La política prevaleció sobre el comercio este año en la reunión del foro de Cooperación Económica Asia- Pacífico (APEC), que realizó una declaración sin precedentes de condena al terrorismo.
La cumbre, que se realizó en la ciudad china de Shangai hasta el domingo, fue aplaudida por el consenso logrado entre sus miembros, aunque poco hizo por defender los principios de libre comercio y desarrollo que dieron origen a APEC.
Por el contrario, al desviar su atención hacia la política, la reunión sólo aumentó la impresión de pérdida de rumbo de un foro que fue creado hace más de una década para promover la liberalización comercial, pero sigue sin iniciativas concretas para lograr ese fin.
Al final de la reunión de 20 mandatarios de países con costas sobre el Pacífico -Taiwan boicoteó la cumbre por una disputa acerca de su representación-, persistía la preocupación sobre si las fronteras económicas de los estados miembros se cerrarán en lugar de abrirse luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Al igual que declaraciones anteriores, llenas de expresiones de intención pero escasas en compromisos, la de Shangai exhortó a profundizar la cooperación regional, revertir la recesión económica mundial y lanzar una nueva ronda de negociaciones comerciales.
«Los líderes reafirman que es más importante que nunca que cada economía promueva su compromiso de alcanzar los objetivos de Bogor sobre libre comercio e inversión», dice el documento.
Las metas de Bogor, que llevan el nombre de la ciudad indonesia donde se adoptaron, establecen el año 2010 como límite para la liberalización del comercio y las inversiones en los países miembros industrializados, y el 2020 para los países en desarrollo.
La declaración principal fue acompañada por el acuerdo de Shangai, por el cual los estados miembros podrán avanzar hacia los objetivos comerciales amplios de APEC más rápidamente, si lo desean.
«Este es nuestro mensaje al mercado: tenemos plena confianza en las perspectivas de crecimiento a mediano y largo plazo para Asia- Pacífico», declaró el presidente chino Jiang Zemin.
«Reconocemos, sin embargo, que la actual desaceleración económica afecta las perspectivas a corto plazo, y que los ataques terroristas en Estados Unidos aumentaron los riesgos», agregó.
La preocupación por el enlentecimiento de la economía mundial, empeorado desde los atentados del 11 de septiembre, encabezó la lista de temas económicos discutidos.
Por primera vez en más de 10 años, las economías más fuertes del mundo (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) experimentan una tendencia descendente.
En los últimos cuatro años, «tigres» de Asia como Malasia, Tailandia e Indonesia fueron gravemente afectados por la crisis financiera estallada en la región en 1997. El resultado fue que fuerzas proteccionistas dentro de esos países intentaron enlentecer la apertura económica.
«Esto pone a prueba nuestro compromiso de reforma y liberalización. ¿Seguirán adelante hacia los objetivos de APEC y los cambios estructurales?», preguntó un diplomático occidental en Beijing.
Se teme que, tras los atentados en Washington y Nueva York, muchas compañías multinacionales se retiren de mercados riesgosos y que las autoridades aduaneras comiencen a poner restricciones a las exportaciones de puertos del sudeste asiático, como Bangkok, Yakarta y Manila.
Las medidas concretas acordadas por APEC para limitar las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre incluyen el aumento de la seguridad en los aeropuertos, aviones y puertos, y la creación de una red integrada de aduanas.
Así mismo, los miembros acordaron la detención del flujo financiero a organizaciones terroristas y la pronta firma de la Convención Internacional para la Supresión de la Financiación del Terrorismo.
En su declaración antiterrorista, la cumbre condenó los atentados en Estados Unidos y al terrorismo en general como «un ataque directo a la visión de APEC de economías libres, abiertas y prósperas, y a los valores fundamentales de sus miembros».
Sin embargo, los mandatarios no se pronunciaron acerca de las acciones de represalia encabezadas por Estados Unidos contra Afganistán, pero Indonesia y Malasia expresaron «preocupación» por las víctimas civiles.
Conscientes de que las medidas antiterroristas pueden constituir nuevas barreras al libre flujo de fondos y de mano de obra, los líderes de APEC culminaron su reunión con un enérgico llamado a una nueva ronda de negociaciones multilaterales sobre comercio.
«Apoyamos plenamente el lanzamiento de una nueva ronda de la Organización Mundial del Comercio en la conferencia de noviembre, que se hace más urgente en vista de la desaceleración económica mundial», expresaron los mandatarios. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip-if/01