La visita a México de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Medeleine Albright, abonó el terreno para las relaciones bilaterales en el último tramo de los gobiernos en cada uno de los países vecinos.
Albright y la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Rosario Green, delinearon este domingo en Oaxaca, capital del sureño estado del mismo nombre, una agenda binacional en materia de lucha contra el narcotráfico, migración y comercio.
La definición de una plataforma de colaboración mexicano- estadounidense en asuntos de vital importancia para las naciones que comparten 3.000 kilómetros de frontera, pretende desterrar riesgos de roces para el 2000, subrayaron analistas.
Los presidentes Bill Clinton, de Estados Unidos, y Ernesto Zedillo, de México, optaron por cumplir el último año de gobierno bajo los parámetros de una fuerte colaboración e intercambio informativo.
Antes de los comicios presidenciales en México, el 2 de julio, ambos mandatarios se reunirán en este país en un acto que sellará el término de la era Zedillo-Clinton.
En el conflictivo tema del combate al narcotráfico, Albright destacó que "el nivel de cooperación (de México) ha sido excelente".
Su reconocimiento a los esfuerzos del gobierno mexicano por combatir a los poderosos carteles del narcotráfico, que suministran desde este país el 50 por ciento de las drogas que se consumen en Estados Unidos, fue interpretado como una tácita certificación.
"Que se escuche bien lo que digo: (…) los mexicanos ven el problema de las drogas con la misma seriedad que nosotros, porque se trata de algo que socaba nuestras sociedades y es un asunto común", afirmó Albright, quien subrayó que su combate no debe verse como un enfrentamiento entre mexicanos y estadounidenses.
Según estudios de la Oficina Nacional para la Política Antidrogas de Estados Unidos, México podría desplazar a Colombia del primer lugar en producción, tráfico y distribución de heroína en América Latina.
Green rechazó que la estrategia contra el narcotráfico haya fracasado y destacó el equipamiento de los cuerpos policiales, así como el fortalecimiento de su capacidad de acción.
Para descartar fricciones innecesarias en ese terreno, Green pidió a Albright actuar sin "sorpresas", en alusión a uno de los mayores golpes dados por Washington al lavado de dinero internacional.
En mayo de 1998, el gobierno de Clinton reveló los resultados de la llamada Operación Casablanca, que se extendió hasta México y permitió el arresto de 167 personas y la confiscación de más de cien millones de dólares.
"Todos estos asuntos se pueden arreglar entre buenos amigos", apuntó Albright y destacó que "la historia reconocerá este periodo como un punto de inflexión" en las relaciones bilaterales.
Albright recibió un planteamiento del gobierno mexicano para disminuir la violencia que ejercen autoridades de Estados Unidos en contra de mexicanos que intentan cruzar la frontera en busca de trabajo. Según datos oficiales, más de 300.000 personas lo intentan cada año.
La propuesta, que plantea fórmulas para concluir los casos que permanecen abiertos en Estados Unidos, sobre violaciones de los derechos humanos de ciudadanos mexicanos, recibirá respuesta en febrero próximo, anunció Albright.
Los dos países, que junto con Canadá son socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), mantienen un diferendo por la decisión estadounidense de retrasar la apertura de su frontera a transportistas mexicanos.
El caso, definido en México como violatorio de las disposiciones del TLCAN, será dirimido a mediados de este año por un órgano de solución de diferencias.
Sectores políticos y económicos mexicanos sostienen que el gobierno de Zedillo está dejando pasar demasiado tiempo sin tomar las medidas necesarias para proteger los intereses del sector, que transporta 90 por ciento de los productos nacionales que se comercializan en Estados Unidos. (FIN/IPS/pf/ag/ip/00
