Brasil celebra varias conquistas en la cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), realizada en la capital del Qatar, en particular en materia de medicamentos y sobre comercio agrícola.
La aprobación de la tesis de que, en casos de emergencia, las necesidades de salud pública pueden prevalecer sobre las patentes de medicamentos fue el logro de mayor repercusión alcanzado por el grupo de 50 países en desarrollo, liderados en este asunto por la delegación brasileña.
Otras decisiones favorables y de efectos comerciales más concretos, adoptadas en la Conferencia que se desarrolló entre el viernes 9 y el miércoles 14 en Doha, fueron la confirmación de que deben ser eliminados, aunque gradualmente, los subsidios a las exportaciones agropecuarias, y la revisión de los mecanismos antidumping (contra el comercio desleal) de Estados Unidos.
Brasil y otros países creen que Estados Unidos recurre a su legislación antidumping con fines proteccionistas, y no sólo para impedir maniobras de dumping.
El director del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales, Mario Marconini, dijo a IPS que son «razonables» los resultados obtenidos en un cuadro que era complejo, caracterizado por la «necesidad de una señal para reactivar la economía mundial» y la persistente resistencia del Norte industrial a los reclamos de los países en desarrollo.
Las disputas en Doha no se limitaban a las diferencias ente el Norte y el Sur, sino que varios asuntos oponían también a las potencias mundiales entre sí, como la cuestión del antidumping estadounidense, que unió países industrializados, como Japón, a las naciones en desarrollo, observó.
Marconini añadió que también se ganó, en términos generales, con el lanzamiento de nuevas negociaciones multilaterales, ahora denominada «Agenda del Desarrollo de Doha», que permite a Brasil y al Mercado Común del Sur (Mercosur) negociar en mejores condiciones acuerdos con Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Estados Unidos y la UE dejaron en claro que sólo negociarán en una rueda multilateral, y no en conversaciones bilaterales o regionales, los subsidios agrícolas y las medidas antidumping, dos prioridades brasileñas y del Mercosur, que también está integrado por Argentina, Paraguay y Uruguay.
Las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas y las que llevan adelante el Mercosur con la UE podrían estancarse, si la nueva ronda mundial de comercio tiene inconvenientes, indicó el canciller brasileño Celso Lafer, un activo negociador en Doha.
Brasil, para luchar en favor de una declaración sobre patentes y salud, envió a Doha a su ministro de Salud, José Serra, y a los coordinadores del Programa de Sida (de lucha contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Este plan, en ejecución desde 1996, distribuye medicamentos en forma gratuita a 100.000 enfermos, y para abaratar su producción amenaza con anular derechos de propiedad intelectual de grandes empresas farmacéuticas transnacionales.
Además del canciller y de Serra, también participaron directamente en la reunión los ministros Marcus Pratini de Moraes, de Agricultura, y Sergio Amaral, de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.
La declaración de Doha se aprobó luego de que Brasil concediera una flexibilización formal del texto, como fue el cambio del verbo «debe» por «debería», perdiendo por eso el apoyo hasta entonces incondicional de las organizaciones no gubernamentales (ONG).
El documento mantiene el espíritu de la propuesta, que es «una victoria de la posición brasileña», y permite que cualquier país conceda «licencias compulsivas» para que otros laboratorios produzcan un medicamento, si el dueño de la patente no atiende a las necesidades o comete abusos en el precio, puntualizó Serra.
El programa brasileño de asistencia a los enfermos de sida, considerado ejemplar, representó un fuerte argumento en favor de la declaración.
Estados Unidos dejó de lado su oposición al texto, porque ahora también tiene interés en abaratar medicamentos contra el ántrax, la bacteria diseminada por correo en ese país tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
Brasil también recibió críticas de ONG por aceptar en las negociaciones que las cuestiones ambientales no sean utilizadas como barrera proteccionista.
De esa forma, se impidió restricciones comerciales prácticas a los países que violan reglas ambientales, protestaron dirigentes de la organización ambientalista internacional Greenpeace.
Los ministros brasileños celebraron también los puntos sobre agricultura en la Declaración Ministerial, asunto que obligó a prolongar un día la reunión de Doha, prevista originalmente para que finalizara el martes pasado.
Ese punto permite incorporar finalmente al sector agropecuario en el sistema multilateral de comercio, destacó el ministro Pratini de Moraes.
La reducción de las barreras y subsidios agrícolas es una bandera de los países competitivos en el sector, que incluyen algunos ricos, como Australia, Canadá y Nueva Zelanda, pero tienen restringido su acceso a los grandes mercados, como Estados Unidos, Japón y la UE.
Brasil podría elevar en 6.000 millones de dólares sus exportaciones anuales, si se elimina el proteccionismo, calcula el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
Sin embargo, las grandes potencias lograron mantener a la agricultura fuera de las reglas de la OMC, provocando un desequilibrio en desmedro principalmente del mundo en desarrollo.
Eso contradice el discurso de las grandes potencias a favor del libre comercio y de la globalización económica.
La resistencia de la UE, encabezada por Francia, logró, sin embargo, debilitar el mandato de Doha por una reducción de los subsidios, buscando demorar la conclusión de negociaciones sobre este aspecto.
Es evidente que en esta materia, la reunión de Doha constituyó sólo un paso inicial. Sus efectos prácticos en el comercio internacional exigirán duras y largas negociaciones, en especial para los países que pretenden libre acceso los mayores mercados agrícolas, y reducir las desigualdades mundiales. (FIN/IPS/mo/dm/if/01