Un representante de la ONU recomendará al Consejo de Seguridad la investigación de los crímenes de guerra cometidos en los últimos 10 años en Somalia y de la conducta de las fuerzas de mantenimiento de la paz del foro mundial.
El asesor independiente Ghanim Alnajjar, que concluyó esta semana una misión en Somalia a nombre de la ONU (Organización de Naciones Unidas), sugerirá al Consejo de Seguridad la creación de un comité investigador.
La solicitada investigación podría determinar la creación de un tribunal de crímenes de guerra para Somalia, dijo Alnajjar. «Los expertos decidirán por sí mismos. Pero hay denuncias de genocidio y la comunidad internacional debería prestarles atención», sostuvo.
Esta es la primera vez que la ONU da pasos concretos para investigar la cuestión de los derechos humanos en Somalia desde 1991, cuando se produjo el derrocamiento del dictador Mohamed Siad Barré.
A partir de ese año, la nación del Cuerno de Africa permaneció sin gobierno central y a merced de milicias armadas. La región septentrional de Somalilandia se declaró república independiente en 1992.
Los cascos azules enviados por la ONU para pacificar al país se marcharon en 1995, tras la muerte de decenas de efectivos a manos de los rebeldes de Mohamed Farah Aidid, jefe de una de las facciones.
El fracaso de la Misión de la ONU en Somalia (UNOSOM) y las denuncias de conductas indebidas de sus efectivos alimentaron la desconfianza de los somalíes a cualquier intervención externa. «Si existen pruebas contra la ONU, deberían ser atendidas y los responsables castigados», exhortó el experto.
Alnajjar se entrevistó con el presidente de Somalilandia, Mohamed Ibrahim Egal, para discutir la creación de comisiones de derechos humanos que controlen y documenten las violaciones cometidas.
«La situación en Somalilandia ha mejorado. Hay un aeropuerto y luces en algunas calles», sostuvo el experto a la prensa de Nairobi.
La gravedad de las atrocidades ocurridas durante el régimen de Barré (1969-1991) en Somalia septentrional quedó de manifiesto en las inundaciones de 1997, que anegaron decenas de tumbas superficiales dejando al descubierto huesos humanos y restos de vestimentas.
Un equipo forense nombrado por la ONU identificó unas 100 tumbas colectivas en Hergeysa, capital de Somalilandia, pero ni el gobierno local ni el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos continuaron las investigaciones, dijo el activista keniata de derechos humanos John Kamau.
Las autoridades locales, temerosas de nuevos disturbios, terminaron con las investigaciones y declararon una amnistía para los crímenes pasados.
«Es tiempo de que la comunidad internacional investigue qué pasó en Somalia septentrional», sostuvo Kamau en un artículo del diario keniata Daily Nation.
«En Somalilandia la gente teme al pasado como a un dragón. Cuando se escucha al presidente Egal defender la amnistía como el único paso correcto, se comprende que la verdad podría quedar enterrada para siempre», afirmó.
Según el activista, muchas familias reclaman justicia pero temen hablar pues los asesinos caminan libremente por la calle.
El enviado de la ONU se reunió así mismo con los líderes de las principales facciones somalíes y con Abdul Kassim Salat, presidente del gobierno de transición instalado por la Conferencia de Paz para Somalia, celebrada en Djibouti el año pasado.
La conferencia, en la que participaron representantes de las milicias armadas, creó un programa de desmovilización que ya alcanzó a 18.000 rebeldes, según Alnajjar.
«Existen elementos para el proceso de paz. Lo malo es que la comunidad internacional no apoye a la sociedad civil para lograr una paz efectiva», afirmó.
Un año después de establecido, el gobierno de transición aún lucha por imponer su autoridad en la capital, Mogadiscio, donde continúan registrándose enfrentamientos armados y secuestros de trabajadores humanitarios. (FIN/IPS/tra-en/ja/dc/aq/ip hd/01
