CUBA: Castro cumple 75 años trabajando

El presidente cubano Fidel Castro cumplirá este lunes 75 años sin reducir su carga de trabajo y con una corta visita a Venezuela, inusualmente confirmada con 48 horas de antelación.

Luego del breve desvanecimiento que sufrió en junio, mientras pronunciaba un discurso bajo un sol abrazador ante 60.000 personas, Castro anunció que tendría «más cuidado», aunque tenía aún «muchas cosas que hacer».

Desde entonces presidió ceremonias de inauguración, recibió visitantes y pronunció muchos discursos, en el marco de su «batalla de ideas» en la que abundan ataques frontales al gobierno estadounidense y al sistema capitalista.

Castro abrió, incluso, el desfile organizado frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana el 26 de julio, en rechazo a la política de ese país hacia Cuba, considerada «hostil» y «agresiva».

Esa marcha permitió al mandatario dar muestras de buen estado físico, aparte de una leve aunque visible cojera, durante el recorrido de varios kilómetros a lo largo del malecón, el muro que bordea la costa habanera.

Era seguido, entre otros, por Raúl Castro, su hermano menor y primer vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas, quien parece gozar de excelente salud a sus 70 años. Se lo vio caminar a buen paso y sin muestra alguna de cansancio, rodeado de un grupo de oficiales.

Fidel y Raúl Castro se muestran juntos en público en muy escasas ocasiones, debido a normas de seguridad en previsión de atentados.

Sin embargo, estas reglas se aliviaron desde el 23 de junio, cuando, horas después de su desmayo en público, el presidente Castro compareció ante las cámaras de televisión acompañado de su hermano.

Segundo en la jerarquía de poder, Raúl Castro ha acompañado al gobernante desde antes del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, un fracaso militar que le costó a ambos cárcel y exilio.

«Siempre fue mi héroe, mi más cercano compañero, pese a la diferencia de edad», dijo Raúl Castro acerca de su hermano mayor, al diario El Sol de México en 1993, en una de las pocas entrevistas concedidas a medios extranjeros.

En esa ocasión también calificó de «honor» y «privilegio» ser hermano del gobernante y trabajar junto a él, a quien deberá suceder en caso de fallecimiento u otro impedimento grave.

El propio Fidel Castro rompió el hermetismo que suele rodear la cuestión de su reemplazo, al reiterar a periodistas, a fines de junio, que Raúl «es el camarada» con «la mayor autoridad» y «la capacidad» para sucederlo.

Esa previsión fue adoptada desde «el principio de la Revolución» y «cuando empezamos a darnos cuenta de que la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) tenía planes de acortar mi vida», según relató en 1985, en una extensa conversación con periodistas estadounidenses.

«El compañero que se seleccionó (Raúl Castro), a mi juicio, es el más capaz por su experiencia y méritos revolucionarios», comentó en esa ocasión, una de las pocas en que se refirió a la eventualidad de dejar el poder.

Castro también se refirió a la posibilidad de retirarse, que en su opinión tendría que ser muy «justificada» y motivada por razones sólidas, así como a la forma en que lo recordará el pueblo cubano.

«Estoy seguro del alto concepto que quedará de mis servicios, absolutamente seguro, no tengo la más remota duda sobre eso», dijo.

El mandatario nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, localidad de la antigua provincia de Oriente, en cuya escuela pública aprendió las primeras letras, aunque concluyó su educación en colegios privados católicos de la oriental Santiago de Cuba y de La Habana.

Desde su ingreso en la Universidad de La Habana, en 1945, donde cursó la carrera de Derecho, se mantuvo vinculado al movimiento estudil, entonces muy activo en la denuncia de la corrupción administrativa de los gobiernos de turno.

Su biografía oficial dice que fue fundador del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) e intervino, a partir de 1948, en las campañas políticas de esa organización, dentro de la cual alentó posiciones más radicales y combativas entre la militancia joven.

Como abogado se dedicó a la defensa de personas y sectores humildes y figura entre los primeros en denunciar el carácter «reaccionario e ilegitimo» del golpe de Estado de Fulgencio Batista del 10 de marzo de 1952.

Organizó un grupo de jóvenes estudiantes y empleados, la mayoría ortodoxos, al frente de los cuales se lanzó en 1953 al asalto de los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, en el oriente cubano.

Fue encarcelado pocos días después de esa fracasada acción militar y condenado a 15 años de prisión. El mismo asumió su defensa en el juicio celebrado el 16 de octubre de 1953, en que pronunció su alegato conocido como «La historia me absolverá».

Al tiempo que denunció los crímenes y torturas cometidos contra sus compañeros, Castro fustigó las condiciones de vida de los cubanos y expuso el programa político, económico y social de lo que sería el Movimiento Revolucionario 26 de Julio.

Abandonó el presidio en mayo de 1955, como resultado de una fuerte presión popular, y en julio de ese mismo año partió hacia México para organizar la insurrección armada.

El 25 de noviembre de 1956 zarpó desde territorio mexicano en el yate Granma, con 82 hombres a bordo. Una semana después, Castro y sus expedicionarios desembarcaron para, desde la Sierra Maestra, nuclear la subversión armada que arrojó del poder a Batista 1 de enero de 1959. (FIN/IPS/pg/mj/ip/01

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