Los sistemas de tratamiento de aguas servidas utilizados en la rehabilitación de áreas costeras en Brasil y Chile se han convertido en una de las alternativas para la descontaminación de la bahía de Panamá.
Así lo confirmó a IPS la presidenta de la comisión de Desarrollo Urbano del Municipio de Panamá, Astrid Wolf, tras reconocer que la alta contaminación marina en el litoral del océano Pacífico representa un gran reto ecológico para los panameños.
Wolf manifestó que la cámara inmobiliaria estudia una propuesta de un consorcio brasileño para el desarrollo del proceso de tratamiento de afluentes en pozos profundos, en forma aeróbica, antes de que sus aguas sean vertidas al mar.
Carlos Laucevicius, director de la empresa brasileña Grauna, explicó que el sistema, aplicado con éxito en Brasil y Chile, permitiría la descarga de los ríos en colectores o galerías de aguas pluviales, sin crear problemas sanitarios.
Wolf reconoció que el principal obstáculo para la descontaminación de la Bahía ha sido su elevado costo, estimado en 600 millones de dólares, pero opinó que los colectores de aguas servidas representan una solución intermedia y barata, que merece ser estudiada y discutida por el gobierno.
Un informe presentado por el investigador panameño Luis D'Croz reveló que el vertiginoso crecimiento urbano en los distritos de Panamá y San Miguelito, cuya población supera en conjunto un millón de habitantes, genera una descarga de 575.000 metros cúbicos de aguas servidas por día.
Precisó que algunos ríos que atraviesan la capital panameña, como Curundú, Matasnillo, Matías Hernández y Juan Díaz, se han convertido en alcantarillas abiertas que reciben grandes volúmenes de desperdicios, entre ellos residuos de pintura, diesel y detergentes, cuyo destino final es el mar.
En las desembocaduras de algunos de esos afluentes, el número de bacterias coliformes fecales superan las 200.000 por 100 mililitros de agua.
Estudios oficiales revelan que al quedar sujeta al proceso natural de putrefacción microbiana, la inmensa carga de materia orgánica consume anualmente alrededor de 20.000 toneladas de oxígeno en las aguas de la bahía de Panamá.
Ese hecho ha tenido impacto directo en la diversidad de las especies de la fauna marina, que se ha reducido a unas cuantas especies sin valor comercial.
El problema motivó la última gira al exterior del alcalde de la ciudad de Panamá, Juan Navarro, en procura de apoyo financiero y técnico para rehabilitar zonas costeras urbanas que en la década de 1940 fueron excelentes balnearios.
Sin embargo, debido a sus elevados costos, el proyecto para el rescate de la bahía tiene que ser sometido a licitación pública.
D'Croz afirmó que una respuesta tardía al problema ambiental empeorará los niveles de contaminación, como los fuertes olores nauseabundos que son percibidos en las áreas residenciales próximas al malecón de la avenida Balboa.
Una investigación realizada por la Universidad de Panamá confirmó que de cada litro de agua consumida en la capital, 80 por ciento (800 mililitros) se convierte en aguas servidas que van a dar al mar sin ningún tratamiento previo.
Es imprescindible adoptar medidas para evitar que los ríos que atraviesan la capital sean vehículos de la grave contaminación marina, destacó D'Croz.
Agregó que la descontaminación del río Támesis, en Londres, es un ejemplo de que es posible recuperar áreas degradadas a través del adecuado planeamiento y del uso de tecnologías de protección ambiental.
Grupos ecologistas intensificaron en los últimos años sus programas de limpieza en las playas cercanas, que contribuyó a mejorar el entorno urbano, pero la generación de basura continúa en aumento.
Entre las alternativas para el rescate de la bahía de Panamá figura el establecimiento de plantas de tratamiento de aguas residuales y la instalación de colectores a cierta distancia de la costa, para permitir su dispersión y disolución en el océano Pacífico.
Al respecto, Wolf precisó que el concejo municipal convocará a fines de este mes a todos los organismos dedicados a velar por el ambiente, con el propósito de definir una estrategia de carácter integral.
La concejal apeló al esfuerzo conjunto de la sociedad civil para lograr que la bahía de Panamá recupere su antiguo esplendor y deje de ser una cloaca inmunda, que pone en riesgo la salud de los panameños. (Fin/IPS/dc/dm/en/00