La minoría kurda de Iraq tiene la esperanza de lograr el apoyo de Rusia, aunque analistas advierten que Moscú no quiere comprometerse para no perjudicar sus relaciones con ese país y con Turquía, ambos con grandes comunidades kurdas.
"Instamos a Rusia que reconozca la autonomía kurda en el marco de un estado iraquí", expresó Khoshawi Babakr, representante del Partido Demócrata Kurdo en Rusia y la Comunidad de Estados Independiente (CEI).
Babakr insistió que Moscú puede tener algo que decir en la cuestión kurda, y agregó que el Partido Demócrata Kurdo, con sede en Iraq, ha mantenido contactos con funcionarios rusos.
Según Babakr, cuando el experto en Medio Oriente, Yevgeni Primakov, fue primer ministro ruso hace dos años, aceptó recibir a dos miembros del politburó del Partido Demócrata Kurdo.
Sin embargo, Babakr admitió que su partido no tiene lazos oficiales con funcionarios rusos en la actualidad, salvo los contactos esporádicos con diputados opositores del parlamento ruso.
La diplomacia rusa subestimó el factor kurdo en la política de Medio Oriente, sostuvo Babakr, y precisó que más de 3,5 millones de personas viven ahora en la región autónoma kurda, en el norte de Iraq.
Además, Moscú presiona para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) levante las sanciones contra Iraq, que prohíben la exportación de petróleo iraquí con excepción de un reducido volumen de crudo que puede vender para comprar víveres y medicamentos.
Según Babakr, la autonomía kurda en Iraq septentrional recibe cerca de un quinto de los ingresos del acuerdo petróleo por víveres, y la participación kurda podría ascender a 2.000 millones de dólares el próximo año.
Rusia es contraria a los ataques misilísticos que Estados Unidos y Gran Bretaña realizan casi a diario contra Iraq, destinados a reforzar las zonas de interdicción de vuelos.
Pilotos estadounidenses y británicos patrullan los cielos septentrionales de Iraq desde que terminó la guerra del Golfo en 1991.
La prohibición de los vuelos fue impuesta para evitar que las fuerzas iraquíes atacaran a los kurdos en el norte. Babakr dijo que los kurdos van a necesitar "garantías de seguridad" en el futuro.
Las facciones kurdas en el norte de Iraq han logrado allanar sus diferencias, especialmente a raíz del acuerdo de paz entre Massoud Barzani, líder del Partido Demócrata Kurdo, y Jalal Talabani, jefe de la Unión Patriótica de los Kurdos.
Ambos firmaron un acuerdo de paz el 17 de septiembre de 1998 para resolver viejas diferencias y tratar de llevar la reconciliación al Kurdistán iraquí. Washington indicó que ambos líderes representaban los intereses de millones de kurdos y apoyó el acuerdo.
No obstante, el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PPK), de Turquía, ha considerado el arreglo como otro intento de Washington y Ankara para debilitar la unidad kurda y dividir a las poblaciones del norte y del sur.
Actualmente hay 800.000 kurdos refugiados en la ex Unión Soviética, muchos de ellos en Armenia, que limita con el este de Turquía. Alrededor de 150.000 kurdos viven ahora en Rusia, incluyendo 5.000 en Moscú.
El contacto ruso de la cuestión kurda se manifestó hace dos años, cuando el líder guerrillero kurdo Abdullah Ocalan, que aún estaba prófugo, se refugió brevemente en Rusia pero, a raíz de la presión de Ankara, Moscú le negó asilo.
Posteriormente, Ocalan fue capturado por los servicios secretos turcos.
Conocido como "Apo", Ocalan fundó su grupo guerrillero en los años 70 y llevó a cabo una campaña separatista en el sudeste de Turquía durante 14 años, que costó decenas de miles de víctimas. Más de 30.000 personas resultaron muertas desde que el PKK comenzó la lucha por la autodeterminación kurda en 1984.
Ahora, el PKK ha declarado el cese unilateral del fuego, mientras Turquía insiste que derrotó a los insurgentes. La causa de Ocalan no ha sido apoyada universalmente, incluso entre los propios kurdos.
Diversos analistas señalaron que la cuestión kurda representa un dilema para Moscú, que desea conservar la integridad territorial rusa y la normalidad de las relaciones con Turquía, que es un importante socio comercial.
Por otra parte, se cree que Ankara apoyó en forma encubierta a los guerrilleros separatistas de la república de Chechenia, en guerra con Moscú, lo cual tienta a los nacionalistas rusos de ayudar al PKK como represalia.
La agresiva política turca en Asia Central y el Cáucaso demuestra que rusos y kurdos pueden tener intereses comunes, si bien Moscú siempre tarda en darse cuenta, según Makhir Walat, representante del Frente de Liberación Nacional del Kurdistán en la CEI y Europa central.
De todas maneras, políticos nacionalistas rusos expresaron la necesidad de apoyar la causa del PKK.
La violenta campaña turca contra el movimiento de liberación kurdo se ha convertido en un virtual genocidio. Decenas de miles de kurdos han perecido desde 1984 y, entre 1919 y 1940, fueron exterminados dos millones más, según Alexei Mitrofanov, diputado de la cámara baja del parlamento ruso.
Mitrofanov, del ultranacionalista partido Liberal Democrático, encabezado por Vladimir Zhirinovsky, afirmó que la ONU debe crear una comisión especial para investigar el genocidio turco contra los kurdos.
Activistas kurdos también arguyeron que Rusia, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, podría iniciar un debate ante la Asamblea General para lograr una solución pacífica del problema kurdo.
Sin embargo, el que Moscú no haya salvado a Ocalan provocó gran desilusión entre los 12 millones de kurdos que se encuentran en Turquía.
El problema del Kurdistán podría convertirse en un tema crucial vinculado con la estabilización futura del Medio Oriente, opinó Anatoly Ilyin, director ejecutivo de la Sociedad Rusa de Solidaridad con Asia.
De todas maneras, es improbable que Moscú se comprometa porque no desea perjudicar sus lazos con Turquía o Iraq, señaló Ilyin, quien también es un experto en el conflicto del Kurdistán. (FIN/IPS/tra-en/sb/sm/ego/aq/hd-ip/00
