SERBIA: Perseguidos por Milosevic acceden a sus archivos secretos

Miles de serbios considerados enemigos internos, extremistas y terroristas por el régimen de Slobodan Milosevic (1989-2000) recibirán la semana próxima los informes secretos elaborados sobre ellos por el Servicio de Seguridad del Estado (SDB).

El gobierno serbio decretó la apertura de los primeros 50.000 archivos del SDB, que creó cientos de miles de documentos sobre opositores políticos, muchos de ellos funcionarios del actual gobierno, dirigentes de organizaciones no gubernamentales, periodistas y personas que viajaban con frecuencia al exterior.

«Esto marca el final de una era. Por primera vez desde la segunda guerra mundial muchos podrán saber qué decía de ellos el SDB y por qué», dijo el ministro del Interior serbio Dusan Mihajlovic al anunciar el decreto el día 5.

Los involucrados en los archivos serán notificadas por correo postal la semana próxima sobre el lugar donde podrán leer los documentos antes reservados. El Ministerio del Interior también habilitará una línea telefónica especial para quienes deseen saber si constan en algún archivos.

El decreto se refiere sólo a tres de las categorías de ciudadanos investigados: enemigos internos, extremistas y terroristas. Entre esos documentos figura material incluso en 1945, cuando el Partido Comunista tomó el poder.

La caída de Milosevic en octubre, tras el triunfo electoral de Vojislav Kostunica, posibilitó la entrega de esos documentos a los ciudadanos investigados, dijeron funcionarios serbios en Belgrado.

Las autoridades decidieron ocultar el nombre de los informantes y prohibir el copiado de documentos.

«Leer estos archivos puede ser doloroso y traumático. La apertura debe realizarse con la mayor discreción», dijo a IPS Biljana Kovacevic Vuco, del Comité Yugoslavo de Abogados por los Derechos Humanos (YUCOM).

«Ocultar los nombres de los informantes es lo correcto. Revelarlos podría destruir relaciones familiares, de amigos y de colegas, incluso de cónyuges. La vida de muchos podría convertirse en una pesadilla al saber quiénes los espiaban», dijo Vuco.

En un país que ha experimentado muchos cambios desde el fin del régimen de Milosevic —como el arresto en febrero del ex presidente y del jefe del SDB, Rade Markovic—, los entonces agentes de la policía secreta se dedican ahora a revelar sus actividades pasadas.

Uno de ellos, Dragan Vitomirovic, dijo que cualquier persona podía ser objeto de investigación si se quejaba con frecuencia del gobierno o si tenía contacto regular con extranjeros dentro de Serbia.

Los archivos fueron microfilmados y guardados en discos de computadora, y las copias se guardaron en tres lugares diferentes. «Una copia está en Lipovica», el cuartel general del SDB, 12 kilómetros al sur de Belgrado, «y las otras dos en Mount Kosmaj y Uzice», en la zona central de Serbia, dijo Vitomirovic.

El ex agente negó que la identidad de los informantes estuviera en los archivos.

«Usábamos seudónimos y para descifrarlos era necesario un código que se guardaba en la caja de seguridad de la oficina central del SDB de cada ciudad. Eso es secreto de Estado, no hay forma de saber qué hay en esas cajas», dijo el ex agente.

Varios integrantes del gobierno actual ya han visto los informes que el SDB llevaba sobre ellos.

Fuentes no oficiales dijeron que el archivo del hoy primer ministro Zoran Djindjic tenía más de 800 entradas desde 1998 y que el servicio secreto sospechaba que Djindjic era un espía del servicio de inteligencia alemán.

Nebojsa Covi, un ex alto funcionario que participó en las negociaciones de paz en la provincia meridional de Kosovo, fue calificado de «terrorista» en su archivo del SDB, al igual que el ex jefe del Estado Mayor del Ejército Momcilo Perisic, destituido por Milosevic en 1998.

El actual ministro del Interior de Yugoslavia, Zoran Zivkovic, confirmó a la prensa que había visto su propio archivo, que contenía «10 kilogramos de material». «La vigilancia era muy precisa. El contenido era correcto en casi todos los detalles», dijo Zivkovic.

«Al igual que mucha gente, tenía curiosidad por saber quiénes informaron sobre mí, pero no pude hacerlo. Se usaron seudónimos y no pude adivinar de quiénes se trataba, si bien recuerdo ciertos hechos o situaciones», agregó.

El destino de todos los archivos será determinado por una ley que estudiará el parlamento serbio, que podría determinar su publicación total, su destrucción o incluso su donación a instituciones de investigación histórica.

Las autoridades dijeron que la apertura de estos primeros 50.000 archivos es sólo «la punta del iceberg», pero se negaron a dar el número exacto de informes. Algunas fuentes estiman que eran más de 500.000, en un país con 7,5 millones de habitantes. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/dc/mj/ip hd/01

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