Los ministros responsables de Comercio Exterior de 34 países se reunirán este sábado en la capital de Argentina con la imperiosa tarea de desbrozar la ruta hacia el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) antes de la cumbre que se celebrará en Québec a fines de este mes.
La cita previa a nivel técnico de viceministros finalizó este viernes en Buenos Aires en medio de un absoluto hermetismo que contribuyó a alimentar las dudas sobre la falta de consenso sobre los puntos cruciales de la difícil arquitectura del acuerdo comercial.
Los dos obstáculos fundamentales se relacionan con la ratificación del 2005 como fecha de término de la negociación y a las demandas de los países latinoamericanos de un compromiso firme de Estados Unidos de desmontar las barreras no arancelarias al comercio.
La cuestión de la fecha se mantuvo bajo un manto de ambigüedad, sin que Chile retirara su moción de adelantar el término de la negociación a 2003, que recibió un entusiasta apoyo inicial de Estados Unidos y Canadá, así como de algunos países centroamericanos.
«La negociación continúa. No estoy en condiciones de adelantar las posiciones de los diversos países» acerca de la fecha, dijo este viernes el canciller de Brasil, Celso Lafer, mientras la ministra de Comercio de Colombia, Marta Lucía Ramírez, sugirió un plazo alternativo para junio de 2004.
Lafer y Ramírez fueron los únicos altos representantes gubernamentales latinoamericanos que mantuvieron contactos con la prensa en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, donde concluyó este viernes el VI Foro Empresarial de las Américas.
«No nos digamos mentiras. El problema hoy no son las barreras arancelarias, sino las barreras no arancelarias», señaló Ramírez, a propósito del debate en estas reuniones sobre medidas contra el comercio desleal, la fijación de cuotas de importación y otros mecanismos estadounidenses que perjudican a las exportaciones latinoamericanas.
El representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, introdujo este viernes la idea de un cronograma en la negociación, con fechas de acceso a los mercados y que incluya cuestiones como aranceles, agricultura, servicios, compras del Estado e inversiones.
Zoellick señaló, así mismo, que el gobierno de George W. Bush gestionará ante la Organización Mundial de Comercio la reducción de subsidios, que originan las medidas contra el comercio desleal de Estados Unidos contra los productos de terceros países y que afectan a menudo a América Latina.
Lafer dijo que «el ALCA es una negociación compleja que no es solamente» arancelaria, y que su esencia está en el acceso a los mercados, obstruido por las barreras no arancelarias.
Para el jefe de la diplomacia brasileña, el objetivo final en el proceso del ALCA es una «negociación equilibrada» con un cronograma que se ajuste a los intereses de los 34 países del continente (todos excepto Cuba), y que no esté dependiendo de dificultades internas de Estados Unidos.
Lafer fue categórico al señalar el rechazo brasileño a un cierre adelantado de la negociación del ALCA. «El año 2005 es lo apropiado», señaló, tras abstenerse de responder si Chile mantenía o no su propuesta a favor de 2003.
La ministra Ramírez señaló que, para Colombia, la liberalización del comercio debe comenzar a concretarse desde 2005. «Nadie ha planteado comenzar esta liberalización en 2003», dijo.
Comentó, no obstante, que la posición chilena de concluir la negociación dentro de dos años es atendible, por cuanto considera los plazos de ratificación parlamentaria del tratado del ALCA en cada país. En ese sentido, estimó que junio de 2004 podría ser una fecha apropiada para el término de las tratativas.
La ministra se declaró confiada en que habrá sustantivos avances en la reunión de ministros para dar forma final al documento de unas 900 páginas que será elevado a la cumbre de Québec.
«El desafío nuestro es facilitar el trabajo de los presidentes y para ello vamos a tener que lograr este sábado los lineamientos ya finales de esta negociación para el señalamiento final de esa voluntad política», señaló.
«No podemos llegar a la reunión de Québec con un texto lleno de corchetes (textos aún en discusión por no contar con el acuerdo de los ministros) porque eso haría inadmisible el trabajo que vamos a desplegar» este sábado, agregó Ramírez.
La ministra colombiana dijo también que su gobierno quiere una «vocería única» de la Comunidad Andina de Naciones en el proceso de negociación del ALCA, y en ese sentido deslizó críticas a la posición del presidente venezolano Hugo Chávez de un acercamiento en esta materia a Brasil.
El descontento colombiano ante la actitud de Venezuela es otro de los conflictos que han marcado el trasfondo de la cita ministerial en Buenos Aires, alterada también por las pugnas entre Argentina y Brasil dentro del Mercado Común del Sur.
Mientras los ministros se aprestan a procurar los hasta ahora difíciles consensos, en el hotel Sheraton el presidente argentino Fernando de la Rúa clausuraba el foro de empresarios.
Unos 1.000 representantes de compañías de los diversos países del continente analizaron las diversas implicaciones del ALCA en grupos de trabajo que se organizaron en 11 talleres y analizaron más de 200 ponencias, para elaborar un conjunto de conclusiones de respaldo al futuro acuerdo continental de comercio.
Los empresarios recalcaron también la necesidad de una negociación integral, en que los asuntos arancelarios no pueden ir por un carril diferente al de las barreras no tarifarias al comercio.
Mientras finalizaba el foro empresarial, en las afueras del hotel Sheraton comenzaban a concentrarse millares de sindicalistas, ambientalistas, activistas de derechos humanos y miembros de otras organizaciones de la sociedad civil marginadas de estas reuniones y opuestas al ALCA y al proceso de globalización. (FIN/IPS/ggr/mj/if/01
