Cuba intenta fortalecer la imagen de país seguro para el turismo, a través de una fuerte campaña publicitaria encaminada a recuperar este sector afectado por los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos.
La publicidad incluye el turismo de naturaleza y ecológico, la náutica y los viajes de incentivo o para asistir a congresos u otro tipo de foros internacionales, como ofertas de un producto en que la seguridad siempre será el ingrediente principal.
«Este es un atributo excepcional que nos distingue, y la sociedad y las entidades turísticas deben trabajar para cuidarlo y no dañar esa imagen, en especial en las condiciones actuales», dijo la viceministra de turismo, Marta Maíz, en una reunión para estudiar la situación del sector.
Los mensajes sobre la «tranquilidad y seguridad» que se pueden encontrar en Cuba centran desde hace unos meses las campañas de promoción en ferias internacionales y de operadoras turísticos y cadenas hoteleras extranjeras asociadas a empresas estatales cubanas.
«¿Estresado por la crisis mundial?…¿necesita relajar la ansiedad diaria?…Regálese un descanso en Cuba, el país más seguro del mundo», recomienda Cubalinda, única agencia independiente de propiedad estadounidense con representación en la isla caribeña.
Algunos turistas consultados al azar consideraron exagerado el calificativo de «más seguro del mundo», aunque coincidieron en que «estar en Cuba» les da tranquilidad. «Los cubanos son afables, conversadores. Yo me siento muy bien», afirmó Marcel Pincheira, de Chile.
Pincheira se resistía a salir de su país después de los ataques terroristas contra el World Trade Center de Nueva York y la sede del Pentágono (Departamento de Estado), en Washington, pero un amigo lo convenció de que Cuba era un buen lugar «para ir de vacaciones con toda la familia».
Cuba se propuso este año concentrar sus esfuerzos publicitarios en atraer turistas de Europa, Canadá, Brasil y México.
Entre las nuevas ofertas figuran paquetes turísticos especiales para las personas que visiten Cuba en ocasión de encuentros culturales internacionales, como la Feria del Libro de La Habana, el Festival Internacional de Ballet y el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
Además, está previsto mantener las ventajas en las tarifas para los participantes en los más de 400 foros internacionales anunciados para este año en distintos puntos del país.
Estadísticas oficiales indican que Cuba recibió el año pasado 1,8 millones de viajeros, apenas 0,3 por ciento más que en 2000, un modestísimo crecimiento que postergó por segundo año consecutivo el sueño de recibir dos millones de visitantes anuales.
Sin embargo, la cantidad de visitantes de Canadá, el primer emisor de turistas a Cuba, aumentó 13,9 por ciento en 2001, respecto de 2000, el flujo de México creció 13,8 por ciento, el de Francia más de cinco por ciento y de Gran Bretaña más de cuatro por ciento.
La incidencia negativa para el sector fue la considerable merma de turistas de Alemania, España e Italia, países que integran la lista de principales emisores de visitantes a la isla.
El año pasado «fue atípico, con un primer semestre muy bueno y un segundo semestre muy malo», resumió Pablo Morillas, vicepresidente del grupo Gran Caribe, propietario de 45 instalaciones hoteleras, con 10.996 habitaciones.
Gran Caribe obtuvo en 2001 ingresos brutos por 210 millones de dólares, con 62,7 por ciento de ocupación de su capacidad instalada, frente a casi 209 millones de dólares en 2000.
Las autoridades cubanas consideran que la crisis del turismo internacional es la más aguda y duradera que se recuerde. En la isla se dejó sentir especialmente por su dependencia de los vuelos aéreos para el traslado de visitantes.
Hasta septiembre de 2001, el turismo cubano venía creciendo a un promedio de 8,7 por ciento mensual, pero en octubre el arribo de visitantes descendió 23,1 por ciento, en noviembre 26,4 y en diciembre 13,6 por ciento.
Con cierta cautela, directivos del sector más dinámico de la economía cubana y el propio presidente Fidel Castro han advertido que este año será igualmente difícil, no sólo para este país sino para toda el área caribeña y otros destinos.
«No cayó el turismo respecto del año anterior, pero hay que ver qué ocurre este año. Enero está golpeado y ya ha sufrido un descenso. Me imagino cómo estarán los demás», comentó Castro a principios de febrero.
Proyecciones de la Organización Mundial del Turismo (OMT) señalan que el sector volverá a su ritmo habitual de crecimiento en la segunda mitad de este año, cuando los viajeros recuperen su confianza y se reanuden los viajes de negocios.
El desplazamiento de turistas por el mundo cayó 1,3 por ciento en 2001, respecto del año anterior, según datos de la OMT.
Los ingresos brutos generados por el turismo en Cuba entre 1990 y 2000 se multiplicaron por ocho, con un crecimiento anual promedio de 23 por ciento, para pasar de 243 millones de dólares a 1.952 millones en esa década.
La participación de la llamada industria del ocio en el total de ingresos de la balanza de pagos del país aumentó entre 1990 y 2000 de 4,1 por ciento a 43 por ciento, desplazando al azúcar de su tradicional sitio de primer producto de exportaciones.
A la vez, el número de visitantes pasó de 340.000 a 1.774.000 en el mismo lapso, para alcanzar un crecimiento promedio anual de 18 por ciento.
Canadá, Alemania, Italia, España, Francia, México, Gran Bretaña y Argentina figuran entre los principales emisores de turistas a Cuba. Sin embargo, el colapso económico de Argentina restó de manera considerable la llegada de visitantes de ese país en los últimos meses.
Cuba ocupa un lugar desde 1996 entre los cinco países del Caribe insular (Puerto Rico, República Dominicana, Bahamas y Jamaica) que reciben más de un millón de turistas al año.
En 1990, sólo tres por ciento de los turistas que arribaron al Caribe pasaron por territorio cubano, mientras que en 2000 esa visita creció a nueve por ciento. (FIN/IPS/pg/dm/if/02
