INDIA: Lluvia de críticas sobre primer ministro por fallida cumbre

El parlamento de India criticó hoy duramente el desempeño del primer ministro Atal Bihari Vajpayee en la reunión cumbre con el presidente de Pakistán, Pervez Musahrraf.

En su primera declaración pública sobre el encuentro realizado entre el 14 y el 16 de este mes en la septentrional ciudad de Agra, Vajpayee afirmó que el fracaso se debió a la negativa de Musharraf a admitir la responsabilidad de su gobierno por las operaciones que realizan en Cachemira los separatistas establecidos en territorio paquistaní.

Pero la cumbre dejó al descubierto la endeble política exterior india y permitió que Musharraf insistiera en el papel central que ocupa la disputada región de Cachemira en las relaciones bilaterales, dijo Mulayam Singh Yadav, ex ministro de Defensa y líder del socialista Partido Samajwadi.

Singh acusó al gobierno de reconocer al dictador (Musharraf) responsable de comandar los enfrentamientos militares contra India en 1999 en los que murieron cientos de soldados indios, con el fin de acumular votos para las próximas elecciones en su bastión electoral, el estado septentrional de Uttar Pradesh.

Por su parte, el jefe de la bancada opositora Madhav Rao Scindia, del Partido del Congreso, afirmó que el efecto de la reunión fue minimizar la importancia histórica de los acuerdos de Simla, de 1972, considerados durante mucho tiempo como una base firme en las relaciones entre ambos países.

La disputa por Cachemira es tan vieja como los dos estados creados tras el fin de la colonización británica en 1947: India, con mayoría de población hindú, y Pakistán, con mayoría musulmana.

La región fue motivo de tres guerras. Tras el último conflicto, en 1971, se estableció una división provisional y una zona de alto el fuego a ambos lados de esa frontera.

Pero esa situación provocó la fractura de la población cachemira de 12 millones de habitantes. En los años 80 se inició un movimiento separatista armado.

«Las preocupaciones de India por el terrorismo transfronterizo deberán incluirse en todo documento producto de futuras negociaciones», dijo Vajpayee en una declaración que abrió el debate parlamentario.

El primer ministro recordó que India tiene «determinación, firmeza y resistencia» para enfrentar el terrorismo.

Musharraf «se hizo una fiesta» lanzando a los medios de prensa contra India, mientras los funcionarios indios se mostraban muy confusos, sostuvo Scindia. La prensa terminó dependiendo de las fuentes paquistaníes para conseguir información, agregó.

Scindia y Singh ridiculizaron a Vajpayee por aceptar la invitación de Musharraf mientras aumentaba la violencia en Cachemira.

Este fin de semana 20 personas murieron en la región durante dos incidentes supuestamente provocados por grupos armados asentados del lado paquistaní. Las víctimas eran hindúes, algunos en peregrinación a un santuario en Amarnath.

Fuera del parlamento, seguidores del partido oficialista Bharatiya Janata, prohindú, fueron golpeados por la policía mientras manifestaban contra las muertes en Cachemira.

Vajpayee «intentó tapar el fiasco» de la cumbre, resultado de su pobre preparación y de la imposibilidad de contestar de manera satisfactoria sobre el verdadero objetivo de la reunión, dijo la legisladora Margaret Alva, del Partido del Congreso.

«El terrorismo transfronterizo no es una cuestión nueva», destacó Alva ante los periodistas. Se podía conseguir más información en la prensa que en los canales oficiales, se quejó.

La cumbre fue útil para el general Musharraf, que logró captar la atención de las cámaras de televisión, mientras Vajpayee fue notorio por su total ausencia en los medios.

«Nos comprometimos en una diplomacia seria y reservada», replicó el primer ministro. «India no buscaba ventajas propagandísticas ni ganar puntos en un debate», dijo.

Musharraf «llevó a cabo una guerra mediática», sostuvo por su parte el jefe de la bancada del Partido del Congreso y ex ministro de Asuntos Externos Natwar Singh, al referirse a las apariciones del general en televisión, en las que dialogó con los principales directores de prensa de India.

En ese encuentro Musharraf dijo a los periodistas indios que la insurgencia en la zona era de naturaleza «autóctona».

No se puede permitir que se glorifique la matanza de gente inocente como una yihad, o sea una guerra santa de los musulmanes. India «no puede ignorar la existencia de violencia y terrorismo en el estado (cachemir), exportado a través de la frontera», sostuvo Vajpayee.

«La actual insurgencia con mercenarios extranjeros y la generosa asistencia del exterior no es otra cosa que terrorismo. La negativa paquistaní a ponerle fin es el principal obstáculo para crear una atmósfera propicia» para negociar, dijo.

Vajpayee rechazó el intento de Musharraf de asumir una solución que respete los deseos del pueblo cachemir. «El deseo fundamental de cada cachemir… es vivir en paz, seguridad y libertad, para lograr el progreso económico», agregó.

Según el primer ministro, India propuso acordar sobre paz y seguridad, e incluyó medidas de confianza recíproca en armamento convencional y nuclear.

Para Scindia y Singh el principal fracaso se debió a la ausencia de una agenda estructurada. Cualquier diálogo futuro debería realizarse sólo después de que el gobierno haga su trabajo correctamente, dijeron.

Si Vajpayee aceptara la invitación para viajar a Pakistán, deberá cuidar que India «no sufra ninguna nueva humillación» y que «no se pierda ni un centímetro de territorio», sostuvieron los parlamentarios. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/dc/aq/ip/01

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