha contra la ocupación israelí, y apunta a la prohibición de algunos métodos, afirmó el miércoles en un editorial el diario Haartez.
Eso es muy importante, porque puede trazar la frontera que separe a los grupos terroristas de las autoridades y la mayoría de la población de palestinas, cuyo intento de liberarse de la ocupación es legítimo, arguyó. (FIN/IPS/tra-eng/nj/js/mp/ip/02
