(Arte y Cultura) EEUU: Viaje a las raíces del adorno personal

La cantante Madonna y el jugador de basquetbol y actor Denis Rodman no fueron los primeros en adornar o cambiar su apariencia corporal para resaltar su identidad personal, como lo revela una exposición del Museo de Historia Natural de Nueva York.

Desde hace miles de años, habitantes de todo el mundo apelaron a cualquier tipo de medios, productos y hierbas con el fin de señalar su posición en la sociedad o como rito de transición de la infancia a la edad adulta.

La historia de la ornamentación del cuerpo se refleja en la exposición "Arte Corporal, Marca de Identidad", que se extiende hasta el 29 de mayo en el museo neoyorquino.

La muestra incluye la reducción del tamaño del pie femenino en China, el oscurecimiento de los dientes en Japón, las perforaciones para adornar los lóbulos de las orejas entre los indígenas Masai, en Kenia, el uso de la alheña en Africa del Norte, India y Pakistán y los tatuajes en Polinesia.

El arte corporal se emplea a menudo para ayudar a la gente a comunicarse con las fuerzas espirituales en las que creen. En las diferentes culturas, pinturas y ornamentos preparan al cuerpo para ceremonias especiales, como en la mayoría de las zonas del Artico en la cultura esquimal inuit.

Una fotografía muestra a un niño inuit que recibió su primer adorno labial como símbolo de pubertad. El niño se somete a pequeños cortes en el labio inferior donde se insertarán, durante un año, clavos de marfil, cada vez de mayor tamaño.

El adorno labial marca la condición de un hombre inuit y su derecho a tener esposa y cazar. Su esposa llevará luego los clavos de marfil sobre su cintura.

En la isla de San Lorenzo, las mujeres esquimales yupik, de Siberia, llevaban tatuajes en el mentón como signo de madurez sexual. Mujeres ancianas también utilizaban los tatuajes como cicatrizante en lugares correspondientes a los puntos de acupuntura, tanto para hombres como mujeres.

A fines del siglo XIX, cuando la caza de la ballena pasó a ser obsoleta en la cultura esquimal e inuit, las formas tradicionales de ornamentación corporal desaparecieron.

Diversas ilustraciones y un breve video muestran la ceremonia de la alheña antes de un casamiento en una familia en Marruecos y otra de Pakistán que vive en el barrio neoyorquino de Queens.

En ambas ceremonias, las manos y pies de la novia se adornaron con delicados dibujos tradicionales aplicados con alheña la noche anterior a la boda.

Las hojas de la alheña machacadas con hierbas y convertidas en una pasta combinada con agua, leche o limón se usan en el norte de Africa, los países del Golfo, Bangladesh, India y Pakistán principalmente como cosmético para el pelo y el cuerpo.

La exposición muestra cómo en algunas culturas, como los indígenas norteamericanos, los tatuajes se consideran amuletos que protegen a la gente.

Desde Africa hasta Oceanía, los tatuajes también pueden honrar a un gran cazador, así como sus logros espirituales o de parientes cercanos.

Para la etnia mangbetu, que antes gobernara lo que hoy es República Democrática de Congo, la base del cráneo alargada mediante la presión indolora de vendajes desde la infancia era algo de moda a comienzos del siglo XX.

La deformación craneana quedó obsoleta a partir de 1920 debido a la influencia occidental porque la gente comenzó a considerarla un signo de "atraso", según se explicó en la muestra.

Paradójicamente, los europeos, que relacionaron las cabezas alargadas con imágenes del antiguo Egipto, las imitaron con peinados complicados y las adoptaron como símbolo de "exotismo africano".

En la actualidad, la ornamentación corporal, la alta costura y la moda se inspiran en las tradiciones e ideas de otras culturas.

La exposición también plantea el concepto que tiene una civilización o grupo de la ornamentación corporal de otra civilización o grupo, incluso raras pinturas japonesas del siglo XVIII cuando vieron a los primeros europeos.

La manera en que muchos occidentales perciben la ornamentación corporal se remonta al informe que escribió el capitán James Cook desde Tahití en 1769, cuando la palabra "tatoo" (tatuaje), derivada del tahitiano "tatau" fue introducida por primera vez en el idioma inglés.

Con un enfoque crítico, la muestra dedica una sección entera a las ferias mundiales, desde la mitad del siglo XIX hasta la segunda guerra mundial (1939-1945).

Las ferias promovieron el poder imperial e industrial, la dominación científica y las ideas de Occidente acerca de la relativa condición de las diferentes razas.

En las ferias se mostraban aldeas etnológicas con personas "sin civilizar", junto a parques de diversiones y espectáculos de animales salvajes, en lo que constituyó "la mayor exposición casi científica de humanos en la historia", según el museo.

En la actualidad, el tatuaje y la perforación son formas esenciales de expresión personal. Se usaron por primera vez por marinos como registro de sus viajes, y por los soldados en ambos conflictos mundiales.

A partir de imágenes de amor y lealtad, la gran popularidad de los tatuajes se produjo tras la guerra de Vietnam (1962-1975) y el movimiento feminista.

Desde entonces, el tatuaje se convirtió en signo de liberación y de movimientos contraculturales, de hippies y adeptos al rock and roll que los adoptaron como un símbolo de rebelión.

En Estados Unidos, con la invención de la máquina eléctrica de tatuajes en 1890, se abrieron tiendas permanentes en Bowery y Coney Island, en Nueva York, y en las adyacencias de las bases navales.

Numerosas fotos de la muestra de Bettina Witteveen, "Identidades Híbridas" (1997-1998), ilustran sobre una vasta gama de tatuajes modernos que cubren todas las partes del cuerpo. (FIN/IPS/tra-en/ib/cr/ego/aq/cr/00

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