Los niños venezolanos cuentan con un museo que exhibe los adelantos científicos y artísticos del siglo XX, en procura de complementar los conocimientos adquiridos en la escuela y de despertar el interés en carreras técnicas que impulsen el desarrollo.
El Museo de los Niños de Caracas, abierto a niños y adultos desde hace 19 años, complementa los programas de educación formal a través de exhibiciones sobre biología, ambiente, arte, comunicación, física y astronomía.
«No se parece a un museo tradicional. Es un lugar donde el niño se siente libre y activo, se despierta su curiosidad y donde él es lo más importante», dijo Alicia Pietri de Caldera, directora y fundadora de la institución y esposa del dos veces presidente venezolano Rafael Caldera.
Pietri concibió el Museo de los Niños después de terminado el primer gobierno de su esposo (1969-1974), y hasta hoy preside la fundación privada que lo administra, sustentada con un presupuesto propio, 30 por ciento del cual procede del Estado y el resto de empresas privadas.
Omar Paredes, jefe de relaciones institucionales del museo, comentó a IPS que «esta experiencia ha sido pionera en América Latina».
«Otros países de la región, como Argentina, Colombia, Honduras, Panamá, República Dominicana y Uruguay, pidieron asesoramiento para montar un museo similar», añadió.
Paredes explicó que el Museo de los Niños «exportó varias exhibiciones».
El museo cuenta con un equipo de físicos, biólogos, comunicadores sociales y artistas, entre otros profesionales, que diseñan la exhibiciones, así como los textos explicativos para los niños. Además, los denominados «amigos guía», de entre 16 y 25 años, se encargan de atender a los visitantes.
La institución dirigida por Pietri tiene la finalidad de complementar conocimientos escolares en ciencias, tecnología y arte a niños de escasos recursos, que no pueden acceder a una computadora o ir a parques temáticos como los de Disney World.
La edad de los visitantes oscila entre los siete y 14 años, acompañados de sus padres o maestros. El boleto de ingreso cuesta cinco dólares para una visita de cuatro horas, salvo para las escuelas de zonas pobres que tienen acceso libre.
Las exhibiciones están repartidas en cuatro pisos en donde se destacan las áreas: Planeta Tierra, Electricidad, Robótica, Física Molecular, El Cuerpo Humano, Problemas Ambientales, Telecomunicaciones y Computación.
Entre los espacios más visitados se cuenta «Comunicación», en el que se enseña el proceso de elaboración de un diario, desde la búsqueda de noticias, la técnica de realizar una entrevista, la edición de artículos, diagramación e impresión del material.
Al término del recorrido educativo se entrega un ejemplar a cada niño y otro a la persona entrevistada o motivo de la publicación.
«Conquista del Espacio» es otro espacio frecuentado por cientos de niños, que pueden entrar a la nave espacial y vestidos de astronautas acercarse al universo y al sistema solar.
Génesis Rodríguez, de ocho años y estudiante de Caracas, tras descender del transbordador le confesó a IPS que se sentía emocionada «porque era la primera vez que podía ver la luna».
Su maestra, Josefina De Bellis, comentó que era la primera vez que llevaba a sus estudiantes al museo. Fue «tan interesante verlos aprender allí, transmitiendo esa vitalidad, que quisiera volver a ser niño», agregó.
Se calcula que más de cuatro millones de niños y niñas de distintas clases sociales han visitado el Museo de los Niños. Por supuesto, muchos de ellos quedan «fascinados» con la vivencia y repiten la visita, explicaron las autoridades.
En las afueras del museo, que recibe 2.000 personas en promedio cada día, los niños encuentran opciones adicionales de esparcimiento como parques y heladerías. Además está la Tienda del Museíto, que vende artículos para la escuela y que sirven de recuerdo de la visita.
La experiencia del museo tiene un público potencial muy amplio, pues siete millones de los 24 millones de venezolanos son menores de 14 años, según el Centro de Documentación y Análisis. (FIN/IPS/ac/mj dm/ed/01
