El primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, resucitó la propuesta de construir un templo hindú en el sitio de la mezquita de Babri, demolida por fundamentalistas hindúes en 1992.
El nuevo anuncio del plan en que el mandatario basó su campaña electoral se produjo en vísperas de elecciones en el norteño Uttar Pradesh, un estado políticamente crucial por ser el más poblado del país, con 175 millones de habitantes.
Vajpayee, líder del hinduista Partido Bharatiya Janata (BJP, Partido Nacionalista Hindú), anunció el domingo en Lucknow, capital de Uttar Pradesh, que hay negociaciones secretas en curso con líderes musulmanes para resolver la cuestión del templo antes de marzo, mes de las elecciones legislativas estaduales.
Pero líderes musulmanes desmintieron rápidamente cualquier negociación y señalaron que la disputa por la propiedad del sitio donde estaba la mezquita de Babri, en la ciudad de Ayodhya, está en manos de la Corte Suprema de Justicia.
«No sabemos de ninguna negociación», declaró Syed Shahabuddin, representante de la minoría musulmana, y agregó que el único organismo habilitado para negociar, la Junta Musulmana de Toda India, no tiene conocimiento tampoco.
Shahabuddin acusó al primer ministro de ceder a las presiones de Vishwa Hindu Parishad (VHP), una organización fundamentalista hindú que prometió iniciar la construcción del templo antes del 12 de marzo, cueste lo que cueste.
«Ellos pretenden que los musulmanes les entreguemos el terreno, pero no estamos dispuestos a ceder un ápice», manifestó a la prensa M.A. Siddiqui, vicepresidente del Comité de Acción de Babri Masjid.
El primer ministro reiteró el lunes en el parlamento que hay negociaciones en curso, pero se negó a mencionar los individuos u organizaciones supuestamente involucrados. «No se pueden revelar nombres por razones de interés público», dijo a los agitados legisladores.
El BJP llegó al poder tras alentar el sentimiento hinduista acerca de la mezquita de Babri Masjid, supuestamente construida por musulmanes invasores en el lugar del nacimiento del legendario rey-dios Rama, en Adyodhya, unos 540 kilómetros al sureste de Nueva Delhi.
La construcción del templo hindú en Ayodhya fue la principal propuesta del BJP en las elecciones generales de 1991, cuando el partido salió de una relativa oscuridad para transformarse años después en la mayor fuerza política del país.
El 2 de diciembre de 1992, Vajpayee y los actuales ministros del Interior y de Desarrollo de Recursos Humanos, Lal Krishna Advani y Murli Manohar Joshi, dirigieron una turba enardecida hacia el sitio y demolieron la mezquita de tres cúpulas con palancas y explosivos.
La demolición generó disturbios en todo el país, en los que unas 3.000 personas perdieron la vida. En la metrópolis de Mumbai (ex Bombai), hubo persecuciones contra la comunidad musulmana.
Sin embargo, el BJP, que finalmente llegó al poder al frente de un gobierno de coalición en 1998, nunca pudo recabar entre sus aliados regionales y seculares el apoyo necesario para construir el templo hindú en Ayodhya.
Vajpayee, considerado un moderado por sus aliados, expresó arrepentimiento y vergüenza por la demolición de la mezquita y los disturbios que le siguieron, aunque los críticos consideraron que su actitud es sólo una postura para mantener intacta la dispar coalición de gobierno, llamada Alianza Nacional Democrática.
Pero el VHP, desafiando a Vajpayee y a sus compromisos con los otros miembros de la coalición, nunca abandonó las obras en un sitio cercano al terreno del templo, donde ya están listos los pilares, las vigas y otros elementos para construir un edificio prefabricado de tres pisos.
El primer ministro debe hacer equilibrio ahora para complacer a la vez a sus aliados políticos y a organizaciones fundamentalistas hindúes como VHP y Rashtriya Swayamsewak Sangh, señalaron analistas.
Los aliados políticos -principalmente el Partido Telugu Desam, que gobierna el sureño estado de Andhra Pradesh- amenazaron con retirarse de la coalición si se reaviva la cuestión del templo. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/ip-cr/01
