Pocos se sorprendieron en India cuando Lara Dutta se ciñó en Nicosia la corona de Miss Universo 2000. Ganar concursos de belleza planetarios se ha convertido en una costumbre para las representantes de este país, en especial en los últimos seis años.
Muchas jóvenes de clase media residentes en las ciudades indias se han determinado a hacer fama con su belleza, ganar un concurso y vivir felices por siempre jamás. Así, India fue la cuna de dos Miss Universo y cuatro Miss Mundo.
La belleza impacta incluso a los gobernantes. El primer ministro Atal Bihari Vajpayee formuló las congratulaciones de rigor "a la mujer más hermosa del universo". Su predecesor, el erudito P.V. Narasimha Rao, hizo lo mismo en 1994 cuando la adolescente Sushmita Sen fue la ganadora.
El triunfo de Sen en Manila en 1994 desató un frenesí de orgullo nacional entre periodistas sensacionalistas y serios, así como entre académicos. Se llegó a afirmar que Sen había hecho por la belleza de India lo mismo que la estrella de cricket Sachin Tendulkar por el deporte.
En cambio, hubo escasa reacción ante el triunfo de Dutta, de 21 años, el día 13. Las manifestaciones de orgullo se limitaron a las pares de la joven y a los responsables de su éxito, como diseñadores de moda, maquilladores, dietistas e instructores de oratoria, entre otros.
"Yo sabía que Lara lo conseguiría. Ella tiene la actitud y la confianza de una ganadora", dijo Ritu Kumar, una de las principales diseñadoras de ropa de este país, cuyas creaciones tienen gran éxito en Occidente.
Un emporio editorial de India es responsable de la creación de la línea de montaje de reinas de belleza. Todas las que lograron triunfos internacionales surgieron de las páginas de The Femina, revista que integra el consorcio de medios de comunicación The Times of India, uno de los más antiguos del país.
El grupo puede adjudicarse el mérito por el auge de la industria nacional de la belleza. The Femina se encarga de descubrir nuevas caras y asegurarles la atención del público al estamparlas en sus producciones.
Dutta será objeto de un recibimiento triunfante en India. Esa será la oportunidad para sacar nuevas fotografías. Luego partirá a Occidente para cumplir con su papel de Miss Universo.
Un par de semanas después, los medios y la industria de la belleza comenzarán a buscar un nuevo rostro para convertirlo en el nuevo emblema del "glamour".
Hace seis años desde Manila, la imagen televisada de Sen cubriéndose la boca con las manos en señal de júbilio dejó una marca indeleble en la conciencia india. La victoria de esta hija de un militar residente en los suburbios de Nueva Delhi fue, a los ojos de los indios, una confirmación de la belleza nacional.
Sushmita y Aishwarya Rai, quien ganó también en 1994 el título de Miss Mundo, dieron luego respetabilidad a la industria de la caza de bellezas, que se convirtió en un gran negocio.
Así, modestos locales de belleza se convirtieron en salones. La ansiedad de las madres que alentaron a sus hijas a participar en concursos fue percibida como una ambición legítima para que las jóvenes lograran un buen futuro.
Los espectáculos televisados en busca de jóvenes hermosas en las ciudades indias se hicieron populares, y acabaron con la imagen negativa que hasta entonces pesaba sobre los desfiles de modelos y los concursos de belleza.
La industria india de la belleza logró la coronación de otras dos Miss Mundo, Diana Hayden (1997) y Yukta Mookhey (1999). Otra modelo, Madhu Sapre, casi logró el título.
Antes, en 1966, otra india se ciñó la corona, Reita Faria.
Las aspirantes a reinas de belleza deben acostumbrarse a cuidar su dieta y ensayar un acento distinguido.
Cientos de jóvenes se anotan para participar en concursos locales y nacionales, con la mirada puesta en un gran certamen de belleza. Y aunque no lo consigan, siempre hay lugar para ellas en un mercado hambriento de rostros frescos y hermosos. (FIN/IPS/tra- eng/mu/ego/mj/cr/00
