CUBA-EEUU: Castro alegó que un complot impidió su viaje a Seattle

La III Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) comenzó hoy en Estados Unidos sin la presencia del presidente de Cuba, Fidel Castro, quien afirmó que existía un complot en su contra apoyado por autoridades estadounidenses.

Castro había sido invitado por instituciones académicas, empresarios, legisladores y congresistas (estatales y federales) a la reunión de la OMC, que se lleva a cabo en la ciudad noroccidental estadounidense de Seattle.

El mandatario cubano explicó que tenía la certeza de que el Departamento de Estado de Estados Unidos no le concedería una visa para ingresar a ese país, y que por lo tanto no se molestó en solicitarla, pese a que "deseaba" viajar a Seattle y estaba "prácticamente decidido" a hacerlo.

"No quería ser sometido a esa humillación", señaló el presidente en una carta dirigida al representante por el Estado de Washington Jim McDermott, principal patrocinador de su viaje a Seattle.

Castro aseguró que "era incuestionable el complot que con el apoyo del Departamento de Estado se llevaba a cabo" en contra de su viaje.

El texto completo de la carta del presidente a McDermott fue difundido en la noche del lunes en el principal programa de noticias de la televisión estatal cubana, poco después de que partiera hacia Seattle la delegación de Cuba, encabezada por el canciller Felipe Pérez Roque.

La mayoría de los habitantes de la isla se enteraron en esa ocasión de que grupos del exilio cubano en Estados Unidos pretenden que Castro sea arrestado bajo la acusación de asesinato, y esperaban aprovechar su visita a Seattle para lograrlo.

La acusación se refiere a lo ocurrido en febrero de 1996, cuando las Fuerzas Aéreas de Cuba derribaron a dos aviones de Hermanos al Rescate, una organización de exiliados cubanos en Estados Unidos, que según el gobierno de Cuba violaron el espacio aéreo de la isla para arrojar materiales de propaganda.

En esa ocasión murieron tres personas que viajaban en los aviones derribados.

Lincoln Díaz Balart, legislador por el estado sudoriental estadounidense de Florida, escribió a 100 fiscales federales y 2.900 estatales de Estados Unidos, alegando que cualquiera de ellos tiene la autoridad necesaria para condenar a Castro por haber derribado a los aviones.

"Exijo con todo respeto que hagan todo lo necesario para que Fidel Castro sea acusado, arrestado y juzgado en Estados Unidos por el asesinato de Armando Alejandre, Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales", rezaba la carta.

El mandatario cubano acusó a "la mafia terrorista de Miami" de estar siempre deseosa de "provocar un sangriento conflicto armado entre Cuba y Estados Unidos, que en este caso sería inevitable consecuencia de cualquier intento" de retenerle por la fuerza en Seattle.

Según Castro, el "primer combate se produciría, muy a nuestro pesar, en esa pacífica, culta y hospitalaria ciudad, en el instante mismo en que, con viles y groseras calumnias, autoridades norteamericanas trataran de arrestarme traicioneramente en Seattle".

Esa ciudad de 600.000 habitantes será escenario hasta este viernes de la reunión de representantes de 135 gobiernos, en cuya agenda está incluido el lanzamiento de una ronda de negociaciones para liberalizar más el comercio mundial.

El debate sobre las cuestiones que se discutirán en la reunión de la OMC es tan intenso que algunos diplomáticos señalaron que quizá deban prolongar su estadía en Seattle para no volver a sus países con las manos vacías.

Miles de representantes de organizaciones no gubernamentales se encuentran también en Seattle para protestar contra los perjuicios que, según afirman, han causado la liberalización del comercio y la globalización de la economía a las fábricas, granjas y hogares de sus países.

Según las autoridades cubanas, "el libre comercio, la desregulación financiera (y) la transnacionalización son conceptos que suenan bien, pero no pueden ser aplicados en un mundo injusto y desigual sin profundas y extensas medidas de compensación".

Cuba defiende el trato preferencial para los productos de los países en desarrollo, la búsqueda de una solución a la deuda externa, el aumento de la asistencia al desarrollo y el cese de los condicionamientos políticos que se imponen para acceder a créditos.

"Tengo mucho para decir sobre este orden mundial. Me gustaría ir al corazón del imperio y hablar en favor de los 4.500 millones de pobres del mundo", había declarado Castro la semana pasada a periodistas japoneses en La Habana.

El presidente cubano aseguró en su carta a McDermott que la posibilidad de reunirse en Seatle con estudiantes, profesionales especializados y académicos para "debatir a fondo problemas cruciales de nuestra época" le resultaba aun más atractiva que la participación en la reunión de la OMC.

"Pero yo no podía viajar a territorio norteamericano si los voceros oficiales del gobierno declaraban la visita 'inapropiada', o, peor aun, participaban conscientemente de una gran provocación en Seattle", explicó.

La delegación de Cuba a la reunión de Seattle es presidida por el canciller Pérez Roque, y la integran también el ministro de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, el jefe de la Oficina de Intereses en Washington, Fernando Ramírez de Estenoz, y el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, Hassan Pérez.

También viajó a Seattle gran parte de los funcionarios de seguridad y comunicaciones que han acompañado a Castro "en los más arriesgados viajes al exterior", para apoyar y proteger a la delegación "contra cualquier provocación o agresión física de la mafia terrorista cubano-americana". (FIN/IPS/pg/mp/ip if/99

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