La violencia que vive Colombia, la caída de los precios internacionales de algunos productos y la carencia de una política agraria integral son los factores que dificultan la reactivación del sector en este año.
Las proyecciones preliminares indican que el desempeño económico fue menos malo entre julio y septiembre que en el primer semestre del año, cuando hubo una caída de 6,6 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero los analistas coinciden que el crecimiento no provendrá de la agricultura.
En este segundo semestre hay factores positivos, como el precio internacional del petróleo, que debe mantenerse sobre los 22 dólares por barril, una tasa de cambio estable y medidas de protección a la producción, indicó el privado Centro de Estudios Agropecuarios.
Pero otros, como el bajo precio del café, que está alrededor de dos dólares el kilogramo y la caída de otros productos agropecuarios de exportación como el banano y el azúcar, afectarán la recuperación.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Fernando Devis, señaló al conflicto interno como otro de los factores que está afectando el desempeño del sector.
En el primer semestre de este año fueron desplazados de sus hogares 48.000 campesinos a causa de la violencia, según el no gubernamental Centro de Educación y Cultura Popular (CINEP).
Así mismo, cada mes de guerra causa la muerte de 500 personas en promedio, 60 por ciento de las cuales son campesinos, hacendados o personas que tienen alguna relación con el campo.
Informes de organismos de seguridad indican que cada año son secuestradas cerca de 2.000 personas, 40 por ciento de ellas ganaderos, agricultores o campesinos.
Muchos ganaderos que se fueron a las ciudades para evitar ser extorsionados por los grupos armados se encuentran arruinados porque no pueden vender sus propiedades ni regresar a ellas, dijo a IPS una fuente de la Federación Nacional de Ganaderos que pidió el anonimato por razones de seguridad.
El narcotráfico, es otro factor que ha incidido en la crisis del sector agrícola, acelerando los procesos de cambio en la estructura de la tenencia de la tierra, dijo a IPS Ricardo Vargas, de Acción Andina, que investiga el tema en la subregión.
Los jefes de los carteles de la droga han estimulado, junto a ganaderos, inversionistas y agricultores comerciales, la creación "de ejércitos privados que se presentan ante la opinión pública como 'autodefensas' frente a los desmanes de la guerrilla", afirmó el experto.
Su actuación constituye un "mecanismo de expropiación violenta ejercido sobre campesinos, indígenas y colonos", que son desplazados de sus tierras en regiones altamente productivas.
Unas 30.000 familias de pequeños agricultores y antiguos colonos se dedican a sembrar coca en lugar de maíz, frijol, cebada o trigo, que fueron desplazados por importaciones, revela un estudio sobre estrategias de desarrollo del investigador Darío Fajardo.
Según cifras de la Sociedad de Agricultores de Colombia, durante los gobiernos de Cesar Gaviria (1990-94) y Ernesto Samper (1994-98), las importaciones agrícolas pasaron de 1,2 millones de toneladas a 5,4 millones, a causa de la apertura económica.
Esta política aperturista sumada a la violencia han llevado al campesino a un "empobrecimiento progresivo", comentó el presidente de la Conferencia Episcopal, Alberto Giraldo.
Cifras de la Federación de Ganaderos de Antioquia, un departamento del noroeste del país, indican que en el campo habitan 12 millones de personas, de los cuales 27 por ciento se encuentran en situación de pobreza y el 31 por ciento en extrema pobreza.
El ministro de Agricultura, Rodrigo Villalba, presentó al Congreso un proyecto de Reforma Agraria, que procura aumentar la competitividad mediante un subsidio integral para los campesinos, facilidades de crédito, expropiación de las tierras en poder del narcotráfico y atención a los desplazados por la violencia. (FIN/IPS/yf/ag/dv/99
