/Integración y Desarrollo/ MEXICO: El terremoto de 1985 sigue cobrando facturas

El terremoto que destruyó hace 15 años parte de la capital de México continúa cobrando facturas: 600 familias siguen sin vivienda, 2.000 edificios corren riesgo de caer y la mayoría de la población está indefensa ante el próximo e inevitable sismo.

La ciudad de México sufrirá otra tragedia como la del 19 de septiembre de 1985, que dejó más de 10.000 muertos y privó de vivienda a 200.000 personas, pero no se puede predecir la fecha exacta, advirtieron científicos. Lo único que se puede hacer es preparar mejor a la población.

Del terremoto, que dio origen a varias organizaciones sociales urbanas, quedan algunas huellas visibles: edificios con rajaduras que continúan habitados, 33 campamentos donde viven hacinadas 600 familias y varias construcciones abandonadas, especialmente en el centro histórico de la capital.

Alejandro Varas, portavoz de una asociación de damnificados, consideró increíble y vergonzoso que después de 15 años siga habiendo personas sin techo y que haya edificios en riesgo de derrumbe.

«Aquí seguimos esperando que nos den una casa, pero de tanto que han prometido ya no creemos», declaró Soraya Carlona, habitante de uno de los campamentos ubicados en el centro de la ciudad.

En medio de viejos edificios, los campamentos son lugares que reúnen a grupos de 20 familias en pequeños cuartos divididos y cubiertos por láminas de aluminio.

Las autoridades indican que muchas de las familias que comparten comedores y baños comunitarios recibieron ofertas de créditos para vivienda u otros lugares para residir, pero no pueden aceptar pues carecen de ingresos.

Dueños de edificios abandonados interpusieron recursos legales para evitar que sean destruidos, a pesar del peligro que representan.

Para conmemorar los 15 años del terremoto de 8,1 grados en la escala de Richter, los damnificados organizaron ceremonias religiosas y actos culturales.

Los grupos de protección civil realizaron, por su parte, simulacros en oficinas públicas y escuelas para afrontar posibles terremotos e incendios, mientras autoridades de la capital convocaron actos para recordar a las víctimas.

El entrenamiento es aún insuficiente, pues la mayoría de las 20 millones de personas que viven en la capital y sus alrededores no conocen las medidas de emergencia, advirtió Carlos Valdés, jefe del Servicio Sismológico de México.

El terremoto de 1985, sobre el que se tejieron historias heroicas, pero también trágicas, obligó a modificar las normas de construcción y a modernizar los entonces fallidos sistemas de protección civil, pero eso no es suficiente para salvar a la ciudad de un terremoto, aunque lo atenuará, dijo Valdés a IPS.

México está ubicado en una región donde interactúan cinco placas tectónicas y varias fallas continentales. La capital está, además, sobre algunas de esas fallas, y su suelo en varias zonas es susceptible de desplazamientos.

En México se registran unos 20.000 movimientos de tierras por año, la mayoría imperceptibles para la población.

Los cerca de 400 sismos de magnitud de cinco grados en la escala de Richter o superiores registrados en los últimos 20 años y sentidos por la población equivalen a la energía liberada por la explosión de unas 234.000 bombas atómicas, calculó el Servicio Sismológico.

Las costas mexicanas del océano Pacífico están atravesadas por placas subterráneas en movimiento continuo. El desplazamiento natural de estas y otras placas separará en un futuro indeterminado a América Central del resto del continente, afirman los científicos.

Sin duda, la capital de México sufrirá un gran terremoto, pero no existe forma de definir la fecha, apuntó Valdés.

Tragedias como las de 1985 han permitido generar mayor conciencia para fortalecer el sistema de protección civil y enfrentar el futuro con más confianza, dijo el secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Diódoro Carrasco.

Sin embargo, cuando se registran sismos en la capital, cientos de personas salen de inmediato de sus hogares u oficinas y, en medio de crisis nerviosas, se ubican en calles estrechas rodeadas de edificios, actitudes contrarias a las recomendadas por los expertos, que piden tranquilidad y restricción de traslados.

En materia de conciencia y organización ciudadana, los observadores coinciden en que el sismo de 1985 despertó la creación de organizaciones se enfrentan con la impotencia y con la falta de apoyo que en ese momento exhibieron las autoridades. (FIN/IPS/dc/mj/en dv/00

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