La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones estudian alternativas económicas para países que dependen del cultivo de tabaco y serían afectadas por la propuesta convención internacional contra el tabaquismo.
El Grupo de Trabajo para el Control del Tabaco de la Organización de las Naciones Unidas terminó el miércoles por la noche una reunión de tres días en la ciudad japonesa de Kobe, en la cual comenzó una revisión de «medios de vida alternativos para agricultores y otros trabajadores de la industria tabacalera».
Ese estudio busca contrarrestar «el temor de crear desempleo» que lleva a la inacción de gobiernos en la lucha contra el tabaquismo, según afirmaron la OMS y el Banco Mundial en un informe conjunto dado a conocer en 1999.
«Un examen cuidadadoso de los argumentos y los datos» en los cuales tiene su base ese temor «sugiere que el impacto negativo del control del tabaquismo sobre el empleo ha sido muy exagerado», sostuvieron.
La OMS, uno de los integrantes del Grupo de Trabajo, es probable que las muertes que pueden atribuirse al tabaquismo aumenten de los actuales cuatro millones por año a 10 millones en 2030.
La agencia propuso aprobar una convención internacional sobre control del tabaquismo que establezca normas comunes para publicidad de los productos derivados del tabaco, advertencias impresas en sus envases y contrabando de tabaco, y espera que ese acuerdo entre en vigencia en pocos años.
La discusión de esa propuesta comenzó en octubre de 2000, y en kla actualidad los gobiernos del mundo estudian un borrador preliminar.
Activistas por la salud alegan que los beneficios sanitariso y económicos de reducir el tabaquismo serían muy superiores al costo de asistir al pequeño grupo de países en los cuales el empleo depende en parte significativa del cultivo de tabaco.
«La producción de tabaco es un factor principal de la economía em muy pocas naciones, entre las cuales se destacan Malawi, Zimbabwe y Cuba», destacó el profesor Simon Chapman, director del periódico Control del Tabaco.
«Esos países son pequeños, y es viable realizar en ellos una importante diversificación de cultivos. Zimbabwe ya ha realizado algunos expermientos con esa intención. Es preciso asistir a esas naciones para que hallen soluciones y no actúen como freno del esfuerzo mundial para controlar el tabaquismo», arguyó.
La OMS, con sede en Ginebra, reúne apoyo internacional a la convención propuesta, mientras la industria mundial del tabaco busca que la comunidad internacional se dé por satisfecha con un acuerdo voluntario entre firmas sobre mercadeo, que no afecte su lucro y le permita ofrecer una imagen de responsabilidad social.
Las compañías Japan Tobacco, Monopolio de Tabacos de Tailandia British American Tobacco (BAT), Philip Morris, Papastratos, de Grecia, Grupo de Fomento, de España, y Compañía Industrial de Tabacos, de Bolivia, anunciaron ese acuerdo en septiembre.
BAT ha destacado la importancia de esos nuevos «estándares internacionales coherentes de mercadeo».
Sin embargo, un analista de la industria del tabaco del mercado bursátil de Wall Street, en Nueva York, opinó que esa iniciativa sólo busca «mejorar la imagen de la industria tabacalera», en un memorando para la firma financiera Crédit Suisse que se filtró a medios de comunicación.
La intención de las multinacionales del sector parece ser «contrarrestar las propuestas de la OMS para reducir el consumo internacional de cigarrillos», comentó.
«En muchos países, leyes vigentes o códigos adoptados por la industria son en la actualidad más restrictivos que las nuevas normas de mercadeo», destacó.
BAT ha invitado a participar en reuniones secretas de accionistas a quienes la critican por contribuir a la muerte de 750.000 personas por año.
En esas reuniones se discutirá el primer informe con el cual la firma aspira a demostrar su responsabilidad social, cuya divulgación se prevé para abril de 2002.
«Los responsables de 15 grandes mercados en el mundo preparan insumos para ese informe, y en cada uno de esos mercados se procura la participación de los accionistas», explicó el director de asuntos corporativos y regulaciones de BAT para Australasia, Brendan Brady.
«Asumimos la responsabilidad de demostrar la autenticidad de nuestros intentos para escuchar a los accionistas y responderles de un modo que consideren aceptable», añadió.
La firma cuenta con apoyos sorprendentes, según reveló filtración de documentos manejados en el encuentro «Tabaco y responsabilidad», financiado por BAT y realizado en Londres en septiembre con el auspicio de Durham Ethics, una firma consultora en la cual participa el ex obispo de la nororiental ciudad británica de Durham, David Jenkins.
«Aspiramos a que sea posible distinguir los mejores desempeños en todas las industrias, incluyendo la tabacalera», señaló el director ejecutivo del Banco Cooperativo, Mervyn Pedelty, para sugerir que BAT puede ser considerada digna de apoyo por quienes procuran guiar las inversiones con criterios éticos.
Pedelty es presidente de la Comisión Asesora de FTSE4GOOD, una institución creada por la revista británica especializada en finanzas Financial Times y la Bolsa de Valores de Londres, que elabora un índice de empresas calificadas por la aplicación de normas éticas en sus actividades.
Richard Peto, epidemiólogo de la británica Universidad de Oxford, sostuvo en cambio que un desempeño ético de BAT debería incluir el reconocimiento de que fumar ha sido letal para casi la mitad de los tabaquistas del mundo.
«El criterio social más apropiado para juzgar el desempeño ético de BAT sería que tuviera éxito en el abandono de la industria tabacalera y el pasaje a formas de actividad económica menos perjudiciales, en sociedad con sus empleados y proveedores», dijo el ministro de Salud británico, Philip Hunt. (FIN/IPS/tra- eng/bb-ar/js/mp/dv he/01
