Los incendios provocados por el hombre, una antigua práctica de la era colonial, devastan los campos en Africa austral, causando importantes pérdidas en áreas productivas y de la flora y fauna autóctonas.
La quema de terrenos en el invierno durante el siglo XIX buscaba crear buenas pasturas para el ganado en la primavera, pero en la práctica tiene resultados desastrosos cuando el fuego se propaga en enormes extensiones.
Viviendas, industrias y reservas naturales quedan destruidas y en muchos casos mueren personas.
Otra consecuencia nefasta es la contaminación atmosférica. Fotos satelitales tomadas esta semana muestran una nube negra que cubre el oriente de la región, desde el sur de Zimbabwe y Mozambique hacia Lesotho, enclavado en Sudáfrica, y hasta el océano Indico.
El área no recibe lluvias hace semanas, y ya comenzaron los vientos característicos de la estación invernal.
Según expertos, la quema de terrenos deriva de una práctica colonial que los nativos adoptaron por imitación. Colonizadores holandeses de Sudáfrica que criaban ganado durante el siglo XIX incendiaban las tierras vírgenes durante el invierno para modificar el paisaje y permitir el crecimiento de pasturas.
Por algún motivo, los africanos asumieron que debían hacer lo mismo, e imitaron los incendios, dijo el especialista en agricultura George Murdoch.
Las grandes manadas de los europeos ya no existen, pero las quemas se mantienen por fuerza de la costumbre.
En la lengua nativa de los habitantes de Swazilandia, los meses invernales de junio, julio y agosto llevan el nombre de pájaros cuyos nidos son destruidos por los vientos en cada uno de esos meses, explicó el antropólogo Mduduzi Malambe.
Eso revela que la gente siempre reconoció la potencia de estos vientos, pero la influencia de los ganaderos sudafricanos pudo más que el conocimiento popular, agregó.
Las llamas se extienden rápidamente, hasta a cinco kilómetros por hora. Las viviendas de la población rural, con techos de paja, son especialmente vulnerables, al igual que los corrales de madera para animales.
Muchas veces, los ríos tampoco pueden detener el fuego, que puede ser trasladado cientos de metros por el viento.
La quema anual de las praderas de Africa austral en casi toda su extensión está devastando el ecosistema, dijo la secretaria de la Sociedad de Historia Natural de Swazilandia, Linda Dobson.
La vida silvestre desaparece a medida que los animales pierden sus fuentes de alimento. Si las primeras lluvias primaverales son torrenciales, el suelo es barrido por las laderas a causa de la pérdida de vegetación debida al fuego.
El resultado es una erosión severa, y la contaminación de cursos de agua de los que se abastecen las personas y los animales.
Las tierras agrícolas también sufren la desertización, y empeora la condición de parcelas que, si bien pobres, eran capaces de sostener el crecimiento de varias plantas y animales autóctonos, destacó el ministro de Agricultura de Swazilandia, Roy Fanourakis.
Tenemos leyes contra el inicio de fuegos sin el permiso de un jefe local, y el incendio premeditado es un delito. Intentamos educar a la gente, pero la costumbre es difícil de erradicar, dijo el ministro.
Las policías de Sudáfrica y Swazilandia admiten que hay muy poco por investigar en torno a los incendios provocados cuando no hay pistas para seguir a sospechosos, las cuales son más frecuentes cuando el fuego afecta propiedades privadas.
Además, no están dadas las condiciones para la tarea de vigilar los campos durante el invierno, dijo el portavoz de la Fuerza Real de Policía de Swazilandia, Leckinah Magagula.
Este mes, un incendió consumió una feria de artesanía local en Swazilandia. Una cadena hotelera cuyos clientes suelen comprar máscaras y tambores tradicionales aportará los fondos para su reconstrucción.
La artesana Edith Simelane recorrió los despojos de su puesto en la feria, en busca de los billetes que ganó ese día para ver si algunos, aunque chamuscados, podrían ser cambiados en el Banco Central.
Todos sabemos que estos incendios son peligrosos, pero cualquiera puede ver que la gente se vuelve loca por iniciarlos, comentó.
El servicio de información metereológica pronosticó que esta estación de incendios será la peor en los registros.
Solamente una política severa podrá detener esta destrucción ambiental sin sentido. (FIN/IPS/tra-en/jh/mn/lp/mlm/en/02
